sábado, 28 de agosto de 2010

Capote # 25

Volviendo a Capote # 25, pero esta vez en el barrio o la calle, podemos decir que nuestra casa estaba situada entre las calles de Pío Rosado y Cisneros, en esa acera, comenzando por la calle Cisneros, estaba la casa de Iraís Acuña y Armando Amargós, allí vivían Walter, Gretel, Nelson, Lincoln y Franklin, la casa de los Amargós era de madera, con una sala amplia, un piso de losetas bien pulidas y un patio central de cemento lleno de matas de flores, al lado de la casa de los Amargós, estaba la casa de Ester Yasell (Pupa) y Ché Selva, esta era otra casa de madera, con piso de madera y un patio central lleno de jaulas de pajaritos exóticos y flores, le seguía un pasillo que era de la casa de Juan Morales donde también vivían Miguel, Sonia Yuyu y Ana Ibis, era una casa moderna de mampostería con dos columnas en el centro que dividían el comedor y la sala, luego le seguía un amplio corredor y al frente estaban las habitaciones, la cocina y el baño, en la parte de atrás un amplio patio. Le seguía la casa de Enedina Palacios que era la mamá de Hubel, (Nene), Glámides y Guido, el papá era Conrado Tamayo y en esta casa también vivía Balolo un señor que era carpintero, una señora que se llamaba Leonor y un señor que le decian el Cura, era una casa parecida a la nuestra de estilo colonial antigua, después nuestra casa, tipo colonial antigua que ya la hemos descrito en el articulo Capote # 25, luego seguía la casa de Teresina que era un conjunto de nuestra casa, también allí vivían Gaudencio y Visitación, hijos de Teresina, después venia una larga pared de ladrillos que terminaba en la nave del garaje del Gallego Álvarez con la esquina de Pío Rosado.


Por el frente de nuestra casa y comenzando en la esquina de Cisneros estaba la venduta (en Cuba, tienda o puesto de verduras y abarrotes) de La Mexicana, la dueña se llamaba Teresa, y su esposo era Rafael Milanes que vivían detrás de la tienda junto con sus hijos Rafaelito y Albanery. A lado de la venduta La Mexicana estaba el bar La Enramada, propiedad de Rafael Milanés. Luego estaba la carpintería de Chú, la carpintería de Chú. Era una nave de madera inclinada por el peso de los años, en un cuarto que había en la carpintería vivía Chú y frecuentemente se formaban fiestas al compás de guitarras y violines o juegos de domino, donde también se mataba un chivo o un lechón para amenizar la fiesta, la carpintería de Chú para mi tiene un recuerdo muy especial, pues era allí donde yo pasaba la mayor parte del tiempo de ocio mirando trabajar los carpinteros o recogiendo trocitos de madera para preparar mis juegos o atizar la candela en el anafre del patio de mi casa.

Luego venia la barbería de Carlitos, era un salón de mampostería y placa y allí recuerdo haber dejado el recorte de mis cabellos cuando era niño, después estaba la casa de Juanica e Isolina Pavón, Isolina hacia muñecas de trapo para la venta, también vivía el Manco que era un matarife del Matadero Municipal y siempre traía una faja llena de filosos cuchillos, el Manco era también criador de perros y de gallos de pelea los que cuidaba y preparaba para los combates dominicales en el Club Gallístico Bayamo o la Valla La Victoria, la Valla La Victoria tenia peleas de gallos los martes y los jueves y la asistencia era bien nutrida siempre en los dos lugares, principalmente venían campesinos de los alrededores de Bayamo. Isolina solía dar sesiones espiritistas de cordón los miércoles en la noche, Juanica era la mamá de Niní, Rubén, las mellizas y otras mellizas más pequeñas, Niní y las mellizas mayores se encargaban de limpiar las lecheras de leche que Hugo Vergara (un primo de mi mamá) traía de una finca que tenia arrendada en el Almirante, en esos menesteres yo solía ser también su ayudante, la casa de Juanica era de ladrillos sin repellar y piso de tierra y en el patio se veían las jaulas de gallos y los perros que el Manco tenia. El Manco había perdido la mano en una pesquería usando bombas de dinamita y una de las bombas le explotó en la mano, esta práctica de la pesquería con bombas estaba prohibida en el río Bayamo pues en ese tipo de pesca se mataban los peces grandes y pequeños resultando nocivo para la naturaleza.

Luego venia la casa de Juan Francisco Arjona, una edificación de ladrillos y columnas sin techo al frente, en el patio de esta casa estaban las colmenas de abejas, allí vivían Chirín, Pedrito, Charito, Dania, Carmen, Altagracia, Melba y Catatuco. En el patio de esta casa había una mata de naranjas, una mata de mangos y otras mas de frutas y flores que contribuían a dar materia prima a las abejas para su laboriosos trabajo de producir la miel y los pañales, le seguía la casa de Rosarito y su hija Gloria González, era una casa con el frente muy moderno y en su interior brillaban los pisos, también en el patio había jaulas de pajaritos y árboles frutales, luego estaba la casa de Ambrosia Oduardo, mi madrina, allí vivían Lola, Dalila, Perrucho y Arnaldo, también recuerdo cuando allí vivían Fengue Tulita y Ramón Zamora, mi padrino, el frente de la casa era de ladrillos hasta dos metros aproximadamente y de allí continuaba con maderas de tabloncillos hasta el techo, el piso era de losetas bien pulidas con un amplio corredor al fondo, el techo sujeto con columnas de tubos de acero de dos pulgadas donde yo solía balancearme y jugar a mi antojo, en el patio un árbol de mamones y otro de mangos (en Cuba y otros países se usa la palabra MATA para nombrar un árbol, la mata de mangos, la mata de mamones, la mata de tamarindos, la mata de güira), hago esta aclaración ya que en curso del escrito puedo hacer alusión a una mata, especialmente a las de este patio, donde con el permiso de mi madrina podíamos entrar y coger un mango o un mamón, pero que deliciosos eran los mangos que nos robábamos a través de la cerca del callejón de los chinos que vendían pescado o hacían barquillos para helados, pues además de robárnoslos estaba la emoción de que no nos descubrieran en la maldad del hurto, sigamos con la descripción de la calle y no entremos en detalles todavía sobre el hurto de los mangos.

Luego venia la casa de las mellizas, pues así se les llamaba, éstas eran las hijas de Toñe Argote (El Buey de Oro) como el mismo se hacía llamar cuando se montaba en su caballo. Es de notar que en esa época el uso de caballos para venir al pueblo era muy popular, la casa de las mellizas era de ladrillos con piso de losetas y allí Vivian Yolanda, Ana, Miriam su hija, las mellizas, Nene, Luis, Cholo, Emma, Hilda, Blanca. Luis tenía un camión de reparto de galletas y semanalmente daba dos viajes a Holguín para traer directamente de la fábrica los tanques de galletas, cuando Luis llegaba de Holguín se reunía un grupo de muchachos para ayudarle a bajar los tanque de galletas del camión pagándoles un generoso salario de 5 centavos por el trabajo a cada uno, aunque el sueldo no pareciera bueno los muchachos nos disputábamos el escalafón para bajar los tanque de galleta del camión. En el patio había una mata de cocos bien alta y esta casa se colindaba con la casa de Ambrosia por medio de una puerta en el pasillo, lo que permitía los juegos de lotería clandestinos en el pasillo de la casa de Ambrosia, o la casa de las mellizas, si por casualidad llegaba Toñe Argote, el desparramo de gente que salía por la puerta de la casa de Ambrosia era de notar. En la casa de Ambrosia había un radio montado en una mesa con un dial que se le daba vuelta por medio de una manivela, en ese radio escuche yo el entierro de Chivás narrado por Germán Pineli en vivo y directo desde La Habana. Después de la casa de las mellizas venia la casa de Paco Chávez que también era de madera de tabloncillo, allí Vivian Antonia, Saulo, Jacinta, Omar, Xiomara Ququi, Martha la hija de Aleida. Luego en la casa de al lado una casita donde vivía el Jefe de Estación del Ferrocarril de Bayamo con su esposa Gisela y dos perritos, este matrimonio vino de Santiago de Cuba y era muy querido en el barrio, y por ultimo en la misma edificación de madera estaba la tienda de Alipio, que anteriormente había sido de unos chinos, uno de ellos llamado Mabay, la tienda de Alipio tenía un portal grande con piso de cemento pulido y frío, en los días de verano, (cuando Emilio vendía anoncillos en aquel portal yo recuerdo cuando compraba a un centavo el mazo que podía contener mas de cien anoncillos, y pensar que el sábado pasado yo pague un dólar por 10 anoncillos o quenepas en el mercado de los Gigantes.) Yo recuerdo cómo me recostaba de espalda para sentir el frío del piso de cemento. Véase la diferencia cuando usamos los nombres de La Tienda de Alipio, La Venduta de La Mexicana o el Kiosco del Rubio, pues en el curso del escrito estos nombres se van a repetir muchas veces.

Hasta aquí hemos descrito solamente nuestra cuadra, la que comprendía desde la calle Pío Rosado hasta la calle Cisneros, pero vamos a recordar mas de nuestro barrio, de esa calle Capote desde la calle Martí hasta la línea del Ferrocarril.

Vamos a describir mas, pues esto hace que recordemos, o la crítica de nuestros lectores dominicales nos hagan recapacitar y corregir nuestras ideas, sigamos con la calle Capote crucemos la calle de Pío Rosado, siguiendo por el frente del garaje del Gallego Álvarez, (GALLEGO en Cuba es una palabra de uso frecuente para nombrar a un español, no importa si vino de Madrid, de Sevilla, de Granada o de Galicia para nosotros todos los españoles eran gallegos, excepto los que vinieron de las Islas Canarias que se les decía isleños o canarios). Bueno en el frente al cruzar la calle estaba el Kiosco del Rubio, curiosamente el Rubio era gallego y todos los conocíamos por el Rubio, lo recuerdo siempre con un kepi hecho de papel de añafé y un lápiz amarillo terciado en la oreja derecha, el Kiosco del Rubio estaba en la esquina de un solar, detrás del kiosco estaban las casas de las familias Quesadas y en una de ellas también vivía el Rubio que era casado con una de las Quesadas, en el frente a estas casas quedaba un amplio solar donde los chicos solíamos practicar algún juego, que podía ser trompo, juegos de bolas de cristal o canicas, peregrinas, o algún juego fácil y que no fuera a interrumpir con la tranquilidad del barrio, después del solar estaban los salones de billar y un bar propiedad de uno de los Quesada también. En este bar se formaban frecuentes peleas entre hombres y algunas veces entre mujeres también, pero la que más recuerdo fue un día que el Manco se fajo con otro hombre dentro del billar y salió al bar mientras el otro hombre trataba de huir debido a la fuerza del Manco, el manco tiro un peseta en el mostrador y pidió una cerveza Hatuey sin abrir la botella, se planto en medio de la calle y le dijo al hombre "mira lo que hacen los hombres" y se reventó la botella de cerveza en la cabeza, todavía tengo aquel momento en mi mente cuando veía como pedazos de vidrio con cerveza y sangre rodaban por el cuerpo del Manco que con una sonrisa salió de allí como un héroe triunfante.

Si cruzamos la calle de Santa Lucia tenemos la casa de Antonia Urquiza y Pare Vega, al lado está la famosa dulcería VEGA , desde las 4 de mañana están saliendo a la calle los repartidores de pasteles con el famoso cuño VEGA es allí también donde se confeccionan las rosquitas de 8 los matahambre, los suspiros, los mantecaditos, las yemitas, y muchos otros dulces bayameses que son vendidos en las estaciones de ómnibus y de trenes y en cada casa por donde pasan los vendedores uno de ellos el más famoso lo fue TATI el que todavía recordamos. Otro que solo vendía pasteles fue el conocido CALIENTE, que con una voz ronca desde muy temprano ya anunciaba su pastales, también en la dulcería de VEGA para el día de Noche Buena se asaban cerdos que se vendían en pedazos a la población para que fuera motivos de celebración de ese día.

Al cruzar la calle Juan Clemente Zenea estaba el taller de Martillo de Oro, era un taller de chapistería y los carros que en esa época tenían un accidente la carrocería era de un metal pesado que Martillo de Oro se encargaba de dejar como nuevo, el precio que cobraba le daba crédito a su sobre nombre, luego venia otra casa y después la casa de Tito el Palmero el padre de Perungo muy conocido por las cometas que vendían allí y por haber sido campeón de unas competencia de resistencia de bicicleta en el parquecito Maceo Osorio de Bayamo donde estuvo 3 días consecutivos dándole vueltas al parquecito. El fatídico día 21 de octubre Perungo fue uno de los 21 que aparecieron muertos en Bayamo y sus alrededores. Luego había dos casas mas y en la esquina estaba la casa de Marvelia y Pepe Pla donde también vivían su mama Virgina y su abuela materna después venia la calle Pizarro y más adelante EL CAMPITO nuestro vasto territorio de juegos y el patio y la plazoleta del ferrocarril.

Nos situamos de nuevo en el frente de la tienda de Alipio y cruzamos nuevamente la calle Pío Rosado allí nos queda el Bar de Emma Selva y Manolito, el bar tenía un mostrador amplio de madera negra con un bisel hacia el lado de los clientes, detrás había un refrigerador a todo lo largo muy bien surtido de bebidas en su interior y en la parte superior donde no faltaba nada para satisfacer el buen gusto de un cliente de ocasión o consuetudinario, en el salón había una victrola o traganíqueles que siempre sonaba alimentada por las monedas de un nostálgico bebedor, en la barra o mostrador había varias banquetas de hierro y madera dura y en el salón mesas con sillas, en la parte de atrás del bar estaba la casa de Emma y Manolito donde también vivía la hija de ambos Emmita. Al terminar la casa de Emma había un solar lleno de matas de frutas que eran la delicia de los chicos del barrio, En el centro de este solar había una casa de guano pero que yo recuerde no estaba habitada. Luego se cruzaba Santa Lucia hasta Zenea pues allí no había casas frontales, después varias casas en una de ellas vivía un amigo mío llamado William que era Boy Scout, también en esas casas vivía una amiga de nombre Gladis y otro amigo de apellido Pizarro después la calle Pizarro y mas allá el Campito y patio del Ferrocarril.

Si nos situamos frente a la casa de los Amargós, cruzamos la calle Cisneros, allí vemos la panadería de Panchito Selva Cisneros. El 15 de Junio de 1886 era su nombre, pero todos la conocían por la panadería de Panchito o la panadería de SELVA, era una construcción colonial más moderna, es posible que posterior al incendio de Bayamo que fue en el 1868 en la nave principal estaba una tienda de abarrotes donde se vendía de todo lo necesario para la cocina de una casa, pero desde las 4 de la mañana, allí se vendía el pan caliente, acabado de sacar del horno, pan de agua, pan polaco, pan de huevo, pan de molde, hogazas, galletas, panes para restaurantes, panes para emparedados, pan de gloria, pan de bocaditos, en fin las diferentes clases de panes necesarios en una ciudad salían de aquella panadería y muy especialmente el día 13 de junio el famoso pan de San Antonio que generosamente la panadería donaba a la Iglesia de Bayamo para repartir a sus feligreses. Fue en aquella panadería donde yo di mis primeras clases de hornero con la ayuda de Wilfredo Selva (Niño), recientemente fallecido en la ciudad de Elizabeth en New Jersey, fue allí también cuando ocultos en las sombras de la noche un grupo de chicos entrábamos al patio de panadería a recoger pedazos de galletas en los tanque de galletas que esperaban ser llenados para repartir al día siguiente, después de la panadería estaba la cochera donde se guardaban los carros y los caballos de repartir el pan y las galletas a los centros distribuidores, eran dos carros cuadrados de metal pintados de verde con un letrero de la panadería Selva, después le seguía el almacén de la harina que era una moderna construcción al lado de la casa de Armando Selva que también era una casa moderna, luego venia la casa de Panchito Selva que era una casa colonial con patio interior lleno de jardines, allí también vivía Tulita, Yolanda y Aurora hijas de Panchito y otras personas más, creo que Wilfredito Selva y Nivia que eran hijos de Niño Selva. Después estaba la casa de Diego Selva que también era una casa tipo colonial, después estaba la casa de Fernando del Monte, después la casa de Balín el dueño del Hotel Balín, esta era una casa moderna, después estaba la casa de María Lola Reyes, donde yo aprendí la cartilla, mis primera letras, los números, las tablas de sumar, de restar, de multiplicar, y por último las de dividir, y varios reglazos y castigos, forma muy común de enseñanza en nuestros tiempos cuando no existían sicólogos ni siquiatras, y cuando el pan del saber se comía a fuerza de golpes y lagrimas, no me estoy quejando de haber aprendido de esa forma fue una época que todos debemos de recordar, cuando un maestro tenia la autoridad y el buen deseo de que nosotros aprendiéramos, María Lola, agradecemos lo que hiciste por nosotros en esos momentos, cuando cargábamos nuestro banquito de cedro y cuero de chivo para tener un espacio en tus aulas, después de la casa de Lola Reyes estaba la casa de Oscar Vidal y su esposa Angelita en una casa moderna de construcción Art Deco allí vivían la hija mayor Vilma , Oscarito, Olivia, y Monina, luego de la casa de Vidal estaba la tienda del chino William que hacia esquina a la calle Martí, William después se convirtió en un diestro fotógrafo y dejo la tienda a otro chino de nombre Antonio que también se inclino en la fotografía pero sin abandonar la tienda de la esquina de Martí y Capote.

Ahora nos situamos de nuevo frente a La Mexicana y haciendo esquina con Cisneros y Capote estaba la cochera y el almacén de leña para los hornos de la panadería de Selva (había dos hornos), allí bajo techo se guardaban cuatro coches que eran propiedad de Sergio Selva, en la parte de atrás había un establo para los caballos y a todo el derredor de la cochera se amontonaba en correcta formación la leña que daría el fuego en los hornos de la panadearía, después de la cochera, venia la casa más temida del barrio por los chicos, la casa de Noelia Ross que era la enfermera del barrio, la que inyectaba, allí vivían Nando, Chiqui y Acacia Selva, también Luis un señor que le faltaba el brazo derecho o lo tenía atrofiado, la casa de Noelia era de estilo moderno, después estaba la casa de Miguel Selva, que era una casa colonial con una largo patio lleno de jaulas de pajaritos, después estaba la casa de Leo que vivía Tony y el mudito que trabajo en el telégrafo, después la casa de una señora que trabajaba en la Nestlé, después un garaje de motores Harley Davinson y después estaba la Pollera de Miguel Selva donde se vendían pollitos, pajaritos, conejos, curieles y otros animales domésticos y ahora nos damos cuenta que esto era el primer Pet-Shop de nuestro pueblo, allí en ese lugar pasaba yo mis ratos de ocios, (¿y todavía me quedaban ratos de ocios a mi?), después de la pollera estaba la Casa Singer donde se vendían maquinas de coser y repuestos para las maquinas Singer, seguidamente estaba la casa de Benjamín el que tenia la venduta frente a los colegios públicos, es de recordar que estas dos casas tenían la acera del frente hecha de cuadritos de 2 pulgadas y patinar en esta acera era un reto para los chicos pues producía una vibración tremenda en el cuerpo y una bulla que no era soportable por los vecinos, después estaba la casa de los Fonseca que el frente estaba por la calle Martí.

Hasta aquí llega mi relato de la calle Capote, he tratado de llevarles a ustedes mis recuerdos de una calle que recorría día a día, en juegos, idas y venidas a la escuela, o la imprenta donde trabajaba mi papá, o mis escapadas al parque, o al campito, una calle que para mí no se olvida entre los recuerdos de mi Bayamo querido, pero voy a extenderme más en estas calles de mi barrio pues la calle Cisneros era uno de los centros de juegos y atracciones que visitábamos diariamente.

Doblemos por La Mexicana y nos topamos con un patio lleno de botellas que era producto de las transacciones de aquella época y que pacientemente esperaban que llegaran los carreros a recogerlas, luego estaban los garajes Gildo Sabater y seguidamente la casa de Ñica García y de Carmen Peix, frente a estas casas la carpintería de Zenen donde también trabajaba Félix, en esa carpintería también yo derrochaba mi tiempo viendo como se confeccionaba un mueble o una puerta en fin mi curiosidad siempre estaba latente. Después estaba la casa donde naciera nuestro ilustre patriota José Joaquín Palma y siempre era motivo de veneración el pasar por su frente, al frente de esta casa estaba el solar de Francisco con sus matas de limones, naranjas mangos y otras frutas, pero lo más importante filas de cajas de colmenas de abejas que laboriosamente producían miel, cera, jalea real y otros productos, después estaba el callejón de Ulises, el Zar de la Cal, Masilla y Mezcla, después estaba el patio de la casa de Panchita Sueiro con un portón de bronce que al más mínimo golpe sonaba como una campana, es de notar que en las noches los chicos veníamos hasta este portón a tirarle piedras para hacerlo sonar, esas era una de nuestras maldades, en este patio había también una lechería donde por las mañanas se expendía la leche que era traída de la finca de los Sueiros, seguidamente venia la casa de Fernando Cruz y su esposa donde también vivía Cely y su hermano Fernandito después estaba la casa de Panchita Sueiro, luego la casa de Clemente Rodríguez (dueño del restaurante El Nacional) y Calila su esposa donde también vivían Silvia, Tiburcio y Sergio, después una familia de apellido Surós que tenían un carro VW y como 8 hijos y todos cabían en el carrito y en la esquina esta la Zapatería Corona que era una zapatería donde también vendían artículos para pulir calzados y se confeccionaban calzados finos a la medida, al frente de todas estas casas estaba la tapia de los colegios públicos que antiguamente estaba formada por rejas de hierro terminadas en punta, luego estas rejas fueron retiradas y se levanto un muro de ladrillos de 3 metros de alto completo a todo lo largo de la calle Cisneros.

Pero volvamos a la calle Cisneros frente al solar de Francisco, primeramente les diré que la calle no tenia bordillos y era de tierra por lo tanto el ancho de la calle era bastante considerable y frente al solar de Francisco era donde formábamos la olla de la cambuca o cambumbia, como quieran llamarle, para los que no se recuerdan de la cambuca era una trozo de madera terminado en punta por las dos lados de aproximadamente 4 pulgadas este se situaba en una olla de un metro más o menos hecha con la punta del palo, el palo debía de tener 12 pulgadas aproximadamente y se le daba un golpe en la parte de adelante esto hacía saltar la cambuca y con el mismo palo se le daba otro golpe para hacerla botar, el otro jugador podía coger la cambuca en sus manos y traerla hasta la olla y depositarla y era ganador si no la cogía tenía que tirarla desde donde había caído y decir cuántos palos le faltaba para llegar a la olla, con el mismo palo se contaba la distancia y si acertaba se le adjudicaban los tantos si no acertaba los tantos eran para el que estaba en uso de la cambuca por lo regular se jugaban a los 500 tantos o palos en realidad no se ganaba nada pero el juego era entretenido, también s jugaban a las bolas de cristal o canicas, y si había oportunidad se entraba a la calera de Ulises y se cogía un poco de cal para hacer bombas y tirarlas a los contrincantes de otros barrios, (que acaso pensaban que solo jugábamos a la cambuca).

Vamos a pasar la calle Parada y Cisneros y entremos en la tienda de Ramón el chino era un mostrador largo de madera forrado de acero galvanizado, Ramón era un chino jovial y atento devoto de Santa Barbará y San Lázaro y allí solíamos hacer algunas compras de la casa por encargo de mi mama, recuerdo haber visto en el techo colgando, lecheras, y un sinnúmero de utensilios hechos de hojalata que muchos campesinos compraban en sus frecuentes viajes al pueblo, después estaba la casa de Ramón y seguidamente la casa de Tulita González y Sebastián Fernández donde también vivían María Victoria y Basilio, en la casa de esquina vivía Noé Castellanos, al frente de Tulita vivía un sastre que era miembro de la Logia de Odd Fellows Unidos, lo recuerdo por un cartel que tenía en la puerta.

Volvamos otra vez a Cisneros y Capote al lado de la panadería vivía Juana en una casa colonial con un patio hermoso lleno de matas de frutas y flores allí recuerdo haber visto por primera vez la fruta china y las grosellas, después otra casa estilo colonial y seguidamente la casa de Cesar Surós una casa moderna donde vivían también su esposa Gloria y sus hijos Cesar, Mero, y Juan, después estaba la casa de Leovigildo Gonzales otra casa del maestro Carlos Costa y le seguía la casa de las Díaz que posteriormente fue la casa de Guerta Thenembau después la casa de Yasell y otras más hasta la calle Laberinto.

Si vamos por la acera de la casa de Amargós vemos la casa de Paco Selva, la casa de los Moragues otra casa moderna y una casa de barro que hacia esquina donde vivían los Justis, posteriormente esta casa fue demolida y se construyo una casa moderna donde vivía Lucy.

Al cruzar la calle de 7 Colores esta la fábrica de Prú de Palomino y la casa de Placido el tabaquero en la esquina, luego la casa de Tomas Estrada y Eduviges donde también vivían Enrique, Paquito, Chánguele, Carlos, Andrés y uno más pequeño que no recuerdo su nombre, después estaba la casa de Joel Lobaina y luego la de Vitico, después la de Carlos Lastres hasta allí mi recuerdo de esa calle.

De la calle Pío Rosado solo recuerdo cuando la carpintería de Chú fue trasladada a un solar al lado de la casa donde tenían el taller de bicicletas los Moragues y en el frente donde Carlitos Cayamas mataba diariamente los machos o cerdos para abastecer al barrio y los chicos nos reuníamos para contemplar el sacrificio de los cerdos, de cómo se abrían y se sacaban sus entrañas y de cómo se vendían en libras o se freían para hacer chicharrones o carne fritas, de cómo se recogía la sangre para hacer la morcilla y de cómo se limpiaban las tripas para hacer los embutidos o las longanizas, (verdad que se aprende cuando se es muchacho). También veíamos como Lencho cargaba con los volantes del cine para repartir casa por casa en todo Bayamo, luego nos íbamos al lado de Memo a ver como pulía los zapatos y como le sacaba brillo a aquellas botas que le habían traído sucias y llenas de fango o nos íbamos al garaje del frente a ver como levantaban con un gato hidráulico un carro y con chorros de agua a presión le quitaban el fango acumulado, o veníamos al garaje del gallego Álvarez para ver como reparaban un motor a un carro y ver como unas gotas de gasolina en el carburador hacían mover el motor que se estremecía en el chasis del carro cada vez que se le pisaba el acelerador. Ver, mirar y conocer, esa era nuestra tarea, en eso empleábamos el tiempo, cuando no teníamos un radio MP3, o un teléfono celular, o un Walki Talkie, ni un cámara digital, o una calculadora de bolsillo, y muchos menos una computadora donde escribir estas memorias.



romanpastor@hotmail.com

Pastor Hipólito Román Borges

hipolito-2010-08-11-22-20-00

North Bergen, New Jersey 07047

La Vega del Rio Bayamo



RECUERDOS DE MI NIÑEZ: EL RIO Y LA VEGA DEL RIO


Entre los recuerdos que atesoramos de la niñez nos viene a la mente el río de Bayamo, la vega del río Bayamo, la ceiba, la ceibita, la algarroba, la peñita, el paso de las gomas, la barranca del río detrás de la Iglesia Mayor, el bote que cruzaba a los empleados para la fábrica de quesos y mantequilla La Hacienda, la chorrera, el desvío, el lavadero de carros debajo del puente de la carretera de Bayamo a Manzanillo, ver saltar los hombres y muchachos desde el puente de hacia el río, verlos saltar desde el puente del ferrocarril hacia río, el recodo detrás del edificio de Pedro Iglesias, la estancia de los chinos detrás del Colegio Divina Pastora, los cimientos de la Warren cerca de La ceibita, la bajada del río de la calle Masó por donde desembocaban las aguas del Matadero Municipal, el camino a la ceiba lleno de arbustos de piñones, balsamillo o cundiamor y achiote, la mata de mangos a 100 metros de la ceibita donde poníamos la antena de nuestro radio galena, para escuchar las estaciones de radio locales o provinciales y degustar los deliciosos mangos a la orilla del río, o aventurarnos más y subir hasta la islita y venir con un cargamento de guayabas rojas para preparar un dulce de guayaba, o una jalea en barra, o en una tórrida mañana de temporal o ciclón ir hasta La bajada del desvío y ver como el río arrastraba casas, matas, reses, puercos y personas, y subía con una furia espantosa hasta cubrir con un mar de aguas sucias todo el vasto imperio que hemos descrito, desde allí también veíamos como el salto de agua del Guamá se destacaba en la distancia con un hilo de plata que hacia desbordar los ríos Bayamo y Guisa para limpiar las vegas y llenarlas con un manto nuevo de fertilidad, así era la furia de nuestros ríos, y tan apacibles que los veíamos en los tiempos de seca.

UN POCO DE HISTORIA DE NUESTROS RIOS

Bayamo: Río de la vertiente sur, nace al pie de un estribo de la Sierra Maestra, afluente del Cauto. Su desagüe en el Cauto se realiza un poco más abajo del lugar en donde lo hace el Cautillo.

Guamá: Río afluente del Bayamo, que nace en la Sierra Maestra. Se desprende de gran altura, formando el salto llamado Chorreón del Guamá.

Guisa: Principal afluente del río Guamá, que a su vez lo es del Bayamo. Nace en la loma de la Esperanza, estribación de la Sierra Maestra, y corre hacia el norte, regando haciendas y fincas hasta su afluente. Pasa rozando la falda de la sierra de su mismo nombre.

Como podemos ver, el río Bayamo tiene una extensión aproximada de 87 kilómetros y en su recorrido es alimentado por diversos ríos y arroyos, en esa época de 1950 el río Bayamo tenía un gran caudal de aguas que lo mantenía limpio y en constante movimiento.

MI PRIMER RECUERDO DEL RIO

El primer recuerdo que tengo del río fue cuando mi hermano Santos, me llevo a bañarnos un día allí, sería un día de mucho calor y los chicos del barrio salimos en comparsa junto a los mayores hacia el paso de las gomas o la bajada de la calle Corojo (luego Adriana del Castillo), en realidad este lugar era bueno, era el lugar preferido de las lavanderas de Bayamo para lavar sus ropas, era una chorrera baja y sin mayores problemas, allí también se lavaban los carros, pues en Bayamo no existían todavía los car-wash (época de 1946 a 1947) y el tiempo que pasamos allí fue fabuloso, al regreso mi hermano me dijo, no digas que fuimos al río, y yo pregunté, ¿esto del río, a los de calle se les puede decir?, y mi hermano me dijo si pero a los de la casa no. Esto me lo decía para que no dijera nada en la casa, ya que en la casa no nos permitían ir al río. Como yo no entendía muy bien todavía lo que me había dicho le dije, ¿pero a los de la calle se les puede decir?, sí a los de la calle si se les puede decir, me dijo mi hermano. A la hora de la comida yo dije en medio de la mesa, yo sé algo que a los de la calle se les puede decir pero a los de la casa no. Parece que nadie me escuchó. Y entonces yo lo repetí con más fuerza mirando hacia mi hermano Santos que ya estaba saliendo de la casa a todo correr como alma que lleva el Diablo. Fue entonces que mi mamá me apretó los brazos y me dijo que es lo que tú sabes que a los de la calle se le puede decir pero a los de la casa no, y entonces yo inocentemente le dije: que fuimos al río. Demás está decir que la pela o el castigo se lo dieron a mi hermano Santos cuando regresó a la casa.

La otra vez que recuerdo haber estado en el río fue con otros amigos y al estarme bañando sentí un fuerte dolor en el pie. Cuando lo levanté vi que estaba manando sangre del dedo grueso del pie derecho, casi cercenado por el fondo de una botella rota en el río. Recuerdo que me llevaron a la Casa de Socorros de la Calle Pío Rosado, allí me cosieron el dedo con 4 puntos de metal que me dolieron más que la propia herida. Al otro día ya estaba volando en fiebre y mi mamá me llevó a la consulta del Doctor Salustiano Leiva Burgos, éste me quito los puntos, me aplicó un antibiótico y me dejó que la herida sanara sin puntos. Recuerdo haber estado como dos semanas sin ponerme zapatos.

LA VEGA DEL RIO

La vega del río era toda una vasta extensión que había en las dos orillas del río, y allí había árboles frutales de todo tipo, principalmente guayabas, mangos, naranjas, limones, anoncillos y una gran variedad de árboles que se mantenían en la vega. Allí también era donde los cocheros y carretoneros llevaban a pastar sus bestias y también había vacas de algunos vecinos de la zona. Los Boy Scouts usábamos la vega del río como lugar de entrenamiento y en sus predios hacíamos campamentos nocturnos los sábados donde permanecíamos haciendo fogatas y entonando himnos hasta que ya llegaba la hora de dormir en nuestras casas de campaña.

LA CEIBA

La ceiba era posiblemente lo que nuestros ancestros llamaran el árbol del Bayam, un árbol simbólico por el cual nuestro pueblo toma su nombre según algunas leyendas, era un árbol milenario según tengo entendido, muy frondoso y sus semillas se esparcían por medio de un copo de algodón a kilómetros de distancia según las llevara el viento. Varias personas no podían abarcar su tronco en derredor y en sus raíces y tronco muchas personas practicaban ritos de santería o de magia negra, dejando muchas veces sus óvulos que otras personas con menos creencias sustraían. Estar a la sombra de la ceiba era algo sorprendente se respiraba, paz, armonía, tranquilidad, además se podía contemplar la majestuosidad de nuestro río Bayamo pues allí precisamente hacia el río su recodo. Producto de los fuegos que se le prendían en su tronco para realizar trabajos de santería este milenario árbol se vino abajo en la década del 1970.

LA CEIBITA

La ceibita estaba situada como a 300 metros de la Ceiba Mayor, era el lugar de reuniones de la Tropa numero 3 de los Boy Scouts de Bayamo, todos los sábados al medio día levantábamos el campamento en ese lugar y desde la ceibita hasta la mata de mangos extendíamos la antena de un radio Galena o un radio de Germanios, también allí hacíamos los ejercicios de nudos, salvamentos, primeros auxilios y cuanto se le pudiera enseñar a un chico para que en el futuro se convirtiera en un hombre de bien. También recolectábamos la leña para la fogata de por la noche donde siempre entonábamos cánticos de alabanzas e himnos de victoria; también en el medio de la fogata se hacían escenificaciones artísticas, o actos relacionados con el campamento, se preparaba la cocina y la comida para todos los presentes, el agua se traía del río que estaba como a 300 metros de distancia en cubos de lona, los baños eran en el río en la famosa peñita donde yo di mis primeras clases de natación obligatoria.

LA ALGARROBA

La algarroba era un árbol que estaba en un recodo como a 300 metros del desvió, era una árbol bien grande y de sus raíces los chicos nos tirábamos hacia el río directamente a una posa de mansas aguas, también desde sus ramas se extendía una soga que servía de trapecio para que nos tiráramos al río, su sombra hacia de este lugar un refugio para muchas personas que venían a disfrutar de sus aguas en días de calor. Cuando yo salí de Cuba en 1980 todavía este árbol era famoso entre los bañistas de Bayamo.

LA PEÑITA

La peñita se encontraba casi frente a la ceiba en medio del río, era un montículo de granito de aproximadamente dos metros de alto sobre el agua y por la parte de atrás se llegaba fácilmente, al frente tenía una olla de tres metros de profundidad pero también tenía un remolino de aguas lo cual resultaba peligroso para los que no sabían nadar. Cuando se salía de la olla y del remolino venía una chorrera por lo cual el bañista salía sin problemas, el remolino se formaba al pasar el agua por las paredes de la peña y formar un embudo en la salida.

También había otra peñita en la barranca del río detrás de la Iglesia Mayor de similares proporciones a la anterior en esta peñita se daban premios cuando las famosas fiestas de Reyes a los nadadores o clavadistas que desde allí se tiraban.

EL PASO DE LAS GOMAS

El paso de las gomas era más que nada un paso a nivel del río donde pasaban los camiones y autos rumbo a La Hacienda por un camino vecinal, era una chorrera de piedras y el nivel de aguas era muy bajo se usaba mucho también para limpiar autos y camiones pues en esa época en Bayamo no existían lugares para limpiar los carros y sólo el río se ocupaba de realizar ese trabajo, luego sí existieron garajes dedicados a la limpieza a presión de los carros por debajo y esta práctica de lavar carros en el río fue desapareciendo. En el paso de las gomas también llegaban las lavanderas bien temprano a lavar ropas que les encargaban y eran tendidas sobre las matas y arbustos al ardiente sol que de inmediato las secaba. Yo recuerdo haber usado el paso de las gomas infinidad de veces para ir a La Hacienda en bicicleta a buscar la leche que de la casa de Belkis Borges nos proporcionaban.

LA BARRANCA DEL RIO DETRAS DE LA IGLESIA MAYOR

Esta barranca hoy le llaman el Malecón de Bayamo, pero antiguamente se le conocía como Barranca de la Lisana. Yo recuerdo muchas veces haber bajado por sus estrechos e inclinados caminos hasta la orilla del río. Allí también se cogía el bote que por 5 centavos nos cruzaba el río hacia La Hacienda, el regreso siempre era de gratis sólo se cobraba una ida, la profundidad del río en esta parte era considerable.

LA CHORRERA

En el río había varias que eran usadas por los bañistas pues era el lugar ideal para refrescar, si usted era poseedor de un cubo de mangos toledos puede decirse que pasaba el mejor momento de su vida comiendo mangos en una chorrera del río Bayamo.

NOTA ACLARATORIA

Cabe destacar que en Bayamo y en muchas ciudades de Cuba se daba en los meses de junio, julio y agosto las tardes de los martes y de los jueves como tardes de verano o Jornada de Verano, a todos los empleados del comercio y del sector publico pagadas para apaciguar en algo los calores provocados en esos meses, recuerden también que no existían todavía los aires acondicionados, estos empleados por lo regular formaban sus grupos en algún lugar del río haciéndose muy popular el desvío.

EL DESVIO

A raíz de la demolición del puente de la carretera de Bayamo a Manzanillo, que era una armazón de hierro de una sola vía, para construir un nuevo puente de concreto de dos vías, se construye el puente del desvío y la carretera que lo une a la carretera de Manzanillo. Primeramente fue una estructura de madera de una sola vía, pero que daba el servicio necesario, además acortaba el viaje en 8 kilómetros por lo que tuvo una gran acogida, este puente era provisional mientras se construía el nuevo puente Bayamo a Manzanillo, sin embargo este desvío tuvo que ser ampliado y mantenerse en servicio pues así lo requerían las nuevas inversiones, en el desvío se comenzaron a dar fiestas y chapuzones y los lugares de recreo llegaron hasta la algarroba o se ampliaron mas por toda la orilla hasta la atura de la calle Masó que tenía una bajada, en lo que fueron los cimientos de la Warren se levantó un motel con muchas comodidades para los usuarios. Pero un día comenzó a llover y no paraba, y el río comenzó a crecer, todo quedo hecho un mar de aguas, la carretera fue cortada en varias partes, el motel desapareció, sin embargo los cimientos de la Warren allí están firmes, sin moverse, 80 años han pasado y se mantienen, el desvío tuvo que ser reconstruido, pues el nuevo puente de la carretera de Bayamo a Manzanillo sufrió el embate de la crecida del río y tuvo que ser demolido nuevamente, ya hoy todo ha cambiado pero todavía mantenemos el recuerdo de aquel desvío de palos de madera enterrados en el lecho del río.

OTRO LAVADERO DE CARROS

Otro lavadero de carros que recuerdo es el que estaba debajo del puente de la carretera de Bayamo a Manzanillo, pues era una parte baja del río y era fácil llegar a ese lugar por medio de un terraplén que había a un costado de la carretera, desde allí podíamos observar cómo se tiraban los expertos nadadores desde el puente hacia el río que tenía una gran profundidad, también se tiraban del puente del ferrocarril en momentos en que pasaba el tren a manera de un espectáculo. Según me cuentan muchos de estos nadadores se tiraban cuando les tiraban dinero en plata al río y ellos lo recuperaban del fondo del río.

EL RECODO

En realidad es una parte muy linda y una vista hermosa que se veía desde el edificio de Pedro Iglesias. Desde El Recodo del río Bayamo allí se contemplaba la ceiba y toda la vega del río Bayamo.

LA ESTANCIA DE LOS CHINOS

Si en algo tenemos que agradecer los cubanos a la inmigración de los chinos en Cuba es precisamente la constancia del trabajo desarrollado en las estancias y hortalizas de cada pueblo, en Bayamo teníamos varias, pero hoy me voy a referir a la que estaba en la vega del río, precisamente detrás del Colegio Divina Pastora o Escuela de las Monjas, bajo la sombra de la ceiba se extendía una de las hortalizas más grandes de la zona, en canteros perfectamente delineados y muy bien cuidados, crecían las más variadas legumbres, cebollas, ajos, espinacas, zanahorias, lechugas, nabos, acelgas, rábanos, repollos, tomates, ajíes, pepinos, calabazas, en fin todo cuanto nosotros pudiéramos imaginar para la cocina estaba allí sembrado y al otro día muy temprano lo teníamos frente a nuestra puerta, todo esto procedente de la milenaria tierra del Asia y regado con las aguas de nuestro río Bayamo. Cabe destacar que esta hortaliza no desaparecía con las crecidas del río pues estaba en una parte alta de la vega del río a donde las aguas casi nunca llegaban.

EL MATADERO MUNICIPAL

Muchas veces antes de entrar a la escuela que estaba en el edificio del Cuartel de Bomberos, (yo no sé por qué motivos fui a dar yo a esa escuela) nos íbamos un grupo de alumnos al Matadero Municipal que estaba en la calle Máximo Gómez y Masó a una cuadra de distancia para ver matar las vacas, en realidad era un acto repugnante que no volví a ver, pero lo que les iba a contar era el desagüe del matadero, iba directo al río por una zanja paralela al camino de la ceiba, era una zanja descubierta y se veía como la sangre y excrementos de las vacas viajaban en las aguas sucias que salían del matadero, todo aquello caía en el río que desde mucho antes ya comenzaba a cargar desperdicios y hacían del río un lugar insalubre. También en la bajada de la calle Masó o barranca de la Luz como se le conocía antiguamente, había un desagüe que descargaba aguas sucias de la ciudad y que también iban a dar al río, igual ocurría con el desagüe de La Guariana, donde miles de galones de aguas sucias se descargaban por minuto, de túneles y tubos soterrados en las calles Pío Rosado, Zenea, Avenida de Castro y otras calles más, lo más trágico fue cuando el Hospital Carlos Manuel de Céspedes Descargaba sus desechos y aguas negras en el arroyo Manegua antes de llegar a la estación de bombeo de agua de la ciudad de Bayamo que estaba al final de calle General García y Bayamo sufre una de la epidemias más graves de fiebre tifoideas que se tiene noticia en la Historia, según hemos visto ya todo se ha solucionado. Estaciones de bombeo se encargan de llevar estas aguas a lagunas de Oxidación como las del Hospital Carlos Manuel de Céspedes, y las demás están siendo tratadas para que el río Bayamo sea nuevamente un río limpio y sin riesgo de enfermedades.

Según hemos leído en la actualidad Bayamo se surte de pozos de agua que están en el Almirante y desde allí el agua es bombeada directamente a la población.

También el río Bayamo ha sido saneado y los bañistas gozan de un lugar para refrescarse llamado el Chapuzón donde pueden adquirir comidas y bebidas.

Otra estación de bombeo que sacaba el agua del río Bayamo era la de la Compañía Nacional de Alimentos o Fabrica Nestlé la que contaba con un sistema de tratamiento y purificación de aguas para su consumo y un sistema de tratamiento de aguas negras para ser vertidas en el río nuevamente, de modo que las aguas que se vertían por parte de la Nestlé no contaminaban el río Bayamo.

LA ISLITA

Para llegar a la islita había que subir por la orilla del río hasta lo que es conocido hoy día por la Lavadora de Arena, también se podía ir por la parte de arriba del barrancón, cuando se iba a la islita se llevaban sacos para traerlos cargados de guayabas rojas, ese era el motivo del viaje a la islita donde había miles de matas de guayaba, jugosas, tiernas, dulces, apetitosas, cargábamos la cantidad que podíamos traer ya que era difícil cargar más de la cuenta, a veces salíamos al camino del almirante para ver si había algún carro que nos trajera al centro del pueblo, de esa forma el viaje era más llevadero, en realidad la islita era un paraíso. Los Boy Scouts muchas veces acampábamos allí en excursiones que hacíamos semanalmente pues no siempre era en la ceibita, donde hacíamos el campamento, muchas veces variábamos y en ocasiones el viaje lo iniciábamos el viernes en la tarde cuando nos íbamos hasta las cuevas de Santa Bárbara. Las guayabas que traíamos las convertíamos en cascos de guayaba, en mermelada y en jalea que es la popular mecha, todo eso lo hacíamos nosotros mismos los muchachos, quizás asesorados por algún mayor en la casa de Andrés Estrada que era el jefe de la Patrulla Tigre de los Boy Scouts o también en mi casa donde había facilidades para hacerlo, estas guayabas rojas eran el producto de nuestro río Bayamo.

Miles de recuerdos más tengo en mi mente, pero sería imposible ponerlos en una noche, cuantos recuerdos tengo de mi río, de ese río caudaloso y profundo que conocí, donde también llevaba a mi hijo William para que tirara piedras en el río y donde un día antes de salir de Cuba depositamos una jicotea que era su mascota y que tal vez si no se la ha llevado una creciente todavía este esperando nuestro regreso.



Pastor Hipólito Román Borges

romanpastor@hotmail.com

north bergen julio 31 2010

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La guariana



LA GUARIANA DE BAYAMO


Estando hoy en una comida de nuestra logia de OOD-FELLOWS se nos acercó nuestro hermano Lázaro Díaz para hablarnos de la Guariana de Bayamo, basado en los conocimientos que él tiene de ese lugar o por referencia de hermanos que le han contado que vivían cerca de la Guariana. En realidad el hermano Lázaro no conoce nada de allí pues él nació en Manacas donde sólo había un apeadero para vender panqué y café con leche. El hermano Lázaro conoce la Guariana por referencias de Mario Hidalgo o Rafael Rosales que vivían cerca, también yo era de ese barrio y siempre le hablamos que éramos de la Guariana, El no sabe que la Guariana era un desagüe de aguas negras de la ciudad de Bayamo, tres túneles subterráneos que venían por las calles Zenea, Pío Rosado y Avenida de Castro, desembocaban todas sus aguas en aquel lugar donde abundaban las ratas, las cucarachas y demás insectos del ambiente. Era un agua sucia y maloliente que seguía su rápido curso hacia el río de Bayamo y seguir contaminando sus aguas que ya de por sí venían contaminadas desde otros desagües del pueblo. Cuando llovía el torrente de agua era inmenso y era cuando el ambiente era más limpio.

Al lado de este lugar se construyó el famosos bar de Lala que funcionaba las 24 horas y era atendido por lindas muchachas, quizás por eso es que Lázaro conoce más de la Guariana. Más abajo del desagüe el dueño de los almacenes de ropa el Bazar construyó una casa muy hermosa pero no tenemos idea si el olor de las aguas llegaba hasta la casa.

Mientras tanto las aguas seguían su rápido curso hacia el río que las esperaba generoso para purificarlas; así es la historia de nuestra Guariana, donde también jugamos y exploramos los túneles hasta muy adentro, junto a las ratas y sin tener en mente que esas aguas eran el desecho de un pueblo; también caminamos por las riveras hasta la orilla del río donde se producía la desembocadura de las aguas sucias. Han pasado 60 años y los anticuerpos que en esa época adquirimos nos permitieron llegar hasta hoy para escribirles estas historias.



Pastor Hipólito Román Borges

romanpastor@hotmail.com

hipolito-2010-15-21-02-00

North Bergen, New Jersey, 07047

miércoles, 21 de julio de 2010

La Feria Ganadera de Bayamo

La Granja de Bayamo. Feria Ganadera.







En el año de 1939 se efectúa en Bayamo la primera Feria Ganadera , en ese momento en Bayamo había
 un promedio de 280 potreros con 11,700 reses, y a medida que la Compañía Nacional de Alimentos, o Fabrica Nestlé propiedad de los Suizos fue creciendo, también los campesinos fueron creando mejores cruces de ganado para ser presentado en las exposiciones ganaderas que anualmente se celebraban en el mes de agosto, año tras año estas exposiciones fueron en aumento, no solo en la rama ganadera, si no también en la rama porcina, avícola, caballar, industrial, agrícola, en fin la Granja se convierte en un parque de Explosiones a nivel Nacional, al igual que las de Sancti Spíritus y Rancho Boyeros, grandes establos son construidos para el cuidado y exhibición de los animales y bóvedas bajo techo son el escenario de las Exhibiciones Industriales, en el Grand Stand pues así se le llamaba en ingles que era donde estaban las graderías y las lunetas para ver los rodeos y las presentaciones de ganado, así como las exhibiciones y premiaciones con una Moña y Lazo que se le ponía a cada animal que se premiaba con un color distinto (cabe destacar que estas Moñas y Lazos se confeccionaban en el Taller y Academia de Corte y Costura de la señora Ana Gloria Borges y se imprimían en la Imprenta Román).




Los ómnibus de Vega o guaguas locales llevaban a los bayameses a estas ferias, también las guaguas de Guisa u Ómnibus Rodríguez hacían el viaje, la entrada a la Granja hasta el año de 1952 fue de 5 centavos , luego en ese año el Grand Stand fue construido de concreto con una capacidad para 8 mil espectadores y se ofrecían rodeos y distintos tipos de actividades hasta altas horas de la noche, también se agregaron luces nocturnas al rodeo y los espectáculos se extendieron hasta por la noche, desde ese año la entrada a la Granja se controlaba con un torniquete y el precio era de 10 centavos, en la granja había un salón de Bailes que era amenizado todas las noche por orquestas locales, en el Grand Stand todas las noches se pasaban documentales en un camión que enviaba la Embajada Americana de La Habana, estos documentales eran películas en español y las difundía el servicio de prensa de la Embajada, una de las películas que recuerdo fue la Historia del Alfiler y vi como se producía un simple alfiler partiendo desde la base de sacar el manganeso de las minas y fundir el hierro en verdad este documental nunca se me ha olvidado, también recuerdo haber visto otro documental donde se extraía el granito o piedra para producir el cemento y veía explotar la cantera con dinamita para extraer las piedras calizas que luego eran llevadas a los hornos de fundición y producir el cemento, en realidad yo tendría 10 años cuando veía estos documentales pero son cosa que no se olvidan, quizás por eso el amigo Pérez se empecina en que sea yo el que lo escriba, como tampoco se me olvida que el nombre del camión decía Embajada Norteamericana servicio de Prensa y Difusión, en realidad ese camión no nos llevaba divisionismo ideológico, ese camión nos llevaba cultura en una época en que todavía la computadora no existía.



Dar un paseo por los corrales de la Granja era toda una aventura, pues allí podía ver uno los más bellos ejemplares en ganado, caballos, cerdos, gallinas, chivos, guanajos, y cuanto animal domestico hubiera en el mercado o un una finca, podía ver uno el proceso de incubación de la gallina, o ver como se desarrollaba un árbol en un pomo, pues en la parte agrícola había también mucho desarrollo que hacía de la granja el mejor lugar de exposiciones, en cuanto a las industrias se veían los torcedores de tabaco como producían allí sus tabacos y obsequiaban a los espectadores con el aromático Habano (solo para mayores), o veíamos un tractor FORD dando vueltas alrededor de un palo todo el tiempo, y veíamos las nuevas maquinarias agrícolas que le agilizaban el trabajo a los campesinos , o también los elegantes automóviles que se rodaban en las calles de Bayamo y que eran exhibidos en los salones de la Granja.



La Granja también contaba con un Salón de Reuniones, donde se daban conferencias o exponían mociones, también se alquilaba cuando la Granja no estaba en funciones para actos y almuerzos que ofrecían distintas Organizaciones Bayamesas como ya hemos visto en fotos presentadas , este salón también era el Salón de Bailes y se alquilaba para otros fines .


Lo más selecto de la juventud Bayamesa se da cita en la Granja para cabalgar en sus briosos corceles en la gran Cabalgata de Apertura o de Clausura, o al inicio de cada evento por lo regular eran los hijos de los Hacendados que tenían el derecho de hacerlo pues también eran poseedores de sus caballos, lindas amazonas acompañadas de sus amigos también en los desfiles por la arena del Grand Stand.


La Feria Ganadería o la Granja era organizada anualmente por la Asociación de Ganaderos de Bayamo, y el Patronato de la Feria Ganadera, cada año nuevos eventos eran promovidos en su organización para disfrute de todos los presentes, ricas comidas se distribuían en los distintos quioscos de la Feria, acompañados de diferentes bebidas.


Los cuidadores de los animales dormían en cómodas literas o hamacas en lugares habilitados al efecto o al lado de los corrales de sus animales que siempre estaban bien cuidados.


Cuando llega la Revolución a Oriente en el año de 1957, la Granja es tomada militarmente y convertida en un Bastión del Ejercito de Batista los Corrales son convertidos en barracas y allí dormían mas de 10 mil soldados que eran los relevos de los distintos frentes de la Sierra Maestra, también en el sótano de lo que fuera la Pesa o Báscula de Camiones, fue convertido en una prisión de máxima seguridad y de torturas, y allí se instalo el Alto Mando Militar del Ejercito de Batista en Oriente, de allí salían también las famosas patrullas llamadas Microondas y que eran unos carros Chevrolet 1957 Belt Air de color amarillo con una larga antena detrás para detectar quienes estaban escuchando la Radio Rebelde o simplemente para comunicarse con el Puesto de Mando de la Granja , era allí en la Granja donde se llevaban todos lo prisioneros que se capturaban en el pueblo o las cercanías para interrogatorios o su posterior desaparición, la Granja también estaba ligada por un cordón umbilical con el aeropuerto de Vega que ya se había convertido también en Aeropuerto Militar, es allí en la Granja donde el día 2 de Enero de 1958 Fidel Castro entra y toma posesión de la Base Militar de Bayamo que ya había sido rendida, y es allí en La Granja donde el día 10 de Enero de 1958 22 personas son fusiladas en el Grand Stand ante miles de bayameses para demostrar el ímpetu de la fuerza con que comenzaba la Revolución Cubana.


Desde entonces ya La Granja dejo de existir pues ese año no se pudo reorganizar como era debido y todavía no había sido entrega por fuerzas militares revolucionarias, al año siguiente vino la Reforma Agraria acabando con todos los sueños y esperanzas de los Hacendados que les habían quitados sus tierras y ganados y eran los patrocinadores de los festejos de la Granja, el INRA se convirtió en el único expositor pero al no tener contrincantes no había con quien competir y la calidad del producto cada día fue peor, por lo tanto el Parque de Exposiciones fue cerrado y solo quedo el Grand Stand como Rodeo por algunos años mas, allí también se celebraban los certámenes de belleza para elegir la reina del carnaval, ultima actividad cultural para el pueblo que yo recuerdo haber visto en esos predios.


Esto es a grandes rasgos lo que recuerdo de La Granja, o Feria Ganadera, si alguien más tiene algo que agregar bienvenido sea, en mis recuerdos todavía se siente el olor de algodón de azúcar quemada, de las rositas de maíz saltando en un recipiente de cristal, de un tamalero vendiendo tamales a 5 centavos con pica y sin pica, de los cucuruchos de maní y de semillas de marañón tostadas y calienticas en una lata de aceite con un fogón debajo, de las longanizas con casabe de Nicio Cocohoco, que ponía su quiosco en la Granja también así como en las Fiestas de Reyes, del que al medio día se la pasaba rayando un quintal de hielo y poniendo en cucuruchos de papel y vertiendo un sirope con colores y diferentes sabores, o veíamos a Fonseca en el carro de la Guarina Vendiendo Helados allí en la Granja también, cuantos recuerdos pueden llegar en una noche donde nos propones escribir algo sobre La Granja y que sea del agrado de todos los que lo conocieron y los que ni siquiera saben que existió, para mi La Granja existió hasta 1956, que fue cuando tuvo su mayor auge, La Granja fue el esfuerzo de unos hombres que lucharon por mantener el nombre de Bayamo muy alto, en la economía, en las industrias, en la agricultura, y en todo lo que vale y brilla nuestra ciudad Monumento Nacional.



Pastor Hipólito Román Borges

romanpastor@hotmail.com




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North Bergen julio 20 de 2010

jueves, 8 de abril de 2010

Delio Taset Martinez


Delio Taset Martinez, al centro en el frente.

Cómo pudiéramos empezar un escrito sobre Delio Taset Martínez, era conocido en Bayamo como Enfermero, el hombre que inyectaba, el terror de los pequeños, a mi hijo le decía el "Canalla” cuando lo venía a inyectar, y a mi sobrina le decía que si no se dejaba inyectar no podría ir a la boda del "Tío Toto", y ella con lágrimas en los ojos le decía, "Que, si la ya lo boda del Tío Toto ya paso", pues, antes de que llegara la boda del Tío Toto, que era yo precisamente , ella se dejaba inyectar por una parálisis facial que padecía y Delio Taset era el que la inyectaba diariamente, Delio Taset era el que ponía un suero a una persona y venia exactamente cuando faltaban minutos para que se terminara para quitar la agujas y mangueras necesarias en estos casos, Delio se desplazaba en Bayamo en un bicicleta, anteriormente lo hacia también en un motor de la marca Welzert, pero según tengo entendido sufrió una caída en este tipo de motor y producto de eso quedo con una pierna más corta, era por eso que su andar era tambaleante y cojeaba al caminar, no obstante eso, era una persona enérgica y dinámica, con un deseo de ayudar a los demás tremendo, fue así como lo conocí dentro del campo de la Masonería cuando me inicie en la Logia Bayamo el día 23 de febrero de 1968, ya Delio Taset era su Venerable Maestro, puesto que ocuparía durante 10 años de carrera masónica, eso le ganaba muchas amistades y relaciones públicas, pues Delio Taset era de un carácter afable, jovial, y jocoso, una de sus anécdotas era cuando una viuda no quería que le llevaran al muerto, ella decía, no se lo lleven, no se lo lleven, él le decía a los demás dolientes, déjenselo 3 días allí y verán como piden que se lo lleven, esto era refiriéndose a el olor que se sentiría en 3 días, otra de sus anécdotas la recuerdo en la ciudad de Guantánamo en una sesión masónica en la logia de Guantánamo, luego de terminada la reunión, pasamos a un salón para almorzar y mientras esperábamos, ya con un poco de hambre, junto a Guillermo Jiménez, mi papa y otros hermanos de la logia Bayamo y José Antonio Saco, se apareció Delio Taset comiéndose un muslo de pollo, y diciendo, "A mí lo que me gusta es la espiritualidad de estos actos", claro ya el hermano Delio Taset según parece se nos había adelantado en el almuerzo, y su estomago estaba lleno, así fueron muchas sus anécdotas que yo recuerdo y que él hacía para hacer reír a los hermanos en momentos de dificultad o dolor.

Yo visitaba frecuentemente su casa, de la calle Manuel Pedreira entre Lora y Masó, en el Reparto Castro, y en esas visitas me fijaba como Delio ayudado por Olga su esposa, hervía y esterilizaba por las noches mas de 50 jeringuillas y agujas que separadamente acomoda con algodón en estuches de acero níquel que luego acomodaba en las carpetas de cuero de su bicicleta, Delio era de una estatura baja, sin embargo era diestro en su bicicleta de día, de noche, de madrugada, a la hora que hiciera falta poner una inyección allí estaba Delio Taset, según tengo entendido, su oficio original fue el de Enfermero y Practicante en el Cuerpo de Emergencias o Cuerpo de Guardias en el Hospital Municipal General Milanés, con razón Delio tenia tantos conocimientos de la medicina, pues no solo ponía inyecciones, también hacia curas en heridas abiertas, (nosotros a eso le decíamos "curas de caballo", pues por lo regular eran sin anestesia), en fin Delio era un profesional de salud que nos traía bienestar cuando más lo necesitábamos.

Dentro del campo fraternal mientras estuve en la Logia Bayamo, lo vi desenvolverse a cabalidad y nunca tener una frase o una palabra descompuesta para un hermano, dirigía la logia con respeto y seguridad y fue por eso que se mantuvo en ese puesto de Venerable Maestro tanto tiempo.

Cuando la boda de su hija, fuimos invitados y allí compartimos con toda la fraternidad Bayamesa y Santiaguera, pues el novio provenía también de una distinguida familia de Santiago de Cuba, el pastel de bodas o cake fue confeccionado por mi mamá que se esmero en hacerle un bonito y fino pastel de bodas, ese día en la azotea de la casa de Delio Taset todo era alegría, bullicio y clamor por la felicidad de los nuevos desposados, estas relaciones se afianzaron mas pues, al novio también le gustaba la fotografía y yo fui el enlace para sus estudios fotográficos en Bayamo, la boda se dio por todo lo alto y tanto, Delio como su esposa y su hija quedaron gratamente complacidos de la asistencia.

En la década del 70 cuando la famosa Ley Contra la Vagancia, a Delio Taset lo citan para que tuviera un trabajo fijo en el Gobierno y le ofrecen un puesto de Enfermero en Hospital Carlos Manuel de Céspedes, donde comienza de nuevo su trabajo con mas fervor y mejor desenvolvimiento, sin abandonar sus clientes que en las noches el visitaba para llevarles un momento de consuelo, de paz. de tranquilidad, y de ayuda en su mejoría al aplicarle una inyección en su casa.

Para Delio Taset Martínez en este día va mi pequeño tributo en estas líneas, de un hermano masón, de un admirador como persona para el que supo conquistar el corazón de tantos y tantos bayameses, DELIO acá te recordamos y elevamos un plegaria al Gran Arquitecto del Universo por tu alma, pues sabemos que eres bien acogido.

Trabajo confeccionado a petición de Jesús Pérez dueño del Blog
" BAYAMO HISTORIA Y AMOR ",
tambien administrador del grupo
"Bayameses en el Mundo " en facebook Perez Bayamo Cuba( chuchi ) para quien Delio Taset fue un vecino ejemplar, y un gran amigo, me complace haberlo ayudado en esta encomienda.

Pastor Hipólito Román Borges
North Bergen 30 de marzo de 2010
hipolito-2010-03-30-23-04-00
romanpastor@hotmail.com
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Mi personaje inolvidable



En mi vida ha habido muchos personajes inolvidables, pero hay uno en especial, su nombre, Bernardino Moreno, Lugar donde lo conocí, en Bayamo, Oriente, Cuba, la primera vez que lo ví. fue como en los años de 1950, un hombre mayor, bajito y regordete, me llamo la atención porque eran los días de fin de año y en el frente de su negocio había un cartel que decía, FELICIDADES 195_, y este cartel se rellenaba con un número que cada año cambiaba, allí arreglaban bombas de agua, turbinas para pozo, y motores mequembreke, no sé si ésta era la marca, o la gente lo conocían así por el ruido que producían, también le llamaban motores de chispa y eran accionados mediante un magneto que producía una chispa cada vez que el pistón llegaba al fondo del cilindro lo que producía un nuevo ciclo en la cámara de combustión.

En varias ocasiones tuve la oportunidad de pararme frente a aquel taller y ver como los motores eran reparados, algo que siempre despertaba en mi la curiosidad, ya en el año de 1955 mi familia se mudo a un apartamento exactamente al lado de aquel taller y mi tiempo mirando reparar motores se extendía mucho más de lo acostumbrado.

Pasaron años y los problemas de abastecimiento se fueron acrecentando en nuestro pueblo al extremo que me ví. en la necesidad de hacer una cisterna en el patio de la casa para almacenar agua potable y conseguir una turbina que subiera el precioso liquido a un tanque en la parte alta de la casa, la turbina siempre tenía problemas, pues la columna de agua era muy pesada y mis conocimientos hidráulicos estaban por el suelo, fue entonces que me vino a la mente de nuevo el taller de Bernardino Moreno en la calle de Zenea entre Saco y Rojas.

Entré resuelto en aquel taller a encontrar una solución a mi problema con el agua, lo primero que ví. frente a mí un viejo torno y en toda la pared huesos y calaveras de vaca, de venado, tarros, plantillas de juntas de motor, herramientas en fin pareciera un bazar en exhibición, Moreno se encontraba sentado en un balance leyendo un periódico, ya tendría más de 85 años y no usaba lentes para leer, sin levantar la vista del periódico me pregunto qué hacía allí, le explique el problema de la turbina y del agua, y me dijo que me sentara en un tronco que allí había, mientras tanto mi vista recorría el local, nunca había estado dentro de aquel recinto, en la parte de atrás se podía ver lo que parecía una cama rodeada de hierros, un sinuoso pasillo entre el torno, tornillos de banco y piedras de esmeril, conducía a su trono, el balance desde donde ordenaba con todo control el trabajo que se podía realizar allí, al fondo en el patio, una fragua de carbón soplada a mano mediante una manivela daba la candela necesaria para calentar el hierro que se amoldaría en el yunque mediante golpes de martillo para darle forma a una nueva verja, los golpes que se la daban al hierro eran como entonar un cántico de victoria un golpe en el hierro caliente dos golpes de repiqueteo en el yunque y un nuevo golpe en el hierro seguido de dos golpes de martillo en el yunque otra vez, aquellos golpes tenían música y de nuevo el hierro venia a la candela hasta obtener un tono rojizo transparente, este trabajo lo realizaban otras personas que habían ido allí antes que yo buscando una solución a sus necesidades, ya Bernardino Moreno no trabajaba se limitaba solamente a enseñar o impartir sus conocimientos a prestar sus herramientas y vender alguno que otro material de trabajo, dirigir era ahora su negocio.

Mientras Moreno daba órdenes a otras personas que laboraban allí, yo permanecía callado, esperando una respuesta a mi preocupación, fue entonces que él me dijo, esperemos que venga un señor que tiene una turbina, si te conviene la compras y la instalas, ya yo la mande a buscar, pero te voy a dar primeramente tres consejos, nunca dejes camino por vereda, que nunca te abata la curiosidad y nunca partas por la primera, dicho estos tres consejos el procedió a explicármelos en una forma de parábola, 40 años después me llego un correo por la computadora con una clara explicación de aquellas palabras, ese día es precisamente hoy cuando he comenzado a escribir esta historia, he acá esa leyenda.

Una pareja de recién casados, era muy pobre y vivía de los favores de un pueblito del interior.

Un día, el marido le da siguiente propuesta a su esposa:

"Querida yo voy a salir de la casa. Voy a viajar bien lejos, buscaré un empleo y trabajaré hasta tener condiciones para regresar y darte una vida más cómoda y digna. No sé cuánto tiempo voy a estar lejos; solo te pido una cosa; que me esperes y mientras yo esté lejos, seas fiel a mí, pues yo te seré fiel a ti"

Así, siendo joven aun, camino muchos días a pie, hasta encontrar un hacendado que estaba necesitando de alguien para ayudarlo en su hacienda.

El joven llego y se ofreció para trabajar y fue aceptado. Pidió hacer un trato con su jefe, y este también acepto. El pacto fue el siguiente:

"Déjeme trabajar por el tiempo que yo quiera y cuando yo encuentre que debo irme, el señor me libera de mis obligaciones. Yo no quiero recibir mi salario. Le pido al señor que lo coloque en una cuenta de ahorros hasta el día en que me vaya. El día que yo salga, usted me dará el dinero que yo he ganado".

Estando ambos de acuerdo, aquel joven trabajo durante 20 años, sin vacaciones y sin descanso.

Después de 20 años, se acerco a su patrón y le dijo:

"Patrón, yo quiero mi dinero, pues quiero regresar a mi casa".

El patrón le respondió: "Muy bien, hicimos un pacto y voy a cumplirlo. Solo que antes quiero hacerte una propuesta, ¿está bien? Yo te doy tu dinero y tú te vas, o te doy tres consejos y no te doy el dinero y te vas.

Si te doy el dinero, no te doy los consejos y viceversa. Vete a tu cuarto, piénsalo y después me das la respuesta".

El pensó durante dos días, busco al patrón y le dijo:.......

"Quiero los tres consejos"

El patrón le recordó: "Si te doy los consejos, no te doy el dinero".

Y el empelado respondió: Quiero los consejos".

El patrón entonces le aconsejo:

1. "Nunca tomes atajos en tu vida:

Caminos más cortos y desconocidos te pueden costar la vida.

2. Nunca seas curioso de aquello que represente el mal:

Pues la curiosidad por el mal puede ser fatal.

3. Nunca tomes la decisión en momentos de odio y dolor:

Pues puedes arrepentirte demasiado tarde."

Después de darle los consejos, el patrón le dijo al joven, que ya no era tanto:

"Aquí tienes tres panes: dos para comer durante el viaje el tercero es para comer con tu esposa, cuando llegues a tu casa".

El hombre, entonces, siguió su camino de vuelta, de veinte años lejos de su casa y de su esposa que el tanto amaba. Después del primer día de viaje. Encontró una persona que lo saludo y le pregunto:

"¿Para dónde vas?"

Él le respondió, "Voy para un camino muy distante que queda a más de veinte días de caminata por esta carretera." La persona le dijo entonces: 'Joven este camino es muy largo. Yo conozco un atajo con el cual llegaras en pocos días".

El joven contento, comenzó a caminar por el atajo, cuando se acordó del primer consejo. Entonces, volvió a seguir por el camino normal. Días después supo, que el atajo llevaba a una emboscada.

Después de algunos días de viaje, y cansado al extremo, encontró una pensión a la vera de la carretera, donde poder hospedarse. Pagó la tarifa por el día y después de tomar un baño se acostó a dormir. De madrugada se levanto asustado con un grito aterrador. Se levanto de un salto y se dirigió hasta la puerta para ir a donde escucho el grito.

Cuando estaba abriendo la puerta, se acordó del segundo consejo.

Regreso y se acostó a dormir. Al amanecer, después de tomar café, el dueño de la posada le pregunto si no había escuchado el grito y él le contesto que si lo había escuchado. El dueño de la posada le pregunto: ¿Y no sintió curiosidad? Él le contesto que no. A lo que el dueño le respondió: Usted es el primer huésped que sale vivo de aquí, pues mi hijo único tiene crisis de locura; grita durante la noche y cuando el huésped sale lo mata y lo entierra en el quintal.

El joven siguió su larga jornada, ansioso por llegar a su casa.

Después de muchos días y noches de caminata, ya al atardecer, vio entre los árboles humo saliendo de la chimenea de su pequeña casa. Camino y vio entre los arbustos la silueta de su esposa.

Estaba anocheciendo, pero alcanzo a ver que ella no estaba sola. Anduvo un poco más y vio que ella tenía sobre su regazo, un hombre al que estaba acariciando los cabellos. Cuando vio aquella escena su corazón se lleno de odio y amargura y decidió correr al encuentro de los dos y matarlos sin piedad. Respiro profundo, apresuro sus pasos, cuando recordó el tercer consejo.

Entonces se paro y reflexiono y decidió dormir ahí mismo aquella noche y al día siguiente tomar una decisión. Al amanecer, ya con la cabeza fría, el dijo.

"No voy a matar a mi esposa. Voy a volver con mi patrón y a pedirle que me acepte de vuelta, solo que antes, quiero decirle a mi esposa que siempre le fui fiel".

Se dirigió a la puerta de la casa y toco. Cuando la esposa le abrió la puerta y lo reconoció, se colgó de su cuello y lo abrazo afectuosamente.

El trato de quitársela de encima, pero no lo consiguió. Entonces con lagrimas en los ojos le dijo: "Yo te fui fiel y tú me traicionaste...."

Ella espantada le respondió. "¿Cómo? Yo nunca te traicione. Te espere durante veinte años".

El entonces le pregunto. "¿Y quién era ese hombre que acariciabas ayer por la tarde?"

Y ella le contesto. "Aquel hombre es nuestro hijo. Cuando te fuiste, descubrí qué estaba embarazada. Hoy el tiene veinte años de edad".

Entonces el marido entro, conoció, abrazo a su hijo y les contó toda su historia, mientras su esposa preparaba la cena.

Se sentaron a comer el último pan juntos.

Después de la oración de agradecimiento, con lágrimas de emoción, el partió el pan y al abrirlo, se encontró todo su dinero: el pago de sus veinte años de dedicación.

Moraleja:

Aprende a valorar cada cosa o persona que tienes en la vida y de esa manera obtendrás la recompensa cuando menos lo esperas.


Noooooooo, noooooooo, Román así no, quítale el cabo, esto me lo repetía cuando torpemente daba golpes con un martillo y yo cogía el martillo casi por la maceta, en esta ocasión estaba presente el hermano Vladimir Amargos, que todavía me recuerda esas palabras, esa fue mi primera clase en el taller de Moreno, él me dijo, si tienes un martillo que tiene un cabo de 12 pulgadas y el martillo pesa una libra, debes de coger el martillo por la parte de atrás del cabo para que el golpe que des sea fuerte, si el martillo lo coges por el cabo casi pegado a la maceta, es como si estuvieras pegando con una piedra, ya no necesitarías el cabo del martillo, el cabo del martillo es el que te da la fuerza para hacer un golpe, esta y otras muchas lecciones acompañadas de explicaciones en forma de fabulas o de parábolas fue lo que aprendí en aquel taller lleno de herramientas de plomería.

Un día cuando estaba reparando un motor Hércules que tenia y me hacía falta un pistón decidí que en el taller de Moreno podía encontrarlo y allí me fui, entre por la puerta desvencijada y le dije, Moreno, necesito un pistón, y el enseguida me dijo, si allí tienes uno, llévatelo, y me señalo un pistón de motor mequembreke del tamaño de un cubo de agua, le explique que lo que buscaba era un pistón para el motor que tenía que sería como del tamaño de una lata de leche condensada y entonces me dijo, cuando usted entro por esa por esa puerta me dijo que necesitaba un pistón, pero no me dijo el tamaño, ahora estamos hablando otra cosa, en fin de cuentas allí no pude conseguir el pistón que buscaba, pero lo encontré en un almacén de los talleres de la empresa de Cantera de Las Mercedes donde los tenían obsoletos.

En una ocasión, cuando ya no se conseguida de nada en Cuba, yo conseguí por trasmanos (forma hipotética de comprar algo en el mercado negro) un poco de grasa para un motor de turbina, según me había dicho el que me la vendió era una grasa de muy buena calidad y para altos calores, cosa que no dude ni un instante, ni corto ni perezoso engrase el motor de la turbina con aquella mágica grasa, sin embargo el motor avanzaba menos y mientras más se calentaba, más pesado se ponía, no me quedo más remedio que ir de nuevo al taller de Moreno con el motor en guindas, cuando le explique el asunto a Moreno, solo se limito a decirme, el problema es la grasa, has usado una grasa para altos calores que mientras más se calienta más lento hace el trabajo y eso hace que el motor funcione con más lentitud a cada momento, desármalo todo, límpiale toda esa grasa y ponle esta otra de usos múltiples y recuerda que cada grasa está hecha para un trabajo especifico, fue entonces que me dí a la tarea de aprender todo lo referente a las grasas y sus usos.

Cuando yo tuve que trabajar como comprador comercial en una empresa del estado cubano, las lecciones que yo aprendí en el taller de Bernardino Moreno, fueron de mucha utilidad, fue allí donde aprendí que un tornillo puede ser de madera, de metal, de chapa, de rosca fina, de rosca gruesa, de rosca inglesa, de rosca métrica, puede tener cuello o ser de rosca corrida, de como una tuerca es especial para que no se afloje, de como una arandela es de presión o plana, de porque se usan tornillos de bronce en algunas construcciones, mis conocimientos técnicos se ampliaron al máximo, pues en cada ejemplo Moreno me daba una lección de su vida.

Cuando conocí a Moreno me di cuenta por medio de algunos cuadros colgando en la pared de madera que pertenecía a la orden masónica y también a la orden de Odd Fellows Unidos, en nuestras conversaciones le hice ver que yo también pertenecía a la masonería y a la orden de Odd Fellow Independientes, por lo que nuestras charlas se concentraron en la fraternidad, cada día que pasaba en aquel taller aprendía cosas nuevas que me servirían en los próximos años, el uso adecuado de cada herramienta y como encontrar cada falla en los equipos que llegaban para reparar.

El taller de Moreno, fue el único baluarte que quedo sin intervenir por la revolución, es posible que los dirigentes respetaran su edad o pensarían que solo le quedarían de vida pocos meses, sin embargo hasta el año de 1980 cuando yo salí de Cuba, Moreno seguía dando las Felices Pascuas y el Prospero Año Nuevo y cambiando el cartel del año correspondiente, ayudado por nuevos pinos que pasaban por su taller adquiriendo experiencias y solucionando problemas, la fragua seguía vomitando fuego, alimentada por leña por carbón o todo cuanto pudiera ser combustible solidó, el yunque seguía recibiendo golpes de martillo y los pistones de los motores de chispa subían y bajaban con cada explosión, en el torno se seguía trabajando con cuchillas que ya habían sido descartadas de otros lugares y las piedras daban filo a tijeras, cuchillos, palas y azadones, la calavera de una cabeza de vaca seguía mostrando su dientes en el mismo lugar que la vi por vez primera, con mas polvo con mas hollín, pero allí estaba, Moreno se seguía moviendo en su desvencijado balance, leyendo el periódico, impartiendo ordenes, leyendo un libro, repasando la Biblia, vendiendo una llave stilson que ya no usaba, para seguir viviendo, para todos los que lo conocieron, así lo recuerdo, así lo tengo en mi mente, donde quiera que estés ahora, 26 años después de haber tenido tu última imagen y de haber escuchado tu último consejo, para ti va dedicado este pequeño homenaje.

Pastor Hipólito Román Borges
North Bergen 14 de junio de 2006
romanpastor@hotmail.com
hipolito-2006-06-14-01-40-00
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Vendedores Ambulantes

Plaza del Himno. Bayamo.



Hoy, estando reunidos mis hermanos y yo en la casa de mi mama,
recordábamos cuantas personas eran populares o muy conocidas en
Bayamo, desde los más humildes, hasta las personas más influyentes
y a la mente nos venían recuerdos de los años 40 y 50, por no ir mas
lejos, yo de mi parte recuerdo los vendedores ambulantes.

EMILIO, era un jamaiquino que vendía anoncillos, o mamoncillos, mangos,
limones, naranjas, anones, guayabas, y frutas de la estación.

ROSENDO, un haitiano que montado en un caballo y diciendo estribillos
populares y de doble sentido muchas veces, vendía pollos, guanajos,
lechones, guineas y animales de campo para comer.

CATALINA, la recuerdo cargando dos latas de 5 galones, vendía mondonguito
de casa en casa, para los que no recuerden, el mondonguito es la panza de la
vaca y éste plato bien preparado es una de las delicias de la cocina española
de la cual nosotros tenemos mucho que agradecer.

JOAQUIN, el chino que con dos palanganas cargadas de vegetales eran
distribuidos temprano en la mañana a la gran mayoría de la población
bayamesa, la imagen típica de un chino cargando estas palanganas con
un palo atravesado en el hombro todavía está latente en nuestra mente.

TATI, que todo el día nos deleitaba con la venta de sus dulces y rosquitas,
especialmente en las paradas de ómnibus interprovinciales, y en la estación
de ferrocarriles, donde se ofrecía el dulce típico de Bayamo, Tati no solamente
era el único vendedor de dulces, recordamos a varios, que portando un cajon
de madera y cristal ofrecían estas dulces tradiciones bayamesas, llamadas
también Granjerías Bayamesas.

PESCADOS, Había varios chinos que nos distribuían el pescado fresco en la
puerta de la casa pero que ahora sus nombres escapan a mi memoria, sin
embargo para mi tienen un reconocimiento especial, pues esas cajas
llegaban en el primer tren de la mañana desde Manzanillo y rápidamente
eran distribuidas en el pueblo antes de que el hielo se derritiera.

CUQUIN, que en un carrito pequeño nos traía el café el IDEAL a la puerta
de la casa y que muy pacientemente me dio mis primeras clases de manejo.

PANADEROS, eran muchos, los que dos veces al día nos traían el pan fresco
montados en una bicicleta, a la misma casa, para los que teníamos la dicha
de vivir a media cuadra de la panadería de Panchito Selva Cisneros las
emociones eran diferentes, todavía recordamos el olor a pan caliente
saliendo del horno.

HIELO, para los que no tenían refrigerador los hermanos "BRON" (así los
recuerdo) vendían hielo en bloques dentro de un carro tirado por caballos.

CARBON, para los que no recuerden cuando en su casa se cocinaba con carbón
muchos CARBONEROS recorrían las calles de nuestro pueblo vendiendo
de puerta en puerta tan necesario material combustible también en
carretones tirados por caballos, un cubo de carbón costaba 5 centavos.

LECHERO, es muy importante el lechero, nos trae el precioso liquido que ha de
servir de desayuno a los chicos antes de ir a las escuela y a los mayores antes
de ir al trabajo, por lo regular cada barrio tenía un lechero especifico.

TELAS, vendedores de telas, un día determinado en la semana se aparecía en
la puerta "EL MORO" con dos muchachos cargando bultos de telas en la
cabeza que presurosamente eran desempaquetadas y mostradas para ser
vendidas al crédito y con las mayores facilidades de pago posible.

CARNE DE CERDO, por lo regular en todos los pueblos había una persona
dedicada a sacrificar puercos y Bayamo no podía ser la excepción, "CARLITOS
MATA MACHOS" era la persona indicada y la más conocida, temprano en la
mañana se sacrificaban los cerdos que de inmediato se ponían a la venta
dependiendo de la oferta y la demanda, si no se vendía la carne, se procedía
a freír la misma y venderla como carne frita, manteca y chicharrones.

Como ven, he tratado de rememorar algunas estampas de nuestro querido
pueblo, me he apartado de la Ceiba, del Parque, de la Iglesia, de nuestro
caudaloso rio, para traerles recuerdos de nuestra mente, para que cuando
estén en un supermercado y vean todos los productos que allí se exhiben
muchos recuerden el nombre de todas estas personas que en un momento
fueron VENDEDORES AMBULANTES

PASTOR HIPOLITO ROMAN BORGES
romanpastor@hotmail.com
hipolito-2004-03-30-12-25-00
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Toby


Hoy llega de nuevo a nuestra mente el recuerdo de Toby; Precisamente veíamos un programa de televisión referente a perros y su recuerdo nos embargo a todos, lo veíamos correr por la casa, espéranos en la ventana, y jugar con nosotros en el patio Cuando se tiene un animal en la casa se convierte en parte de la familia y veíamos su alegría, y su tristeza cuando algún dolor nos aquejaba, así era Toby, así lo recordamos.

Una fría mañana de primavera, mi hijo William me dice que lo acompañe a ver unos cachorros de perro, él quiere tener uno, según me dice ya ha visto en la computadora el lugar donde debemos ir, realmente es lejos, pero trato de complacerlo en lo que puedo, nuestro destino la ciudad del Port Washington en Long Island estado de New York, nos fuimos en su carro, un Chevrolet Camaro en impecables condiciones.

Cuando llegamos allí me di cuenta de que aquel lugar era un centro de adopciones de animales, perros y gatos era lo que más abundaba, pero había otros tipos de animales, todos muy bien cuidados y en sus jaulas, recorrimos gran parte del centro y mi hijo se fijo en un animal que le miraba fijamente, sus patas eran gruesas y grandes para su edad en la etiqueta pegada en la jaula decía 7 semanas de nacido, Shep mix, male, brown, se veía con miedo y con frió, mi hijo me dijo, papi me llevo ese, yo asentí con la cabeza y él le dijo al empleado que quería adoptarlo, un encargado del lugar nos llevo a una sala separada donde él podía jugar con el animal durante una hora y ver si de verdad ese sería el elegido.

Si, desde el primer momento mi hijo se dio cuenta que ese animal era el preferido, el animal fue sacado de la jaula numero 47 y entregado a mi hijo para proceder a su adopción la número 55511 control número 81158 del día sábado 26 de marzo de 1988, eran la 1 y 25 de la tarde cuando firmamos el ultimo papel de adopción.

Antes de que nos entregaran el animal tuvimos que asegurar que el perro no pasaría ningún tipo de trabajo, que estaría en contacto con personas y para mantener la demografía canina debería ser esterilizado antes de los 6 meses. Que estaría bajo el cuidado de una clínica veterinaria, que no se podía vender y solamente dar a otra persona con el previo consentimiento del centro de adopciones. Que no se podía usar para ningún tipo de experimentos, y que de ser necesario una persona del centro de adopciones podría visitarnos para ver el estado del animal en cualquier momento y sin previo aviso. Un contrato como la compra de una casa se nos hizo firmar allí, donde también se exigía una cobertura de daños y perjuicios que el animal pudiera ocasionar.

Antes de terminar ya al animal tenia nombre, Toby Román, German Shep, male, brown, una cuota voluntaria de mantenimiento nos fue solicitada $25.00 dólares en efectivo pasaron a manos del centro de adopciones y Toby ya viajaba con nosotros en el Camaro por la autopista del Long Island Express Way rumbo a North Bergen, en New Jersey.

Toby llega a su nueva casa, su nuevo hogar, de inmediato se le compro una vasija para comer y beber, una cama, alimentos especiales para cachorro, vitaminas, con el tiempo se lleva al veterinario y se le somete a la esterilización, es inscrito en la municipalidad de North Bergen y obtiene sus licencia de paseo, un collar y una correa.

A los pocos meses Toby se enfrenta con un gato en el patio de la casa y una de sus orejas le es rasgada por las patas certeras del gato, desde entonces su oreja queda un poco gacha o caída, sin embargo su odio hacia los gatos nunca se manifiesta, tampoco nunca Toby agrede a nadie, y siempre se muestra muy cariñoso con todos.

Desde el primer momento, Toby se gana el cariño de todos comienza a desarrollar un cuerpo robusto y grande con el tiempo llega a pesar más de 100 libras, las ventanas del portal son reforzadas con plástico, pues cada vez que una persona extraña toca a la puerta el asoma su cabeza y miles de ladridos salen de su garganta, ya es un perro adulto y en las nieves del primer invierno deja las huellas de sus patas, corre, salta, brinca, juega, cuida de la casa con un celo salvaje, y cuando William llega de la universidad, siente su carro en la calle y comienza a ladrar para que se le abra la puerta, el pastor alemán demanda atención.

Cuando yo llego del trabajo, rápidamente me trae su correa para que lo saque a pasear a la calle, igual hace con Kenya y con William, el sabe que tiene que salir con correa y se divierte dándole la vuelta a la manzana, jalando de la correa, orinado en cada mata, dejando su rastro por todo el camino, y entrando tranquilamente en la casa cuando el paseo ha terminado, allí vuelve y se echa debajo de la escalera, en su rincón favorito, mirando a Matilde como cocina y como le da solícitos cuidados. Matilde se encarga de su alimentación y cuidados de limpieza también.

Toby se come los mejores manjares de la mesa, espera pacientemente que uno se siente a comer y sentado frente a uno captura todo lo que se le da de comer, semanalmente 20 libras de pollo son cocinadas especialmente para él, libras de picadillo, o carne son devoradas por sus mandíbula, los huesos son su alimento favorito.

Para los fines de año, el día de Navidad, o la Noche Buena, Toby, como todos, espera su regalo junto al árbol de Navidad, el sabe que allí hay algo para él, lo ha olido, pero sabe también que no se toca hasta un día determinado, ese día cuando se le entrega el regalo, lo habré con su boca y encuentra su sorpresa también, Noris se ha encargado de que todos tengan regalos y el de Toby no puede faltar.

Los fines de semana, William se lo lleva a pasear, a correr, a la playa, a los parques, así Toby va creciendo y se va poniendo viejo, pasan 15 años y comienzan los achaques, las enfermedades, ya sus oídos no escuchan y sus ojos no ven, su cuerpo está cansado, hasta que llega un día que ya no come, y lo que come todo lo vomita, ya no se puede mover, y junto con el fin de año Toby se nos va de las manos, el día 30 de diciembre del año 2002 se solicitan los servicios del centro de veterinaria para que Toby duerma en paz, en esta ocasión como el día de la adopción William da su aprobación al ver que ya Toby no se sostenía en pie.

Para el perro que nos acompaño durante 15 años, nuestro tributo en este día, cientos de fotos, decenas de videos y recuerdos quedan con nosotros, hoy también este pequeño escrito.

Pastor Hipólito Román Borges
North Bergen Junio 24 de 2006
romanpastor@hotmail.com
hipolito-2006-06-24-12-50-00

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Tesoro del Atico

Tesoros del Atico


Tercera semana del mes de mayo, sábado, 8:30 de la mañana,
un corto viaje de siete millas nos lleva a uno de los parqueos
del estadium de los Gigantes, en New Jersey. La mañana es fresca,
el día agradable, comienza la gran temporada de flea market (mercados
de pulgas), garage sale, yard sale, ventas de ocasión, limpieza
de basement o como lo quieran llamar. Es el momento en que las
personas limpian sus casas y quieren deshacerse de todo lo que
tienen y ya no usan. Estas cosas han permanecido en el ático por
espacio de un año y no se les ha dado ningún uso, y lo llevan al
gran estacionamiento del estadium para venderlas, muchos son
negociantes que tienen un puesto fijo todo el año, no importa si
llueve, truene o relampaguee, si hace mucho calor, o si el frío es
intenso, o la nieve cae en blancos copos que cubren el suelo, ni
siquiera la caída de las torres gemelas por parte de terroristas pudo
hacer cerrar este mercado, el año entero el mercado de las pulgas
está abierto miércoles y sábados de nueve de la mañana a cuatro de
la tarde.

Los que llegan temprano encuentran parqueo, la mejor época
es de mayo a octubre. En un lugar donde se pueden estacionar diez
mil autos, es difícil, a las once de la mañana, encontrar un lugar
donde estacionar el auto, por eso yo prefiero llegar temprano. Este
es mi objetivo de hoy y durante tres horas o más, será mi deleite,
mi punto de observación, mi momento de soledad y recuerdos, es
el lugar donde mi mente se remonta al pasado.

El mercado ocupa el espacio de uno de los parqueos y los pues-
tos están delineados en diez calles con un largo total de más de dos
mil metros. Si hablo de este mercado es porque lo visito frecuentemente,
pero también podíamos hablar de muchos otros que atraen
nuestra atención, pero ahora nos referiremos a mi preferido. Este
mercado situado en lo que se conoce como Meadowland, tiene tres
entradas y se paga un dólar para ser admitido a él. Lo cobra la
dirección de el estadio y es para cubrir gastos de mantenimiento y
empleados. En los meses del invierno crudo la entrada es libre,
también los miércoles cuando la afluencia de público es menor.
Las dos primeras calles están ocupadas por los tesoros del ático, así
lo hacen saber los carteles con flechas que nos llevan directamente
al comienzo de nuestra aventura sabatina.

¿Qué tiene un mercado de pulgas? Como les dije antes comenzamos
por las calles donde se aglomeran los vendedores de antigüedades
o de objetos sin valor. En largas mesas o dispersos por el
suelo, se pueden encontrar los más variados objetos que fueron
rescatados por expertos vendedores de la materia; acá todo es de
uso y es posible que hasta se encuentre en malas condiciones, pero
hay algo que nos hace acercar a cada objeto, examinarlo, tocarlo,
hacerlo funcionar, y recordar cómo ese quinqué antiguo que está
en una mesa fue un día la llama que iluminó nuestra casa, o cómo
esa insignia fue llevada por nosotros cuando éramos Boy Scouts,
vemos como un radio antiguo de tamaño gigante nos hace recordar
el de un vecino nuestro, y nos asomamos a la parte de atrás y
nos parece increíble ver cuántos bombillos, resistencias y
condensadores hacían falta para sintonizar una sola estación de
radio en los años 40.

¡Cuántas cosas más podemos ver! Una lata de clavos de herraduras
y nos trae recuerdos de la herrería de la calle Martí en mi
pueblo natal, Bayamo, donde eran llevados los caballos para ser
herrados, en ese momento nos viene a la mente la fragua de carbón
echando llamas, alimentada por un fuelle de cuero, y ver cómo el
hierro se ponía al rojo vivo, y veo venir a un herrero que con grandes
tenazas levanta la herradura de entre el carbón de piedra y,
martillea el hierro para templarlo y que quede plano. Si seguimos
atrás en nuestros pensamientos recordamos cómo esos caballos que
son herrados tiran de los antiguos coches de la ciudad, o cómo el
hacendado del campo viene al pueblo en su brioso corcel. Aquello
también nos recuerda el antiguo sanatorio de la Colonia Española
de Santiago de Cuba, en Bayamo, donde los campesinos dejaban
sus caballos cuando ya no les permitían entrar al pueblo y tomaban
el autobús local que los llevaría al centro de la ciudad, o cómo
en ese mismo lugar esperábamos el antiguo comando, camión usado
en la guerra, que nos llevaría a Santa Bárbara, a la finca de un
tío de mi madre, para pasar una semana de vacaciones. Y nos viene
a la mente la fábrica de refrescos “Cawy” que establece su
embotelladora en ese mismo lugar, donde, al llegar al poder la revolución,
son fusilados a la vista pública varias personas de la ciudad,
y más tarde levanta en las instalaciones de esa fábrica de refrescos
una embotelladora de leche pasteurizada para consumo local.

Es entonces que aquella lata conteniendo clavos de herradura se
convierte para nosotros en recuerdos e historias.

Seguimos nuestro recorrido y encontramos cuadros antiguos,
con marcos más antiguos todavía, y nos vemos de pronto en la sala
de nuestra casa escuchando alguna música y viendo los que colgaban
de nuestras paredes.

Si encontramos algo que nos gusta, preguntamos el precio, sólo
por preguntar; si el precio es una ganga lo compramos de inmediato
si lo encontramos caro lo dejamos sin hacer ningún comentario.
Si está caro y es algo que apreciamos comenzamos una plática
de remate y solicitud de rebajas, el vendedor pone un precio y
nosotros hacemos una oferta, el vendedor vuelve a poner precio y
nosotros, si lo encontramos correcto, hacemos una nueva oferta o
mantenemos la oferta inicial. Con el tiempo hemos aprendido que
nunca se debe pagar el precio solicitado a menos que sepamos que
estamos comprando una ganga, en fin de cuentas sólo estamos
pasando el rato o entreteniéndonos en una mañana soleada; volvemos
a poner el artículo en su lugar si entendemos que el valor no
es el adecuado. El vendedor vuelve a levantarlo y nos muestra las
propiedades del artículo, y hasta nos relata su triste historia ha-
ciéndonos todavía una nueva rebaja, pero no la solicitada por nosotros.

Cuando sé lo que busco, también sé lo que debo de pagar.

Me detengo en una vitrina que exhibe unas insignias y, entre
un montón, reconozco dos de la Independiente Orden de Odd
Fellows; una es de la 71ª Sesión Anual de la Gran Logia de
Pensylvania, celebrada el 15 de mayo de 1894; la otra es roja y se
destaca entre todas las otras más desgastadas, es de la celebración
del aniversario de la Logia Minerva Nº 224 de Philadelphia, el día
26 de abril de 1869. Desde que las veo sé que las voy a comprar
para regalarlas a un hermano que las colecciona, miembro de la
Logia Friends, de New Jersey, y la cual visitamos todos los años.

Pregunto el precio. Cincuenta dólares cada una, dice el vendedor.
Las miro y veo su autenticidad, y las vuelvo a poner en su lugar.
No es bueno mostrar mucho interés por las cosas, y me pongo a
ver otros artículos. Ya me retiro y el vendedor me invita a que las
compre. Le digo que el precio no está en mi presupuesto. Me dice
que ofrezca y le digo: cinco dólares por cada una, y ni siquiera veo
su cara. Hago como que me retiro y me dice: cuarenta por las dos.
Le digo: veinte por las dos, y la transacción queda efectuada. Entrego
un billete de veinte dólares y recojo mis dos insignias que si
hubieran quedado allí se hubieran seguido deteriorando, creo que
para mí es una buena transacción.

No muchas personas se hubieran interesado en el artículo, pero
ese sí era algo apreciado para mí, pues conozco a la persona que las
pondrá a buen cuidado, y eso me satisface. Al llegar a mi negocio
las pongo dentro de un plástico y las sello. Para mí ha sido un buen
día en el mercado.

Nuestro paseo continúa. Nos acercamos a una mesa donde todo
está ofertado por un dólar. De entre toda la chatarra, saco una
cuchilla de cortar cartón retractable y de la marca “Stanley”, la veo
y le entrego el dólar a la persona que cuida la mesa. Una cuchilla
como ésta cuesta en el mercado de siete a doce dólares y nunca
pierde su valor, es posible que en mi negocio tenga diez cuchillas
como ésta, pero esto precisamente, fue la tentación de una ganga,
además, el atesorar herramientas es mi pasatiempo favorito.
15 de marzo de 2003. Demos un paseo por el mercado para ver
qué es lo que vemos. Una bicicleta con ruedas de bandas blancas,
una mesa llena de talladuras en mármol y en piedra, serruchos
oxidados, serruchos pintados con paisajes tropicales; una cama de
bronce como la que tenia la tía Niña en Manzanillo, estufas de
carbón, revistas cómicas o muñequitos, una cama de hierro que
nos hace recordar la que había en el patio de mi casa, chiforrobers,
armarios, vitrinas, libros, discos, discos muy antiguos, videos, discos
compactos, un aparato de Flit de los que se usaban para matar
mosquitos, herramientas de todo tipo, llaves y cerraduras, candados,
un periódico del domingo 18 de febrero de 1934, clavos de
línea, pastas de limpiar zapatos de las marcas Benjamín, Crown,
Pocker, Corona, Kiwi, una caja de tabacos Partagás vacía, latas de
clavos, aldabas de tocar en las puertas, y me viene a la mente una
portada de la revista Bohemia cuando se dio el último aldabonazo,
y la muerte de Eduardo Chivás, en Cuba; cantinas cantimploras,
bielas de carro nuevas en su caja original, violines, máquinas de
moler de distintos tipos, máquinas de cortar jamón, trípodes de
cámaras, sakíes para la nieve, bastones de golf, pelotas de todo tipo,
punzones y picadores de hielo, ganchos para alzar un quintal de
hielo, herraduras de todos los tamaños y tipos, planchas de carbón,
bigornias, chavetas, faroles de cristal rojo, anclas, espuelas,
máquinas de coser, cañas de pescar, arpones, aspiradoras, tacos de
billar, bolas de billar, faroles y fanales, computadoras, relojes de
todo tipo, incluyendo los famosos abuelos o grandfather, herramientas
de carpintería antigua como una garlopa de madera, dagas,
sables, filtros de cerámica esposas que usan las fuerzas del orden,
brochas, máquinas de escribir —antiguas y eléctricas— un
radio transoceanic de la marca Phillips, rollos de tela, barriles, garrafones,
como los que usaba mi madre para hacer el aliñao; copas,
instrumentos musicales exóticos, ruedas de carreta, arcos y flechas,
en fin miles de artículos que uno ni se acuerda que pudieran existir.”

Mas que comprar, el motivo de nuestra visita al mercado es ver
y conocer , recordar, conocer la historia de las cosas, ver cómo una
máquina de moler maíz o café de hace setenta años todavía se mantiene
en perfectas condiciones, y cómo una lámpara de carburo
todavía está funcionando, aunque no sabemos ya dónde comprar
el carburo, tampoco el luz brillante para el quinqué que nos fascinó
al principio de nuestro recorrido, o encontrar doce docenas de
presilladoras nuevas que no se pueden usar porque el sistema no es
estándar a las presillas de hoy día, descubrir que todavía existen
cintas de grabar voz de 5 mil pies de largo, completamente nuevas
en sus cajas y sin que nunca se hubieran usado, mucho menos hoy,
que la tecnología nos permite grabar en discos compactos digitales,
ver cómo todavía una persona se empecina en vender un televisor
en blanco y negro tamaño gigante (y más cuando hay otra persona
que lo compra) cuando hoy las pantallas planas a todo color, comienzan
a inundar nuestros mercados.

Pero mucho cuidado, fíjese como un caballero bien vestido y
una dama elegante, observan con atención, por medio de una lupa,
la marca de fábrica en la parte de abajo de una plato o de una
sopera que han levantado de una mesa, se cruzan miradas y se
dicen cosas muy bajas al oído, al parecer han descubierto un objeto
antiguo o de algún valor, preguntan el precio, y si es de su agrado
lo pagan sin mediar palabras, estos son los buscadores de objetos
para coleccionistas, o coleccionistas en busca de oportunidades,
Cientos de estas personas inundan este tipo de mercado para encontrar
artículos, o deleitándose con tener en sus manos una pieza
de colección.

Otra de las cosas que se encuentran son cubiertos de plata o de
oro, alfileres, prendas, juegos de copas, vajillas completas, armas
antiguas, juegos de cuchillos japoneses, bayonetas, todo tipo de
herramientas, discos de 33 revoluciones o discos compactos a precios
increíbles, artículos fotográficos, material de oficina obsoleto,
herramientas nuevas que ocuparon los estantes de algún almacén
en remodelación, y que son vendidas por un dólar o menos. Lo
que usted no se imagina lo puede encontrar en mercados como
éstos.

Hace unos días, entre un montón de prendas de fantasía, en-
contré un anillo de oro 18 quilates por un dólar. Es posible que mi
esposa se gaste cincuenta dólares en mandarlo a agrandar, pero por
un anillo de oro yo pagué un dólar.

Pero atrasemos el almanaque y nos encontramos de nuevo en
este mercado, un día 14 de diciembre, con una temperatura de 38
grados Fahrenheit, ráfagas de viento de más de veinte millas y una
lluvia intensa. ¿Se imaginan que habría gente en este lugar? Yo no
lo hubiera creído. Pero esa mañana de sábado, cuando me levanté
en mi casa, el tiempo era verdaderamente infernal. Cinco días antes
habían caído siete pulgadas de nieve, que todavía se encontraba
en el suelo o amontonada en las orillas de las calles, y al asomarme
por la ventana que da al patio veía cómo el viento barría las pocas
hojas que quedaban en el suelo. Para poder escribir algo sobre el
tema un escritor tiene que vivirlo, y yo estaba decidido a hacerlo,
quería comprobar si de verdad habría vendedores y compradores
en el mercado al aire libre. Buena fue mi sorpresa: el mercado estaba
lleno de autos, señal de que había personas allí, serían aproximadamente
las once de la mañana y tuve que estacionar casi al final del parqueo;
los espacios cercanos a las entradas estaban ocupados y no había chance de,
tomar alguno.

Lo primero que hice fue irme a las calles conocidas, a los tesoros
del ático, fue entonces que comprobé el por qué la mayoría de
las cosas que se vendían estaban oxidadas, todas estaban expuestas
a la merced del tiempo y la lluvia, y el agua de lluvia es el agua más
corrosiva que existe.

El frío era intenso, la lluvia calaba los huesos por muy abrigado
que me encontraba, llevaba sombrilla y jacket para la lluvia, así y
todo no comprendía cómo los vendedores permanecían allí. De
pronto me vi transportado a los antiguos barrios bajos donde la
gente encendía fuegos para calentarse. Fogatas, debidamente protegidas
en tanques de cincuenta y cinco galones, ardían incesantemente
para mantener el calor, pero lo que más me llamó la atención
fue ver los pequeños barbecues con pollos asados y carnes, o
pan sólo para alimentar al vendedor, y que no formaban parte de
la mercancía expuesta para la venta. Ese día también vi cómo uno
de los puestos ardía por un fuego mal preparado delante de una
mesa.

Muchos de los vendedores tenían una especie de casa de campaña
que los protegía de la lluvia; otros sólo colocaban nylon sobre
la mercadería para que no se deteriorara; otros ofrecían lo que tenían
dentro de un van o carro que usan para transportar la mercancía,
todos se protegían de la lluvia y el frío. Si había compradores,
habría vendedores; si había vendedores los compradores
vendrían pero el mercado se mantenía abierto. Al levantar la vista
vi cómo cientos de personas, sombrilla en mano, seguían en la
búsqueda del artículo deseado.

Los objetos más codiciados son los sobrantes de guerra, y son
los veteranos los que más añoran encontrar un recuerdo de esos
tiempos. Por eso este mercado no desaparece, por mucho que lo
evitemos siempre habrá una guerra.

Si usted cree que una persona impedida no viene a estos mercados,
se equivoca, cientos de lugares de estacionamiento cerca de
las entradas son reservados para personas impedidas. Es el lugar
donde más sillas de ruedas usted puede ver, donde más ómnibus
para transportar impedidos vienen y que sólo transportan personas
mayores o incapacitadas. A los ancianos les fascinan estos lugares,
tienen de todo en sus casas pero para ellos es un reto comprar
un artículo y llevarlo a la casa. Esa es su ilusión, esa es su fantasía,
y cuando están ya impedidos, los hijos o los nietos los complacen
trayéndolos a estos lugares, les comunican a los nietos los secretos
del mercado de pulgas, y estos a su vez se sienten fascinados por las
historias. Es por eso que estos mercados no desaparecerán nunca,
porque la herencia va pasando de generación en generación. Para
estas personas mayores va dedicado este trabajo. Como un homenaje
a mi madre, que es una ferviente admiradora de estos mercados,
he escrito estas líneas.

Hoy día este mercado se mantiene abierto los miércoles y los
sábados, su entrada es libre en el invierno y todos los miércoles, de
mayo a octubre, los sábados, la entrada cuesta sólo un dólar por
persona, ¿puede usted obtener mejor placer por ese precio? Los
invito a que lo visiten. En las ocho calles restantes, pueden encontrar
objetos nuevos desde ropas, hasta las joyas más finas y a un
precio relativamente bajo. Las mejores marcas, o las mejores imitaciones,
seguro le esperan en este mercado. Si no le da la tentación
de comprar, deléitese con las frutas frescas, o las comidas que venden
o preparan allí para vender. Camarones de muy buena calidad
y langostas de Maine le esperan, embutidos italianos y pan fresco,
mercancías de remates, plantas, flores, o artículos de la temporada.

Si es época de Navidad, encontrará de todo para esa ocasión. Si es
época de Halloween, habrá de todo lo relacionado con esta fecha.
Si no lo encuentran piensen que he pasado un año haciendo este
recuento y que cada sábado he agregado un pedacito a esta historia.
No piensen que todo lo expresado aquí lo verán en un día.
Este relato, precisamente, es mi mejor satisfacción.


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Este relato lo hice para complacer a mi mama.

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