sábado, 28 de agosto de 2010

Capote # 25

Volviendo a Capote # 25, pero esta vez en el barrio o la calle, podemos decir que nuestra casa estaba situada entre las calles de Pío Rosado y Cisneros, en esa acera, comenzando por la calle Cisneros, estaba la casa de Iraís Acuña y Armando Amargós, allí vivían Walter, Gretel, Nelson, Lincoln y Franklin, la casa de los Amargós era de madera, con una sala amplia, un piso de losetas bien pulidas y un patio central de cemento lleno de matas de flores, al lado de la casa de los Amargós, estaba la casa de Ester Yasell (Pupa) y Ché Selva, esta era otra casa de madera, con piso de madera y un patio central lleno de jaulas de pajaritos exóticos y flores, le seguía un pasillo que era de la casa de Juan Morales donde también vivían Miguel, Sonia Yuyu y Ana Ibis, era una casa moderna de mampostería con dos columnas en el centro que dividían el comedor y la sala, luego le seguía un amplio corredor y al frente estaban las habitaciones, la cocina y el baño, en la parte de atrás un amplio patio. Le seguía la casa de Enedina Palacios que era la mamá de Hubel, (Nene), Glámides y Guido, el papá era Conrado Tamayo y en esta casa también vivía Balolo un señor que era carpintero, una señora que se llamaba Leonor y un señor que le decian el Cura, era una casa parecida a la nuestra de estilo colonial antigua, después nuestra casa, tipo colonial antigua que ya la hemos descrito en el articulo Capote # 25, luego seguía la casa de Teresina que era un conjunto de nuestra casa, también allí vivían Gaudencio y Visitación, hijos de Teresina, después venia una larga pared de ladrillos que terminaba en la nave del garaje del Gallego Álvarez con la esquina de Pío Rosado.


Por el frente de nuestra casa y comenzando en la esquina de Cisneros estaba la venduta (en Cuba, tienda o puesto de verduras y abarrotes) de La Mexicana, la dueña se llamaba Teresa, y su esposo era Rafael Milanes que vivían detrás de la tienda junto con sus hijos Rafaelito y Albanery. A lado de la venduta La Mexicana estaba el bar La Enramada, propiedad de Rafael Milanés. Luego estaba la carpintería de Chú, la carpintería de Chú. Era una nave de madera inclinada por el peso de los años, en un cuarto que había en la carpintería vivía Chú y frecuentemente se formaban fiestas al compás de guitarras y violines o juegos de domino, donde también se mataba un chivo o un lechón para amenizar la fiesta, la carpintería de Chú para mi tiene un recuerdo muy especial, pues era allí donde yo pasaba la mayor parte del tiempo de ocio mirando trabajar los carpinteros o recogiendo trocitos de madera para preparar mis juegos o atizar la candela en el anafre del patio de mi casa.

Luego venia la barbería de Carlitos, era un salón de mampostería y placa y allí recuerdo haber dejado el recorte de mis cabellos cuando era niño, después estaba la casa de Juanica e Isolina Pavón, Isolina hacia muñecas de trapo para la venta, también vivía el Manco que era un matarife del Matadero Municipal y siempre traía una faja llena de filosos cuchillos, el Manco era también criador de perros y de gallos de pelea los que cuidaba y preparaba para los combates dominicales en el Club Gallístico Bayamo o la Valla La Victoria, la Valla La Victoria tenia peleas de gallos los martes y los jueves y la asistencia era bien nutrida siempre en los dos lugares, principalmente venían campesinos de los alrededores de Bayamo. Isolina solía dar sesiones espiritistas de cordón los miércoles en la noche, Juanica era la mamá de Niní, Rubén, las mellizas y otras mellizas más pequeñas, Niní y las mellizas mayores se encargaban de limpiar las lecheras de leche que Hugo Vergara (un primo de mi mamá) traía de una finca que tenia arrendada en el Almirante, en esos menesteres yo solía ser también su ayudante, la casa de Juanica era de ladrillos sin repellar y piso de tierra y en el patio se veían las jaulas de gallos y los perros que el Manco tenia. El Manco había perdido la mano en una pesquería usando bombas de dinamita y una de las bombas le explotó en la mano, esta práctica de la pesquería con bombas estaba prohibida en el río Bayamo pues en ese tipo de pesca se mataban los peces grandes y pequeños resultando nocivo para la naturaleza.

Luego venia la casa de Juan Francisco Arjona, una edificación de ladrillos y columnas sin techo al frente, en el patio de esta casa estaban las colmenas de abejas, allí vivían Chirín, Pedrito, Charito, Dania, Carmen, Altagracia, Melba y Catatuco. En el patio de esta casa había una mata de naranjas, una mata de mangos y otras mas de frutas y flores que contribuían a dar materia prima a las abejas para su laboriosos trabajo de producir la miel y los pañales, le seguía la casa de Rosarito y su hija Gloria González, era una casa con el frente muy moderno y en su interior brillaban los pisos, también en el patio había jaulas de pajaritos y árboles frutales, luego estaba la casa de Ambrosia Oduardo, mi madrina, allí vivían Lola, Dalila, Perrucho y Arnaldo, también recuerdo cuando allí vivían Fengue Tulita y Ramón Zamora, mi padrino, el frente de la casa era de ladrillos hasta dos metros aproximadamente y de allí continuaba con maderas de tabloncillos hasta el techo, el piso era de losetas bien pulidas con un amplio corredor al fondo, el techo sujeto con columnas de tubos de acero de dos pulgadas donde yo solía balancearme y jugar a mi antojo, en el patio un árbol de mamones y otro de mangos (en Cuba y otros países se usa la palabra MATA para nombrar un árbol, la mata de mangos, la mata de mamones, la mata de tamarindos, la mata de güira), hago esta aclaración ya que en curso del escrito puedo hacer alusión a una mata, especialmente a las de este patio, donde con el permiso de mi madrina podíamos entrar y coger un mango o un mamón, pero que deliciosos eran los mangos que nos robábamos a través de la cerca del callejón de los chinos que vendían pescado o hacían barquillos para helados, pues además de robárnoslos estaba la emoción de que no nos descubrieran en la maldad del hurto, sigamos con la descripción de la calle y no entremos en detalles todavía sobre el hurto de los mangos.

Luego venia la casa de las mellizas, pues así se les llamaba, éstas eran las hijas de Toñe Argote (El Buey de Oro) como el mismo se hacía llamar cuando se montaba en su caballo. Es de notar que en esa época el uso de caballos para venir al pueblo era muy popular, la casa de las mellizas era de ladrillos con piso de losetas y allí Vivian Yolanda, Ana, Miriam su hija, las mellizas, Nene, Luis, Cholo, Emma, Hilda, Blanca. Luis tenía un camión de reparto de galletas y semanalmente daba dos viajes a Holguín para traer directamente de la fábrica los tanques de galletas, cuando Luis llegaba de Holguín se reunía un grupo de muchachos para ayudarle a bajar los tanque de galletas del camión pagándoles un generoso salario de 5 centavos por el trabajo a cada uno, aunque el sueldo no pareciera bueno los muchachos nos disputábamos el escalafón para bajar los tanque de galleta del camión. En el patio había una mata de cocos bien alta y esta casa se colindaba con la casa de Ambrosia por medio de una puerta en el pasillo, lo que permitía los juegos de lotería clandestinos en el pasillo de la casa de Ambrosia, o la casa de las mellizas, si por casualidad llegaba Toñe Argote, el desparramo de gente que salía por la puerta de la casa de Ambrosia era de notar. En la casa de Ambrosia había un radio montado en una mesa con un dial que se le daba vuelta por medio de una manivela, en ese radio escuche yo el entierro de Chivás narrado por Germán Pineli en vivo y directo desde La Habana. Después de la casa de las mellizas venia la casa de Paco Chávez que también era de madera de tabloncillo, allí Vivian Antonia, Saulo, Jacinta, Omar, Xiomara Ququi, Martha la hija de Aleida. Luego en la casa de al lado una casita donde vivía el Jefe de Estación del Ferrocarril de Bayamo con su esposa Gisela y dos perritos, este matrimonio vino de Santiago de Cuba y era muy querido en el barrio, y por ultimo en la misma edificación de madera estaba la tienda de Alipio, que anteriormente había sido de unos chinos, uno de ellos llamado Mabay, la tienda de Alipio tenía un portal grande con piso de cemento pulido y frío, en los días de verano, (cuando Emilio vendía anoncillos en aquel portal yo recuerdo cuando compraba a un centavo el mazo que podía contener mas de cien anoncillos, y pensar que el sábado pasado yo pague un dólar por 10 anoncillos o quenepas en el mercado de los Gigantes.) Yo recuerdo cómo me recostaba de espalda para sentir el frío del piso de cemento. Véase la diferencia cuando usamos los nombres de La Tienda de Alipio, La Venduta de La Mexicana o el Kiosco del Rubio, pues en el curso del escrito estos nombres se van a repetir muchas veces.

Hasta aquí hemos descrito solamente nuestra cuadra, la que comprendía desde la calle Pío Rosado hasta la calle Cisneros, pero vamos a recordar mas de nuestro barrio, de esa calle Capote desde la calle Martí hasta la línea del Ferrocarril.

Vamos a describir mas, pues esto hace que recordemos, o la crítica de nuestros lectores dominicales nos hagan recapacitar y corregir nuestras ideas, sigamos con la calle Capote crucemos la calle de Pío Rosado, siguiendo por el frente del garaje del Gallego Álvarez, (GALLEGO en Cuba es una palabra de uso frecuente para nombrar a un español, no importa si vino de Madrid, de Sevilla, de Granada o de Galicia para nosotros todos los españoles eran gallegos, excepto los que vinieron de las Islas Canarias que se les decía isleños o canarios). Bueno en el frente al cruzar la calle estaba el Kiosco del Rubio, curiosamente el Rubio era gallego y todos los conocíamos por el Rubio, lo recuerdo siempre con un kepi hecho de papel de añafé y un lápiz amarillo terciado en la oreja derecha, el Kiosco del Rubio estaba en la esquina de un solar, detrás del kiosco estaban las casas de las familias Quesadas y en una de ellas también vivía el Rubio que era casado con una de las Quesadas, en el frente a estas casas quedaba un amplio solar donde los chicos solíamos practicar algún juego, que podía ser trompo, juegos de bolas de cristal o canicas, peregrinas, o algún juego fácil y que no fuera a interrumpir con la tranquilidad del barrio, después del solar estaban los salones de billar y un bar propiedad de uno de los Quesada también. En este bar se formaban frecuentes peleas entre hombres y algunas veces entre mujeres también, pero la que más recuerdo fue un día que el Manco se fajo con otro hombre dentro del billar y salió al bar mientras el otro hombre trataba de huir debido a la fuerza del Manco, el manco tiro un peseta en el mostrador y pidió una cerveza Hatuey sin abrir la botella, se planto en medio de la calle y le dijo al hombre "mira lo que hacen los hombres" y se reventó la botella de cerveza en la cabeza, todavía tengo aquel momento en mi mente cuando veía como pedazos de vidrio con cerveza y sangre rodaban por el cuerpo del Manco que con una sonrisa salió de allí como un héroe triunfante.

Si cruzamos la calle de Santa Lucia tenemos la casa de Antonia Urquiza y Pare Vega, al lado está la famosa dulcería VEGA , desde las 4 de mañana están saliendo a la calle los repartidores de pasteles con el famoso cuño VEGA es allí también donde se confeccionan las rosquitas de 8 los matahambre, los suspiros, los mantecaditos, las yemitas, y muchos otros dulces bayameses que son vendidos en las estaciones de ómnibus y de trenes y en cada casa por donde pasan los vendedores uno de ellos el más famoso lo fue TATI el que todavía recordamos. Otro que solo vendía pasteles fue el conocido CALIENTE, que con una voz ronca desde muy temprano ya anunciaba su pastales, también en la dulcería de VEGA para el día de Noche Buena se asaban cerdos que se vendían en pedazos a la población para que fuera motivos de celebración de ese día.

Al cruzar la calle Juan Clemente Zenea estaba el taller de Martillo de Oro, era un taller de chapistería y los carros que en esa época tenían un accidente la carrocería era de un metal pesado que Martillo de Oro se encargaba de dejar como nuevo, el precio que cobraba le daba crédito a su sobre nombre, luego venia otra casa y después la casa de Tito el Palmero el padre de Perungo muy conocido por las cometas que vendían allí y por haber sido campeón de unas competencia de resistencia de bicicleta en el parquecito Maceo Osorio de Bayamo donde estuvo 3 días consecutivos dándole vueltas al parquecito. El fatídico día 21 de octubre Perungo fue uno de los 21 que aparecieron muertos en Bayamo y sus alrededores. Luego había dos casas mas y en la esquina estaba la casa de Marvelia y Pepe Pla donde también vivían su mama Virgina y su abuela materna después venia la calle Pizarro y más adelante EL CAMPITO nuestro vasto territorio de juegos y el patio y la plazoleta del ferrocarril.

Nos situamos de nuevo en el frente de la tienda de Alipio y cruzamos nuevamente la calle Pío Rosado allí nos queda el Bar de Emma Selva y Manolito, el bar tenía un mostrador amplio de madera negra con un bisel hacia el lado de los clientes, detrás había un refrigerador a todo lo largo muy bien surtido de bebidas en su interior y en la parte superior donde no faltaba nada para satisfacer el buen gusto de un cliente de ocasión o consuetudinario, en el salón había una victrola o traganíqueles que siempre sonaba alimentada por las monedas de un nostálgico bebedor, en la barra o mostrador había varias banquetas de hierro y madera dura y en el salón mesas con sillas, en la parte de atrás del bar estaba la casa de Emma y Manolito donde también vivía la hija de ambos Emmita. Al terminar la casa de Emma había un solar lleno de matas de frutas que eran la delicia de los chicos del barrio, En el centro de este solar había una casa de guano pero que yo recuerde no estaba habitada. Luego se cruzaba Santa Lucia hasta Zenea pues allí no había casas frontales, después varias casas en una de ellas vivía un amigo mío llamado William que era Boy Scout, también en esas casas vivía una amiga de nombre Gladis y otro amigo de apellido Pizarro después la calle Pizarro y mas allá el Campito y patio del Ferrocarril.

Si nos situamos frente a la casa de los Amargós, cruzamos la calle Cisneros, allí vemos la panadería de Panchito Selva Cisneros. El 15 de Junio de 1886 era su nombre, pero todos la conocían por la panadería de Panchito o la panadería de SELVA, era una construcción colonial más moderna, es posible que posterior al incendio de Bayamo que fue en el 1868 en la nave principal estaba una tienda de abarrotes donde se vendía de todo lo necesario para la cocina de una casa, pero desde las 4 de la mañana, allí se vendía el pan caliente, acabado de sacar del horno, pan de agua, pan polaco, pan de huevo, pan de molde, hogazas, galletas, panes para restaurantes, panes para emparedados, pan de gloria, pan de bocaditos, en fin las diferentes clases de panes necesarios en una ciudad salían de aquella panadería y muy especialmente el día 13 de junio el famoso pan de San Antonio que generosamente la panadería donaba a la Iglesia de Bayamo para repartir a sus feligreses. Fue en aquella panadería donde yo di mis primeras clases de hornero con la ayuda de Wilfredo Selva (Niño), recientemente fallecido en la ciudad de Elizabeth en New Jersey, fue allí también cuando ocultos en las sombras de la noche un grupo de chicos entrábamos al patio de panadería a recoger pedazos de galletas en los tanque de galletas que esperaban ser llenados para repartir al día siguiente, después de la panadería estaba la cochera donde se guardaban los carros y los caballos de repartir el pan y las galletas a los centros distribuidores, eran dos carros cuadrados de metal pintados de verde con un letrero de la panadería Selva, después le seguía el almacén de la harina que era una moderna construcción al lado de la casa de Armando Selva que también era una casa moderna, luego venia la casa de Panchito Selva que era una casa colonial con patio interior lleno de jardines, allí también vivía Tulita, Yolanda y Aurora hijas de Panchito y otras personas más, creo que Wilfredito Selva y Nivia que eran hijos de Niño Selva. Después estaba la casa de Diego Selva que también era una casa tipo colonial, después estaba la casa de Fernando del Monte, después la casa de Balín el dueño del Hotel Balín, esta era una casa moderna, después estaba la casa de María Lola Reyes, donde yo aprendí la cartilla, mis primera letras, los números, las tablas de sumar, de restar, de multiplicar, y por último las de dividir, y varios reglazos y castigos, forma muy común de enseñanza en nuestros tiempos cuando no existían sicólogos ni siquiatras, y cuando el pan del saber se comía a fuerza de golpes y lagrimas, no me estoy quejando de haber aprendido de esa forma fue una época que todos debemos de recordar, cuando un maestro tenia la autoridad y el buen deseo de que nosotros aprendiéramos, María Lola, agradecemos lo que hiciste por nosotros en esos momentos, cuando cargábamos nuestro banquito de cedro y cuero de chivo para tener un espacio en tus aulas, después de la casa de Lola Reyes estaba la casa de Oscar Vidal y su esposa Angelita en una casa moderna de construcción Art Deco allí vivían la hija mayor Vilma , Oscarito, Olivia, y Monina, luego de la casa de Vidal estaba la tienda del chino William que hacia esquina a la calle Martí, William después se convirtió en un diestro fotógrafo y dejo la tienda a otro chino de nombre Antonio que también se inclino en la fotografía pero sin abandonar la tienda de la esquina de Martí y Capote.

Ahora nos situamos de nuevo frente a La Mexicana y haciendo esquina con Cisneros y Capote estaba la cochera y el almacén de leña para los hornos de la panadería de Selva (había dos hornos), allí bajo techo se guardaban cuatro coches que eran propiedad de Sergio Selva, en la parte de atrás había un establo para los caballos y a todo el derredor de la cochera se amontonaba en correcta formación la leña que daría el fuego en los hornos de la panadearía, después de la cochera, venia la casa más temida del barrio por los chicos, la casa de Noelia Ross que era la enfermera del barrio, la que inyectaba, allí vivían Nando, Chiqui y Acacia Selva, también Luis un señor que le faltaba el brazo derecho o lo tenía atrofiado, la casa de Noelia era de estilo moderno, después estaba la casa de Miguel Selva, que era una casa colonial con una largo patio lleno de jaulas de pajaritos, después estaba la casa de Leo que vivía Tony y el mudito que trabajo en el telégrafo, después la casa de una señora que trabajaba en la Nestlé, después un garaje de motores Harley Davinson y después estaba la Pollera de Miguel Selva donde se vendían pollitos, pajaritos, conejos, curieles y otros animales domésticos y ahora nos damos cuenta que esto era el primer Pet-Shop de nuestro pueblo, allí en ese lugar pasaba yo mis ratos de ocios, (¿y todavía me quedaban ratos de ocios a mi?), después de la pollera estaba la Casa Singer donde se vendían maquinas de coser y repuestos para las maquinas Singer, seguidamente estaba la casa de Benjamín el que tenia la venduta frente a los colegios públicos, es de recordar que estas dos casas tenían la acera del frente hecha de cuadritos de 2 pulgadas y patinar en esta acera era un reto para los chicos pues producía una vibración tremenda en el cuerpo y una bulla que no era soportable por los vecinos, después estaba la casa de los Fonseca que el frente estaba por la calle Martí.

Hasta aquí llega mi relato de la calle Capote, he tratado de llevarles a ustedes mis recuerdos de una calle que recorría día a día, en juegos, idas y venidas a la escuela, o la imprenta donde trabajaba mi papá, o mis escapadas al parque, o al campito, una calle que para mí no se olvida entre los recuerdos de mi Bayamo querido, pero voy a extenderme más en estas calles de mi barrio pues la calle Cisneros era uno de los centros de juegos y atracciones que visitábamos diariamente.

Doblemos por La Mexicana y nos topamos con un patio lleno de botellas que era producto de las transacciones de aquella época y que pacientemente esperaban que llegaran los carreros a recogerlas, luego estaban los garajes Gildo Sabater y seguidamente la casa de Ñica García y de Carmen Peix, frente a estas casas la carpintería de Zenen donde también trabajaba Félix, en esa carpintería también yo derrochaba mi tiempo viendo como se confeccionaba un mueble o una puerta en fin mi curiosidad siempre estaba latente. Después estaba la casa donde naciera nuestro ilustre patriota José Joaquín Palma y siempre era motivo de veneración el pasar por su frente, al frente de esta casa estaba el solar de Francisco con sus matas de limones, naranjas mangos y otras frutas, pero lo más importante filas de cajas de colmenas de abejas que laboriosamente producían miel, cera, jalea real y otros productos, después estaba el callejón de Ulises, el Zar de la Cal, Masilla y Mezcla, después estaba el patio de la casa de Panchita Sueiro con un portón de bronce que al más mínimo golpe sonaba como una campana, es de notar que en las noches los chicos veníamos hasta este portón a tirarle piedras para hacerlo sonar, esas era una de nuestras maldades, en este patio había también una lechería donde por las mañanas se expendía la leche que era traída de la finca de los Sueiros, seguidamente venia la casa de Fernando Cruz y su esposa donde también vivía Cely y su hermano Fernandito después estaba la casa de Panchita Sueiro, luego la casa de Clemente Rodríguez (dueño del restaurante El Nacional) y Calila su esposa donde también vivían Silvia, Tiburcio y Sergio, después una familia de apellido Surós que tenían un carro VW y como 8 hijos y todos cabían en el carrito y en la esquina esta la Zapatería Corona que era una zapatería donde también vendían artículos para pulir calzados y se confeccionaban calzados finos a la medida, al frente de todas estas casas estaba la tapia de los colegios públicos que antiguamente estaba formada por rejas de hierro terminadas en punta, luego estas rejas fueron retiradas y se levanto un muro de ladrillos de 3 metros de alto completo a todo lo largo de la calle Cisneros.

Pero volvamos a la calle Cisneros frente al solar de Francisco, primeramente les diré que la calle no tenia bordillos y era de tierra por lo tanto el ancho de la calle era bastante considerable y frente al solar de Francisco era donde formábamos la olla de la cambuca o cambumbia, como quieran llamarle, para los que no se recuerdan de la cambuca era una trozo de madera terminado en punta por las dos lados de aproximadamente 4 pulgadas este se situaba en una olla de un metro más o menos hecha con la punta del palo, el palo debía de tener 12 pulgadas aproximadamente y se le daba un golpe en la parte de adelante esto hacía saltar la cambuca y con el mismo palo se le daba otro golpe para hacerla botar, el otro jugador podía coger la cambuca en sus manos y traerla hasta la olla y depositarla y era ganador si no la cogía tenía que tirarla desde donde había caído y decir cuántos palos le faltaba para llegar a la olla, con el mismo palo se contaba la distancia y si acertaba se le adjudicaban los tantos si no acertaba los tantos eran para el que estaba en uso de la cambuca por lo regular se jugaban a los 500 tantos o palos en realidad no se ganaba nada pero el juego era entretenido, también s jugaban a las bolas de cristal o canicas, y si había oportunidad se entraba a la calera de Ulises y se cogía un poco de cal para hacer bombas y tirarlas a los contrincantes de otros barrios, (que acaso pensaban que solo jugábamos a la cambuca).

Vamos a pasar la calle Parada y Cisneros y entremos en la tienda de Ramón el chino era un mostrador largo de madera forrado de acero galvanizado, Ramón era un chino jovial y atento devoto de Santa Barbará y San Lázaro y allí solíamos hacer algunas compras de la casa por encargo de mi mama, recuerdo haber visto en el techo colgando, lecheras, y un sinnúmero de utensilios hechos de hojalata que muchos campesinos compraban en sus frecuentes viajes al pueblo, después estaba la casa de Ramón y seguidamente la casa de Tulita González y Sebastián Fernández donde también vivían María Victoria y Basilio, en la casa de esquina vivía Noé Castellanos, al frente de Tulita vivía un sastre que era miembro de la Logia de Odd Fellows Unidos, lo recuerdo por un cartel que tenía en la puerta.

Volvamos otra vez a Cisneros y Capote al lado de la panadería vivía Juana en una casa colonial con un patio hermoso lleno de matas de frutas y flores allí recuerdo haber visto por primera vez la fruta china y las grosellas, después otra casa estilo colonial y seguidamente la casa de Cesar Surós una casa moderna donde vivían también su esposa Gloria y sus hijos Cesar, Mero, y Juan, después estaba la casa de Leovigildo Gonzales otra casa del maestro Carlos Costa y le seguía la casa de las Díaz que posteriormente fue la casa de Guerta Thenembau después la casa de Yasell y otras más hasta la calle Laberinto.

Si vamos por la acera de la casa de Amargós vemos la casa de Paco Selva, la casa de los Moragues otra casa moderna y una casa de barro que hacia esquina donde vivían los Justis, posteriormente esta casa fue demolida y se construyo una casa moderna donde vivía Lucy.

Al cruzar la calle de 7 Colores esta la fábrica de Prú de Palomino y la casa de Placido el tabaquero en la esquina, luego la casa de Tomas Estrada y Eduviges donde también vivían Enrique, Paquito, Chánguele, Carlos, Andrés y uno más pequeño que no recuerdo su nombre, después estaba la casa de Joel Lobaina y luego la de Vitico, después la de Carlos Lastres hasta allí mi recuerdo de esa calle.

De la calle Pío Rosado solo recuerdo cuando la carpintería de Chú fue trasladada a un solar al lado de la casa donde tenían el taller de bicicletas los Moragues y en el frente donde Carlitos Cayamas mataba diariamente los machos o cerdos para abastecer al barrio y los chicos nos reuníamos para contemplar el sacrificio de los cerdos, de cómo se abrían y se sacaban sus entrañas y de cómo se vendían en libras o se freían para hacer chicharrones o carne fritas, de cómo se recogía la sangre para hacer la morcilla y de cómo se limpiaban las tripas para hacer los embutidos o las longanizas, (verdad que se aprende cuando se es muchacho). También veíamos como Lencho cargaba con los volantes del cine para repartir casa por casa en todo Bayamo, luego nos íbamos al lado de Memo a ver como pulía los zapatos y como le sacaba brillo a aquellas botas que le habían traído sucias y llenas de fango o nos íbamos al garaje del frente a ver como levantaban con un gato hidráulico un carro y con chorros de agua a presión le quitaban el fango acumulado, o veníamos al garaje del gallego Álvarez para ver como reparaban un motor a un carro y ver como unas gotas de gasolina en el carburador hacían mover el motor que se estremecía en el chasis del carro cada vez que se le pisaba el acelerador. Ver, mirar y conocer, esa era nuestra tarea, en eso empleábamos el tiempo, cuando no teníamos un radio MP3, o un teléfono celular, o un Walki Talkie, ni un cámara digital, o una calculadora de bolsillo, y muchos menos una computadora donde escribir estas memorias.



romanpastor@hotmail.com

Pastor Hipólito Román Borges

hipolito-2010-08-11-22-20-00

North Bergen, New Jersey 07047

La Vega del Rio Bayamo



RECUERDOS DE MI NIÑEZ: EL RIO Y LA VEGA DEL RIO


Entre los recuerdos que atesoramos de la niñez nos viene a la mente el río de Bayamo, la vega del río Bayamo, la ceiba, la ceibita, la algarroba, la peñita, el paso de las gomas, la barranca del río detrás de la Iglesia Mayor, el bote que cruzaba a los empleados para la fábrica de quesos y mantequilla La Hacienda, la chorrera, el desvío, el lavadero de carros debajo del puente de la carretera de Bayamo a Manzanillo, ver saltar los hombres y muchachos desde el puente de hacia el río, verlos saltar desde el puente del ferrocarril hacia río, el recodo detrás del edificio de Pedro Iglesias, la estancia de los chinos detrás del Colegio Divina Pastora, los cimientos de la Warren cerca de La ceibita, la bajada del río de la calle Masó por donde desembocaban las aguas del Matadero Municipal, el camino a la ceiba lleno de arbustos de piñones, balsamillo o cundiamor y achiote, la mata de mangos a 100 metros de la ceibita donde poníamos la antena de nuestro radio galena, para escuchar las estaciones de radio locales o provinciales y degustar los deliciosos mangos a la orilla del río, o aventurarnos más y subir hasta la islita y venir con un cargamento de guayabas rojas para preparar un dulce de guayaba, o una jalea en barra, o en una tórrida mañana de temporal o ciclón ir hasta La bajada del desvío y ver como el río arrastraba casas, matas, reses, puercos y personas, y subía con una furia espantosa hasta cubrir con un mar de aguas sucias todo el vasto imperio que hemos descrito, desde allí también veíamos como el salto de agua del Guamá se destacaba en la distancia con un hilo de plata que hacia desbordar los ríos Bayamo y Guisa para limpiar las vegas y llenarlas con un manto nuevo de fertilidad, así era la furia de nuestros ríos, y tan apacibles que los veíamos en los tiempos de seca.

UN POCO DE HISTORIA DE NUESTROS RIOS

Bayamo: Río de la vertiente sur, nace al pie de un estribo de la Sierra Maestra, afluente del Cauto. Su desagüe en el Cauto se realiza un poco más abajo del lugar en donde lo hace el Cautillo.

Guamá: Río afluente del Bayamo, que nace en la Sierra Maestra. Se desprende de gran altura, formando el salto llamado Chorreón del Guamá.

Guisa: Principal afluente del río Guamá, que a su vez lo es del Bayamo. Nace en la loma de la Esperanza, estribación de la Sierra Maestra, y corre hacia el norte, regando haciendas y fincas hasta su afluente. Pasa rozando la falda de la sierra de su mismo nombre.

Como podemos ver, el río Bayamo tiene una extensión aproximada de 87 kilómetros y en su recorrido es alimentado por diversos ríos y arroyos, en esa época de 1950 el río Bayamo tenía un gran caudal de aguas que lo mantenía limpio y en constante movimiento.

MI PRIMER RECUERDO DEL RIO

El primer recuerdo que tengo del río fue cuando mi hermano Santos, me llevo a bañarnos un día allí, sería un día de mucho calor y los chicos del barrio salimos en comparsa junto a los mayores hacia el paso de las gomas o la bajada de la calle Corojo (luego Adriana del Castillo), en realidad este lugar era bueno, era el lugar preferido de las lavanderas de Bayamo para lavar sus ropas, era una chorrera baja y sin mayores problemas, allí también se lavaban los carros, pues en Bayamo no existían todavía los car-wash (época de 1946 a 1947) y el tiempo que pasamos allí fue fabuloso, al regreso mi hermano me dijo, no digas que fuimos al río, y yo pregunté, ¿esto del río, a los de calle se les puede decir?, y mi hermano me dijo si pero a los de la casa no. Esto me lo decía para que no dijera nada en la casa, ya que en la casa no nos permitían ir al río. Como yo no entendía muy bien todavía lo que me había dicho le dije, ¿pero a los de la calle se les puede decir?, sí a los de la calle si se les puede decir, me dijo mi hermano. A la hora de la comida yo dije en medio de la mesa, yo sé algo que a los de la calle se les puede decir pero a los de la casa no. Parece que nadie me escuchó. Y entonces yo lo repetí con más fuerza mirando hacia mi hermano Santos que ya estaba saliendo de la casa a todo correr como alma que lleva el Diablo. Fue entonces que mi mamá me apretó los brazos y me dijo que es lo que tú sabes que a los de la calle se le puede decir pero a los de la casa no, y entonces yo inocentemente le dije: que fuimos al río. Demás está decir que la pela o el castigo se lo dieron a mi hermano Santos cuando regresó a la casa.

La otra vez que recuerdo haber estado en el río fue con otros amigos y al estarme bañando sentí un fuerte dolor en el pie. Cuando lo levanté vi que estaba manando sangre del dedo grueso del pie derecho, casi cercenado por el fondo de una botella rota en el río. Recuerdo que me llevaron a la Casa de Socorros de la Calle Pío Rosado, allí me cosieron el dedo con 4 puntos de metal que me dolieron más que la propia herida. Al otro día ya estaba volando en fiebre y mi mamá me llevó a la consulta del Doctor Salustiano Leiva Burgos, éste me quito los puntos, me aplicó un antibiótico y me dejó que la herida sanara sin puntos. Recuerdo haber estado como dos semanas sin ponerme zapatos.

LA VEGA DEL RIO

La vega del río era toda una vasta extensión que había en las dos orillas del río, y allí había árboles frutales de todo tipo, principalmente guayabas, mangos, naranjas, limones, anoncillos y una gran variedad de árboles que se mantenían en la vega. Allí también era donde los cocheros y carretoneros llevaban a pastar sus bestias y también había vacas de algunos vecinos de la zona. Los Boy Scouts usábamos la vega del río como lugar de entrenamiento y en sus predios hacíamos campamentos nocturnos los sábados donde permanecíamos haciendo fogatas y entonando himnos hasta que ya llegaba la hora de dormir en nuestras casas de campaña.

LA CEIBA

La ceiba era posiblemente lo que nuestros ancestros llamaran el árbol del Bayam, un árbol simbólico por el cual nuestro pueblo toma su nombre según algunas leyendas, era un árbol milenario según tengo entendido, muy frondoso y sus semillas se esparcían por medio de un copo de algodón a kilómetros de distancia según las llevara el viento. Varias personas no podían abarcar su tronco en derredor y en sus raíces y tronco muchas personas practicaban ritos de santería o de magia negra, dejando muchas veces sus óvulos que otras personas con menos creencias sustraían. Estar a la sombra de la ceiba era algo sorprendente se respiraba, paz, armonía, tranquilidad, además se podía contemplar la majestuosidad de nuestro río Bayamo pues allí precisamente hacia el río su recodo. Producto de los fuegos que se le prendían en su tronco para realizar trabajos de santería este milenario árbol se vino abajo en la década del 1970.

LA CEIBITA

La ceibita estaba situada como a 300 metros de la Ceiba Mayor, era el lugar de reuniones de la Tropa numero 3 de los Boy Scouts de Bayamo, todos los sábados al medio día levantábamos el campamento en ese lugar y desde la ceibita hasta la mata de mangos extendíamos la antena de un radio Galena o un radio de Germanios, también allí hacíamos los ejercicios de nudos, salvamentos, primeros auxilios y cuanto se le pudiera enseñar a un chico para que en el futuro se convirtiera en un hombre de bien. También recolectábamos la leña para la fogata de por la noche donde siempre entonábamos cánticos de alabanzas e himnos de victoria; también en el medio de la fogata se hacían escenificaciones artísticas, o actos relacionados con el campamento, se preparaba la cocina y la comida para todos los presentes, el agua se traía del río que estaba como a 300 metros de distancia en cubos de lona, los baños eran en el río en la famosa peñita donde yo di mis primeras clases de natación obligatoria.

LA ALGARROBA

La algarroba era un árbol que estaba en un recodo como a 300 metros del desvió, era una árbol bien grande y de sus raíces los chicos nos tirábamos hacia el río directamente a una posa de mansas aguas, también desde sus ramas se extendía una soga que servía de trapecio para que nos tiráramos al río, su sombra hacia de este lugar un refugio para muchas personas que venían a disfrutar de sus aguas en días de calor. Cuando yo salí de Cuba en 1980 todavía este árbol era famoso entre los bañistas de Bayamo.

LA PEÑITA

La peñita se encontraba casi frente a la ceiba en medio del río, era un montículo de granito de aproximadamente dos metros de alto sobre el agua y por la parte de atrás se llegaba fácilmente, al frente tenía una olla de tres metros de profundidad pero también tenía un remolino de aguas lo cual resultaba peligroso para los que no sabían nadar. Cuando se salía de la olla y del remolino venía una chorrera por lo cual el bañista salía sin problemas, el remolino se formaba al pasar el agua por las paredes de la peña y formar un embudo en la salida.

También había otra peñita en la barranca del río detrás de la Iglesia Mayor de similares proporciones a la anterior en esta peñita se daban premios cuando las famosas fiestas de Reyes a los nadadores o clavadistas que desde allí se tiraban.

EL PASO DE LAS GOMAS

El paso de las gomas era más que nada un paso a nivel del río donde pasaban los camiones y autos rumbo a La Hacienda por un camino vecinal, era una chorrera de piedras y el nivel de aguas era muy bajo se usaba mucho también para limpiar autos y camiones pues en esa época en Bayamo no existían lugares para limpiar los carros y sólo el río se ocupaba de realizar ese trabajo, luego sí existieron garajes dedicados a la limpieza a presión de los carros por debajo y esta práctica de lavar carros en el río fue desapareciendo. En el paso de las gomas también llegaban las lavanderas bien temprano a lavar ropas que les encargaban y eran tendidas sobre las matas y arbustos al ardiente sol que de inmediato las secaba. Yo recuerdo haber usado el paso de las gomas infinidad de veces para ir a La Hacienda en bicicleta a buscar la leche que de la casa de Belkis Borges nos proporcionaban.

LA BARRANCA DEL RIO DETRAS DE LA IGLESIA MAYOR

Esta barranca hoy le llaman el Malecón de Bayamo, pero antiguamente se le conocía como Barranca de la Lisana. Yo recuerdo muchas veces haber bajado por sus estrechos e inclinados caminos hasta la orilla del río. Allí también se cogía el bote que por 5 centavos nos cruzaba el río hacia La Hacienda, el regreso siempre era de gratis sólo se cobraba una ida, la profundidad del río en esta parte era considerable.

LA CHORRERA

En el río había varias que eran usadas por los bañistas pues era el lugar ideal para refrescar, si usted era poseedor de un cubo de mangos toledos puede decirse que pasaba el mejor momento de su vida comiendo mangos en una chorrera del río Bayamo.

NOTA ACLARATORIA

Cabe destacar que en Bayamo y en muchas ciudades de Cuba se daba en los meses de junio, julio y agosto las tardes de los martes y de los jueves como tardes de verano o Jornada de Verano, a todos los empleados del comercio y del sector publico pagadas para apaciguar en algo los calores provocados en esos meses, recuerden también que no existían todavía los aires acondicionados, estos empleados por lo regular formaban sus grupos en algún lugar del río haciéndose muy popular el desvío.

EL DESVIO

A raíz de la demolición del puente de la carretera de Bayamo a Manzanillo, que era una armazón de hierro de una sola vía, para construir un nuevo puente de concreto de dos vías, se construye el puente del desvío y la carretera que lo une a la carretera de Manzanillo. Primeramente fue una estructura de madera de una sola vía, pero que daba el servicio necesario, además acortaba el viaje en 8 kilómetros por lo que tuvo una gran acogida, este puente era provisional mientras se construía el nuevo puente Bayamo a Manzanillo, sin embargo este desvío tuvo que ser ampliado y mantenerse en servicio pues así lo requerían las nuevas inversiones, en el desvío se comenzaron a dar fiestas y chapuzones y los lugares de recreo llegaron hasta la algarroba o se ampliaron mas por toda la orilla hasta la atura de la calle Masó que tenía una bajada, en lo que fueron los cimientos de la Warren se levantó un motel con muchas comodidades para los usuarios. Pero un día comenzó a llover y no paraba, y el río comenzó a crecer, todo quedo hecho un mar de aguas, la carretera fue cortada en varias partes, el motel desapareció, sin embargo los cimientos de la Warren allí están firmes, sin moverse, 80 años han pasado y se mantienen, el desvío tuvo que ser reconstruido, pues el nuevo puente de la carretera de Bayamo a Manzanillo sufrió el embate de la crecida del río y tuvo que ser demolido nuevamente, ya hoy todo ha cambiado pero todavía mantenemos el recuerdo de aquel desvío de palos de madera enterrados en el lecho del río.

OTRO LAVADERO DE CARROS

Otro lavadero de carros que recuerdo es el que estaba debajo del puente de la carretera de Bayamo a Manzanillo, pues era una parte baja del río y era fácil llegar a ese lugar por medio de un terraplén que había a un costado de la carretera, desde allí podíamos observar cómo se tiraban los expertos nadadores desde el puente hacia el río que tenía una gran profundidad, también se tiraban del puente del ferrocarril en momentos en que pasaba el tren a manera de un espectáculo. Según me cuentan muchos de estos nadadores se tiraban cuando les tiraban dinero en plata al río y ellos lo recuperaban del fondo del río.

EL RECODO

En realidad es una parte muy linda y una vista hermosa que se veía desde el edificio de Pedro Iglesias. Desde El Recodo del río Bayamo allí se contemplaba la ceiba y toda la vega del río Bayamo.

LA ESTANCIA DE LOS CHINOS

Si en algo tenemos que agradecer los cubanos a la inmigración de los chinos en Cuba es precisamente la constancia del trabajo desarrollado en las estancias y hortalizas de cada pueblo, en Bayamo teníamos varias, pero hoy me voy a referir a la que estaba en la vega del río, precisamente detrás del Colegio Divina Pastora o Escuela de las Monjas, bajo la sombra de la ceiba se extendía una de las hortalizas más grandes de la zona, en canteros perfectamente delineados y muy bien cuidados, crecían las más variadas legumbres, cebollas, ajos, espinacas, zanahorias, lechugas, nabos, acelgas, rábanos, repollos, tomates, ajíes, pepinos, calabazas, en fin todo cuanto nosotros pudiéramos imaginar para la cocina estaba allí sembrado y al otro día muy temprano lo teníamos frente a nuestra puerta, todo esto procedente de la milenaria tierra del Asia y regado con las aguas de nuestro río Bayamo. Cabe destacar que esta hortaliza no desaparecía con las crecidas del río pues estaba en una parte alta de la vega del río a donde las aguas casi nunca llegaban.

EL MATADERO MUNICIPAL

Muchas veces antes de entrar a la escuela que estaba en el edificio del Cuartel de Bomberos, (yo no sé por qué motivos fui a dar yo a esa escuela) nos íbamos un grupo de alumnos al Matadero Municipal que estaba en la calle Máximo Gómez y Masó a una cuadra de distancia para ver matar las vacas, en realidad era un acto repugnante que no volví a ver, pero lo que les iba a contar era el desagüe del matadero, iba directo al río por una zanja paralela al camino de la ceiba, era una zanja descubierta y se veía como la sangre y excrementos de las vacas viajaban en las aguas sucias que salían del matadero, todo aquello caía en el río que desde mucho antes ya comenzaba a cargar desperdicios y hacían del río un lugar insalubre. También en la bajada de la calle Masó o barranca de la Luz como se le conocía antiguamente, había un desagüe que descargaba aguas sucias de la ciudad y que también iban a dar al río, igual ocurría con el desagüe de La Guariana, donde miles de galones de aguas sucias se descargaban por minuto, de túneles y tubos soterrados en las calles Pío Rosado, Zenea, Avenida de Castro y otras calles más, lo más trágico fue cuando el Hospital Carlos Manuel de Céspedes Descargaba sus desechos y aguas negras en el arroyo Manegua antes de llegar a la estación de bombeo de agua de la ciudad de Bayamo que estaba al final de calle General García y Bayamo sufre una de la epidemias más graves de fiebre tifoideas que se tiene noticia en la Historia, según hemos visto ya todo se ha solucionado. Estaciones de bombeo se encargan de llevar estas aguas a lagunas de Oxidación como las del Hospital Carlos Manuel de Céspedes, y las demás están siendo tratadas para que el río Bayamo sea nuevamente un río limpio y sin riesgo de enfermedades.

Según hemos leído en la actualidad Bayamo se surte de pozos de agua que están en el Almirante y desde allí el agua es bombeada directamente a la población.

También el río Bayamo ha sido saneado y los bañistas gozan de un lugar para refrescarse llamado el Chapuzón donde pueden adquirir comidas y bebidas.

Otra estación de bombeo que sacaba el agua del río Bayamo era la de la Compañía Nacional de Alimentos o Fabrica Nestlé la que contaba con un sistema de tratamiento y purificación de aguas para su consumo y un sistema de tratamiento de aguas negras para ser vertidas en el río nuevamente, de modo que las aguas que se vertían por parte de la Nestlé no contaminaban el río Bayamo.

LA ISLITA

Para llegar a la islita había que subir por la orilla del río hasta lo que es conocido hoy día por la Lavadora de Arena, también se podía ir por la parte de arriba del barrancón, cuando se iba a la islita se llevaban sacos para traerlos cargados de guayabas rojas, ese era el motivo del viaje a la islita donde había miles de matas de guayaba, jugosas, tiernas, dulces, apetitosas, cargábamos la cantidad que podíamos traer ya que era difícil cargar más de la cuenta, a veces salíamos al camino del almirante para ver si había algún carro que nos trajera al centro del pueblo, de esa forma el viaje era más llevadero, en realidad la islita era un paraíso. Los Boy Scouts muchas veces acampábamos allí en excursiones que hacíamos semanalmente pues no siempre era en la ceibita, donde hacíamos el campamento, muchas veces variábamos y en ocasiones el viaje lo iniciábamos el viernes en la tarde cuando nos íbamos hasta las cuevas de Santa Bárbara. Las guayabas que traíamos las convertíamos en cascos de guayaba, en mermelada y en jalea que es la popular mecha, todo eso lo hacíamos nosotros mismos los muchachos, quizás asesorados por algún mayor en la casa de Andrés Estrada que era el jefe de la Patrulla Tigre de los Boy Scouts o también en mi casa donde había facilidades para hacerlo, estas guayabas rojas eran el producto de nuestro río Bayamo.

Miles de recuerdos más tengo en mi mente, pero sería imposible ponerlos en una noche, cuantos recuerdos tengo de mi río, de ese río caudaloso y profundo que conocí, donde también llevaba a mi hijo William para que tirara piedras en el río y donde un día antes de salir de Cuba depositamos una jicotea que era su mascota y que tal vez si no se la ha llevado una creciente todavía este esperando nuestro regreso.



Pastor Hipólito Román Borges

romanpastor@hotmail.com

north bergen julio 31 2010

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La guariana



LA GUARIANA DE BAYAMO


Estando hoy en una comida de nuestra logia de OOD-FELLOWS se nos acercó nuestro hermano Lázaro Díaz para hablarnos de la Guariana de Bayamo, basado en los conocimientos que él tiene de ese lugar o por referencia de hermanos que le han contado que vivían cerca de la Guariana. En realidad el hermano Lázaro no conoce nada de allí pues él nació en Manacas donde sólo había un apeadero para vender panqué y café con leche. El hermano Lázaro conoce la Guariana por referencias de Mario Hidalgo o Rafael Rosales que vivían cerca, también yo era de ese barrio y siempre le hablamos que éramos de la Guariana, El no sabe que la Guariana era un desagüe de aguas negras de la ciudad de Bayamo, tres túneles subterráneos que venían por las calles Zenea, Pío Rosado y Avenida de Castro, desembocaban todas sus aguas en aquel lugar donde abundaban las ratas, las cucarachas y demás insectos del ambiente. Era un agua sucia y maloliente que seguía su rápido curso hacia el río de Bayamo y seguir contaminando sus aguas que ya de por sí venían contaminadas desde otros desagües del pueblo. Cuando llovía el torrente de agua era inmenso y era cuando el ambiente era más limpio.

Al lado de este lugar se construyó el famosos bar de Lala que funcionaba las 24 horas y era atendido por lindas muchachas, quizás por eso es que Lázaro conoce más de la Guariana. Más abajo del desagüe el dueño de los almacenes de ropa el Bazar construyó una casa muy hermosa pero no tenemos idea si el olor de las aguas llegaba hasta la casa.

Mientras tanto las aguas seguían su rápido curso hacia el río que las esperaba generoso para purificarlas; así es la historia de nuestra Guariana, donde también jugamos y exploramos los túneles hasta muy adentro, junto a las ratas y sin tener en mente que esas aguas eran el desecho de un pueblo; también caminamos por las riveras hasta la orilla del río donde se producía la desembocadura de las aguas sucias. Han pasado 60 años y los anticuerpos que en esa época adquirimos nos permitieron llegar hasta hoy para escribirles estas historias.



Pastor Hipólito Román Borges

romanpastor@hotmail.com

hipolito-2010-15-21-02-00

North Bergen, New Jersey, 07047