jueves, 8 de abril de 2010

Vendedores Ambulantes

Plaza del Himno. Bayamo.



Hoy, estando reunidos mis hermanos y yo en la casa de mi mama,
recordábamos cuantas personas eran populares o muy conocidas en
Bayamo, desde los más humildes, hasta las personas más influyentes
y a la mente nos venían recuerdos de los años 40 y 50, por no ir mas
lejos, yo de mi parte recuerdo los vendedores ambulantes.

EMILIO, era un jamaiquino que vendía anoncillos, o mamoncillos, mangos,
limones, naranjas, anones, guayabas, y frutas de la estación.

ROSENDO, un haitiano que montado en un caballo y diciendo estribillos
populares y de doble sentido muchas veces, vendía pollos, guanajos,
lechones, guineas y animales de campo para comer.

CATALINA, la recuerdo cargando dos latas de 5 galones, vendía mondonguito
de casa en casa, para los que no recuerden, el mondonguito es la panza de la
vaca y éste plato bien preparado es una de las delicias de la cocina española
de la cual nosotros tenemos mucho que agradecer.

JOAQUIN, el chino que con dos palanganas cargadas de vegetales eran
distribuidos temprano en la mañana a la gran mayoría de la población
bayamesa, la imagen típica de un chino cargando estas palanganas con
un palo atravesado en el hombro todavía está latente en nuestra mente.

TATI, que todo el día nos deleitaba con la venta de sus dulces y rosquitas,
especialmente en las paradas de ómnibus interprovinciales, y en la estación
de ferrocarriles, donde se ofrecía el dulce típico de Bayamo, Tati no solamente
era el único vendedor de dulces, recordamos a varios, que portando un cajon
de madera y cristal ofrecían estas dulces tradiciones bayamesas, llamadas
también Granjerías Bayamesas.

PESCADOS, Había varios chinos que nos distribuían el pescado fresco en la
puerta de la casa pero que ahora sus nombres escapan a mi memoria, sin
embargo para mi tienen un reconocimiento especial, pues esas cajas
llegaban en el primer tren de la mañana desde Manzanillo y rápidamente
eran distribuidas en el pueblo antes de que el hielo se derritiera.

CUQUIN, que en un carrito pequeño nos traía el café el IDEAL a la puerta
de la casa y que muy pacientemente me dio mis primeras clases de manejo.

PANADEROS, eran muchos, los que dos veces al día nos traían el pan fresco
montados en una bicicleta, a la misma casa, para los que teníamos la dicha
de vivir a media cuadra de la panadería de Panchito Selva Cisneros las
emociones eran diferentes, todavía recordamos el olor a pan caliente
saliendo del horno.

HIELO, para los que no tenían refrigerador los hermanos "BRON" (así los
recuerdo) vendían hielo en bloques dentro de un carro tirado por caballos.

CARBON, para los que no recuerden cuando en su casa se cocinaba con carbón
muchos CARBONEROS recorrían las calles de nuestro pueblo vendiendo
de puerta en puerta tan necesario material combustible también en
carretones tirados por caballos, un cubo de carbón costaba 5 centavos.

LECHERO, es muy importante el lechero, nos trae el precioso liquido que ha de
servir de desayuno a los chicos antes de ir a las escuela y a los mayores antes
de ir al trabajo, por lo regular cada barrio tenía un lechero especifico.

TELAS, vendedores de telas, un día determinado en la semana se aparecía en
la puerta "EL MORO" con dos muchachos cargando bultos de telas en la
cabeza que presurosamente eran desempaquetadas y mostradas para ser
vendidas al crédito y con las mayores facilidades de pago posible.

CARNE DE CERDO, por lo regular en todos los pueblos había una persona
dedicada a sacrificar puercos y Bayamo no podía ser la excepción, "CARLITOS
MATA MACHOS" era la persona indicada y la más conocida, temprano en la
mañana se sacrificaban los cerdos que de inmediato se ponían a la venta
dependiendo de la oferta y la demanda, si no se vendía la carne, se procedía
a freír la misma y venderla como carne frita, manteca y chicharrones.

Como ven, he tratado de rememorar algunas estampas de nuestro querido
pueblo, me he apartado de la Ceiba, del Parque, de la Iglesia, de nuestro
caudaloso rio, para traerles recuerdos de nuestra mente, para que cuando
estén en un supermercado y vean todos los productos que allí se exhiben
muchos recuerden el nombre de todas estas personas que en un momento
fueron VENDEDORES AMBULANTES

PASTOR HIPOLITO ROMAN BORGES
romanpastor@hotmail.com
hipolito-2004-03-30-12-25-00
=

Toby


Hoy llega de nuevo a nuestra mente el recuerdo de Toby; Precisamente veíamos un programa de televisión referente a perros y su recuerdo nos embargo a todos, lo veíamos correr por la casa, espéranos en la ventana, y jugar con nosotros en el patio Cuando se tiene un animal en la casa se convierte en parte de la familia y veíamos su alegría, y su tristeza cuando algún dolor nos aquejaba, así era Toby, así lo recordamos.

Una fría mañana de primavera, mi hijo William me dice que lo acompañe a ver unos cachorros de perro, él quiere tener uno, según me dice ya ha visto en la computadora el lugar donde debemos ir, realmente es lejos, pero trato de complacerlo en lo que puedo, nuestro destino la ciudad del Port Washington en Long Island estado de New York, nos fuimos en su carro, un Chevrolet Camaro en impecables condiciones.

Cuando llegamos allí me di cuenta de que aquel lugar era un centro de adopciones de animales, perros y gatos era lo que más abundaba, pero había otros tipos de animales, todos muy bien cuidados y en sus jaulas, recorrimos gran parte del centro y mi hijo se fijo en un animal que le miraba fijamente, sus patas eran gruesas y grandes para su edad en la etiqueta pegada en la jaula decía 7 semanas de nacido, Shep mix, male, brown, se veía con miedo y con frió, mi hijo me dijo, papi me llevo ese, yo asentí con la cabeza y él le dijo al empleado que quería adoptarlo, un encargado del lugar nos llevo a una sala separada donde él podía jugar con el animal durante una hora y ver si de verdad ese sería el elegido.

Si, desde el primer momento mi hijo se dio cuenta que ese animal era el preferido, el animal fue sacado de la jaula numero 47 y entregado a mi hijo para proceder a su adopción la número 55511 control número 81158 del día sábado 26 de marzo de 1988, eran la 1 y 25 de la tarde cuando firmamos el ultimo papel de adopción.

Antes de que nos entregaran el animal tuvimos que asegurar que el perro no pasaría ningún tipo de trabajo, que estaría en contacto con personas y para mantener la demografía canina debería ser esterilizado antes de los 6 meses. Que estaría bajo el cuidado de una clínica veterinaria, que no se podía vender y solamente dar a otra persona con el previo consentimiento del centro de adopciones. Que no se podía usar para ningún tipo de experimentos, y que de ser necesario una persona del centro de adopciones podría visitarnos para ver el estado del animal en cualquier momento y sin previo aviso. Un contrato como la compra de una casa se nos hizo firmar allí, donde también se exigía una cobertura de daños y perjuicios que el animal pudiera ocasionar.

Antes de terminar ya al animal tenia nombre, Toby Román, German Shep, male, brown, una cuota voluntaria de mantenimiento nos fue solicitada $25.00 dólares en efectivo pasaron a manos del centro de adopciones y Toby ya viajaba con nosotros en el Camaro por la autopista del Long Island Express Way rumbo a North Bergen, en New Jersey.

Toby llega a su nueva casa, su nuevo hogar, de inmediato se le compro una vasija para comer y beber, una cama, alimentos especiales para cachorro, vitaminas, con el tiempo se lleva al veterinario y se le somete a la esterilización, es inscrito en la municipalidad de North Bergen y obtiene sus licencia de paseo, un collar y una correa.

A los pocos meses Toby se enfrenta con un gato en el patio de la casa y una de sus orejas le es rasgada por las patas certeras del gato, desde entonces su oreja queda un poco gacha o caída, sin embargo su odio hacia los gatos nunca se manifiesta, tampoco nunca Toby agrede a nadie, y siempre se muestra muy cariñoso con todos.

Desde el primer momento, Toby se gana el cariño de todos comienza a desarrollar un cuerpo robusto y grande con el tiempo llega a pesar más de 100 libras, las ventanas del portal son reforzadas con plástico, pues cada vez que una persona extraña toca a la puerta el asoma su cabeza y miles de ladridos salen de su garganta, ya es un perro adulto y en las nieves del primer invierno deja las huellas de sus patas, corre, salta, brinca, juega, cuida de la casa con un celo salvaje, y cuando William llega de la universidad, siente su carro en la calle y comienza a ladrar para que se le abra la puerta, el pastor alemán demanda atención.

Cuando yo llego del trabajo, rápidamente me trae su correa para que lo saque a pasear a la calle, igual hace con Kenya y con William, el sabe que tiene que salir con correa y se divierte dándole la vuelta a la manzana, jalando de la correa, orinado en cada mata, dejando su rastro por todo el camino, y entrando tranquilamente en la casa cuando el paseo ha terminado, allí vuelve y se echa debajo de la escalera, en su rincón favorito, mirando a Matilde como cocina y como le da solícitos cuidados. Matilde se encarga de su alimentación y cuidados de limpieza también.

Toby se come los mejores manjares de la mesa, espera pacientemente que uno se siente a comer y sentado frente a uno captura todo lo que se le da de comer, semanalmente 20 libras de pollo son cocinadas especialmente para él, libras de picadillo, o carne son devoradas por sus mandíbula, los huesos son su alimento favorito.

Para los fines de año, el día de Navidad, o la Noche Buena, Toby, como todos, espera su regalo junto al árbol de Navidad, el sabe que allí hay algo para él, lo ha olido, pero sabe también que no se toca hasta un día determinado, ese día cuando se le entrega el regalo, lo habré con su boca y encuentra su sorpresa también, Noris se ha encargado de que todos tengan regalos y el de Toby no puede faltar.

Los fines de semana, William se lo lleva a pasear, a correr, a la playa, a los parques, así Toby va creciendo y se va poniendo viejo, pasan 15 años y comienzan los achaques, las enfermedades, ya sus oídos no escuchan y sus ojos no ven, su cuerpo está cansado, hasta que llega un día que ya no come, y lo que come todo lo vomita, ya no se puede mover, y junto con el fin de año Toby se nos va de las manos, el día 30 de diciembre del año 2002 se solicitan los servicios del centro de veterinaria para que Toby duerma en paz, en esta ocasión como el día de la adopción William da su aprobación al ver que ya Toby no se sostenía en pie.

Para el perro que nos acompaño durante 15 años, nuestro tributo en este día, cientos de fotos, decenas de videos y recuerdos quedan con nosotros, hoy también este pequeño escrito.

Pastor Hipólito Román Borges
North Bergen Junio 24 de 2006
romanpastor@hotmail.com
hipolito-2006-06-24-12-50-00

=

Tesoro del Atico

Tesoros del Atico


Tercera semana del mes de mayo, sábado, 8:30 de la mañana,
un corto viaje de siete millas nos lleva a uno de los parqueos
del estadium de los Gigantes, en New Jersey. La mañana es fresca,
el día agradable, comienza la gran temporada de flea market (mercados
de pulgas), garage sale, yard sale, ventas de ocasión, limpieza
de basement o como lo quieran llamar. Es el momento en que las
personas limpian sus casas y quieren deshacerse de todo lo que
tienen y ya no usan. Estas cosas han permanecido en el ático por
espacio de un año y no se les ha dado ningún uso, y lo llevan al
gran estacionamiento del estadium para venderlas, muchos son
negociantes que tienen un puesto fijo todo el año, no importa si
llueve, truene o relampaguee, si hace mucho calor, o si el frío es
intenso, o la nieve cae en blancos copos que cubren el suelo, ni
siquiera la caída de las torres gemelas por parte de terroristas pudo
hacer cerrar este mercado, el año entero el mercado de las pulgas
está abierto miércoles y sábados de nueve de la mañana a cuatro de
la tarde.

Los que llegan temprano encuentran parqueo, la mejor época
es de mayo a octubre. En un lugar donde se pueden estacionar diez
mil autos, es difícil, a las once de la mañana, encontrar un lugar
donde estacionar el auto, por eso yo prefiero llegar temprano. Este
es mi objetivo de hoy y durante tres horas o más, será mi deleite,
mi punto de observación, mi momento de soledad y recuerdos, es
el lugar donde mi mente se remonta al pasado.

El mercado ocupa el espacio de uno de los parqueos y los pues-
tos están delineados en diez calles con un largo total de más de dos
mil metros. Si hablo de este mercado es porque lo visito frecuentemente,
pero también podíamos hablar de muchos otros que atraen
nuestra atención, pero ahora nos referiremos a mi preferido. Este
mercado situado en lo que se conoce como Meadowland, tiene tres
entradas y se paga un dólar para ser admitido a él. Lo cobra la
dirección de el estadio y es para cubrir gastos de mantenimiento y
empleados. En los meses del invierno crudo la entrada es libre,
también los miércoles cuando la afluencia de público es menor.
Las dos primeras calles están ocupadas por los tesoros del ático, así
lo hacen saber los carteles con flechas que nos llevan directamente
al comienzo de nuestra aventura sabatina.

¿Qué tiene un mercado de pulgas? Como les dije antes comenzamos
por las calles donde se aglomeran los vendedores de antigüedades
o de objetos sin valor. En largas mesas o dispersos por el
suelo, se pueden encontrar los más variados objetos que fueron
rescatados por expertos vendedores de la materia; acá todo es de
uso y es posible que hasta se encuentre en malas condiciones, pero
hay algo que nos hace acercar a cada objeto, examinarlo, tocarlo,
hacerlo funcionar, y recordar cómo ese quinqué antiguo que está
en una mesa fue un día la llama que iluminó nuestra casa, o cómo
esa insignia fue llevada por nosotros cuando éramos Boy Scouts,
vemos como un radio antiguo de tamaño gigante nos hace recordar
el de un vecino nuestro, y nos asomamos a la parte de atrás y
nos parece increíble ver cuántos bombillos, resistencias y
condensadores hacían falta para sintonizar una sola estación de
radio en los años 40.

¡Cuántas cosas más podemos ver! Una lata de clavos de herraduras
y nos trae recuerdos de la herrería de la calle Martí en mi
pueblo natal, Bayamo, donde eran llevados los caballos para ser
herrados, en ese momento nos viene a la mente la fragua de carbón
echando llamas, alimentada por un fuelle de cuero, y ver cómo el
hierro se ponía al rojo vivo, y veo venir a un herrero que con grandes
tenazas levanta la herradura de entre el carbón de piedra y,
martillea el hierro para templarlo y que quede plano. Si seguimos
atrás en nuestros pensamientos recordamos cómo esos caballos que
son herrados tiran de los antiguos coches de la ciudad, o cómo el
hacendado del campo viene al pueblo en su brioso corcel. Aquello
también nos recuerda el antiguo sanatorio de la Colonia Española
de Santiago de Cuba, en Bayamo, donde los campesinos dejaban
sus caballos cuando ya no les permitían entrar al pueblo y tomaban
el autobús local que los llevaría al centro de la ciudad, o cómo
en ese mismo lugar esperábamos el antiguo comando, camión usado
en la guerra, que nos llevaría a Santa Bárbara, a la finca de un
tío de mi madre, para pasar una semana de vacaciones. Y nos viene
a la mente la fábrica de refrescos “Cawy” que establece su
embotelladora en ese mismo lugar, donde, al llegar al poder la revolución,
son fusilados a la vista pública varias personas de la ciudad,
y más tarde levanta en las instalaciones de esa fábrica de refrescos
una embotelladora de leche pasteurizada para consumo local.

Es entonces que aquella lata conteniendo clavos de herradura se
convierte para nosotros en recuerdos e historias.

Seguimos nuestro recorrido y encontramos cuadros antiguos,
con marcos más antiguos todavía, y nos vemos de pronto en la sala
de nuestra casa escuchando alguna música y viendo los que colgaban
de nuestras paredes.

Si encontramos algo que nos gusta, preguntamos el precio, sólo
por preguntar; si el precio es una ganga lo compramos de inmediato
si lo encontramos caro lo dejamos sin hacer ningún comentario.
Si está caro y es algo que apreciamos comenzamos una plática
de remate y solicitud de rebajas, el vendedor pone un precio y
nosotros hacemos una oferta, el vendedor vuelve a poner precio y
nosotros, si lo encontramos correcto, hacemos una nueva oferta o
mantenemos la oferta inicial. Con el tiempo hemos aprendido que
nunca se debe pagar el precio solicitado a menos que sepamos que
estamos comprando una ganga, en fin de cuentas sólo estamos
pasando el rato o entreteniéndonos en una mañana soleada; volvemos
a poner el artículo en su lugar si entendemos que el valor no
es el adecuado. El vendedor vuelve a levantarlo y nos muestra las
propiedades del artículo, y hasta nos relata su triste historia ha-
ciéndonos todavía una nueva rebaja, pero no la solicitada por nosotros.

Cuando sé lo que busco, también sé lo que debo de pagar.

Me detengo en una vitrina que exhibe unas insignias y, entre
un montón, reconozco dos de la Independiente Orden de Odd
Fellows; una es de la 71ª Sesión Anual de la Gran Logia de
Pensylvania, celebrada el 15 de mayo de 1894; la otra es roja y se
destaca entre todas las otras más desgastadas, es de la celebración
del aniversario de la Logia Minerva Nº 224 de Philadelphia, el día
26 de abril de 1869. Desde que las veo sé que las voy a comprar
para regalarlas a un hermano que las colecciona, miembro de la
Logia Friends, de New Jersey, y la cual visitamos todos los años.

Pregunto el precio. Cincuenta dólares cada una, dice el vendedor.
Las miro y veo su autenticidad, y las vuelvo a poner en su lugar.
No es bueno mostrar mucho interés por las cosas, y me pongo a
ver otros artículos. Ya me retiro y el vendedor me invita a que las
compre. Le digo que el precio no está en mi presupuesto. Me dice
que ofrezca y le digo: cinco dólares por cada una, y ni siquiera veo
su cara. Hago como que me retiro y me dice: cuarenta por las dos.
Le digo: veinte por las dos, y la transacción queda efectuada. Entrego
un billete de veinte dólares y recojo mis dos insignias que si
hubieran quedado allí se hubieran seguido deteriorando, creo que
para mí es una buena transacción.

No muchas personas se hubieran interesado en el artículo, pero
ese sí era algo apreciado para mí, pues conozco a la persona que las
pondrá a buen cuidado, y eso me satisface. Al llegar a mi negocio
las pongo dentro de un plástico y las sello. Para mí ha sido un buen
día en el mercado.

Nuestro paseo continúa. Nos acercamos a una mesa donde todo
está ofertado por un dólar. De entre toda la chatarra, saco una
cuchilla de cortar cartón retractable y de la marca “Stanley”, la veo
y le entrego el dólar a la persona que cuida la mesa. Una cuchilla
como ésta cuesta en el mercado de siete a doce dólares y nunca
pierde su valor, es posible que en mi negocio tenga diez cuchillas
como ésta, pero esto precisamente, fue la tentación de una ganga,
además, el atesorar herramientas es mi pasatiempo favorito.
15 de marzo de 2003. Demos un paseo por el mercado para ver
qué es lo que vemos. Una bicicleta con ruedas de bandas blancas,
una mesa llena de talladuras en mármol y en piedra, serruchos
oxidados, serruchos pintados con paisajes tropicales; una cama de
bronce como la que tenia la tía Niña en Manzanillo, estufas de
carbón, revistas cómicas o muñequitos, una cama de hierro que
nos hace recordar la que había en el patio de mi casa, chiforrobers,
armarios, vitrinas, libros, discos, discos muy antiguos, videos, discos
compactos, un aparato de Flit de los que se usaban para matar
mosquitos, herramientas de todo tipo, llaves y cerraduras, candados,
un periódico del domingo 18 de febrero de 1934, clavos de
línea, pastas de limpiar zapatos de las marcas Benjamín, Crown,
Pocker, Corona, Kiwi, una caja de tabacos Partagás vacía, latas de
clavos, aldabas de tocar en las puertas, y me viene a la mente una
portada de la revista Bohemia cuando se dio el último aldabonazo,
y la muerte de Eduardo Chivás, en Cuba; cantinas cantimploras,
bielas de carro nuevas en su caja original, violines, máquinas de
moler de distintos tipos, máquinas de cortar jamón, trípodes de
cámaras, sakíes para la nieve, bastones de golf, pelotas de todo tipo,
punzones y picadores de hielo, ganchos para alzar un quintal de
hielo, herraduras de todos los tamaños y tipos, planchas de carbón,
bigornias, chavetas, faroles de cristal rojo, anclas, espuelas,
máquinas de coser, cañas de pescar, arpones, aspiradoras, tacos de
billar, bolas de billar, faroles y fanales, computadoras, relojes de
todo tipo, incluyendo los famosos abuelos o grandfather, herramientas
de carpintería antigua como una garlopa de madera, dagas,
sables, filtros de cerámica esposas que usan las fuerzas del orden,
brochas, máquinas de escribir —antiguas y eléctricas— un
radio transoceanic de la marca Phillips, rollos de tela, barriles, garrafones,
como los que usaba mi madre para hacer el aliñao; copas,
instrumentos musicales exóticos, ruedas de carreta, arcos y flechas,
en fin miles de artículos que uno ni se acuerda que pudieran existir.”

Mas que comprar, el motivo de nuestra visita al mercado es ver
y conocer , recordar, conocer la historia de las cosas, ver cómo una
máquina de moler maíz o café de hace setenta años todavía se mantiene
en perfectas condiciones, y cómo una lámpara de carburo
todavía está funcionando, aunque no sabemos ya dónde comprar
el carburo, tampoco el luz brillante para el quinqué que nos fascinó
al principio de nuestro recorrido, o encontrar doce docenas de
presilladoras nuevas que no se pueden usar porque el sistema no es
estándar a las presillas de hoy día, descubrir que todavía existen
cintas de grabar voz de 5 mil pies de largo, completamente nuevas
en sus cajas y sin que nunca se hubieran usado, mucho menos hoy,
que la tecnología nos permite grabar en discos compactos digitales,
ver cómo todavía una persona se empecina en vender un televisor
en blanco y negro tamaño gigante (y más cuando hay otra persona
que lo compra) cuando hoy las pantallas planas a todo color, comienzan
a inundar nuestros mercados.

Pero mucho cuidado, fíjese como un caballero bien vestido y
una dama elegante, observan con atención, por medio de una lupa,
la marca de fábrica en la parte de abajo de una plato o de una
sopera que han levantado de una mesa, se cruzan miradas y se
dicen cosas muy bajas al oído, al parecer han descubierto un objeto
antiguo o de algún valor, preguntan el precio, y si es de su agrado
lo pagan sin mediar palabras, estos son los buscadores de objetos
para coleccionistas, o coleccionistas en busca de oportunidades,
Cientos de estas personas inundan este tipo de mercado para encontrar
artículos, o deleitándose con tener en sus manos una pieza
de colección.

Otra de las cosas que se encuentran son cubiertos de plata o de
oro, alfileres, prendas, juegos de copas, vajillas completas, armas
antiguas, juegos de cuchillos japoneses, bayonetas, todo tipo de
herramientas, discos de 33 revoluciones o discos compactos a precios
increíbles, artículos fotográficos, material de oficina obsoleto,
herramientas nuevas que ocuparon los estantes de algún almacén
en remodelación, y que son vendidas por un dólar o menos. Lo
que usted no se imagina lo puede encontrar en mercados como
éstos.

Hace unos días, entre un montón de prendas de fantasía, en-
contré un anillo de oro 18 quilates por un dólar. Es posible que mi
esposa se gaste cincuenta dólares en mandarlo a agrandar, pero por
un anillo de oro yo pagué un dólar.

Pero atrasemos el almanaque y nos encontramos de nuevo en
este mercado, un día 14 de diciembre, con una temperatura de 38
grados Fahrenheit, ráfagas de viento de más de veinte millas y una
lluvia intensa. ¿Se imaginan que habría gente en este lugar? Yo no
lo hubiera creído. Pero esa mañana de sábado, cuando me levanté
en mi casa, el tiempo era verdaderamente infernal. Cinco días antes
habían caído siete pulgadas de nieve, que todavía se encontraba
en el suelo o amontonada en las orillas de las calles, y al asomarme
por la ventana que da al patio veía cómo el viento barría las pocas
hojas que quedaban en el suelo. Para poder escribir algo sobre el
tema un escritor tiene que vivirlo, y yo estaba decidido a hacerlo,
quería comprobar si de verdad habría vendedores y compradores
en el mercado al aire libre. Buena fue mi sorpresa: el mercado estaba
lleno de autos, señal de que había personas allí, serían aproximadamente
las once de la mañana y tuve que estacionar casi al final del parqueo;
los espacios cercanos a las entradas estaban ocupados y no había chance de,
tomar alguno.

Lo primero que hice fue irme a las calles conocidas, a los tesoros
del ático, fue entonces que comprobé el por qué la mayoría de
las cosas que se vendían estaban oxidadas, todas estaban expuestas
a la merced del tiempo y la lluvia, y el agua de lluvia es el agua más
corrosiva que existe.

El frío era intenso, la lluvia calaba los huesos por muy abrigado
que me encontraba, llevaba sombrilla y jacket para la lluvia, así y
todo no comprendía cómo los vendedores permanecían allí. De
pronto me vi transportado a los antiguos barrios bajos donde la
gente encendía fuegos para calentarse. Fogatas, debidamente protegidas
en tanques de cincuenta y cinco galones, ardían incesantemente
para mantener el calor, pero lo que más me llamó la atención
fue ver los pequeños barbecues con pollos asados y carnes, o
pan sólo para alimentar al vendedor, y que no formaban parte de
la mercancía expuesta para la venta. Ese día también vi cómo uno
de los puestos ardía por un fuego mal preparado delante de una
mesa.

Muchos de los vendedores tenían una especie de casa de campaña
que los protegía de la lluvia; otros sólo colocaban nylon sobre
la mercadería para que no se deteriorara; otros ofrecían lo que tenían
dentro de un van o carro que usan para transportar la mercancía,
todos se protegían de la lluvia y el frío. Si había compradores,
habría vendedores; si había vendedores los compradores
vendrían pero el mercado se mantenía abierto. Al levantar la vista
vi cómo cientos de personas, sombrilla en mano, seguían en la
búsqueda del artículo deseado.

Los objetos más codiciados son los sobrantes de guerra, y son
los veteranos los que más añoran encontrar un recuerdo de esos
tiempos. Por eso este mercado no desaparece, por mucho que lo
evitemos siempre habrá una guerra.

Si usted cree que una persona impedida no viene a estos mercados,
se equivoca, cientos de lugares de estacionamiento cerca de
las entradas son reservados para personas impedidas. Es el lugar
donde más sillas de ruedas usted puede ver, donde más ómnibus
para transportar impedidos vienen y que sólo transportan personas
mayores o incapacitadas. A los ancianos les fascinan estos lugares,
tienen de todo en sus casas pero para ellos es un reto comprar
un artículo y llevarlo a la casa. Esa es su ilusión, esa es su fantasía,
y cuando están ya impedidos, los hijos o los nietos los complacen
trayéndolos a estos lugares, les comunican a los nietos los secretos
del mercado de pulgas, y estos a su vez se sienten fascinados por las
historias. Es por eso que estos mercados no desaparecerán nunca,
porque la herencia va pasando de generación en generación. Para
estas personas mayores va dedicado este trabajo. Como un homenaje
a mi madre, que es una ferviente admiradora de estos mercados,
he escrito estas líneas.

Hoy día este mercado se mantiene abierto los miércoles y los
sábados, su entrada es libre en el invierno y todos los miércoles, de
mayo a octubre, los sábados, la entrada cuesta sólo un dólar por
persona, ¿puede usted obtener mejor placer por ese precio? Los
invito a que lo visiten. En las ocho calles restantes, pueden encontrar
objetos nuevos desde ropas, hasta las joyas más finas y a un
precio relativamente bajo. Las mejores marcas, o las mejores imitaciones,
seguro le esperan en este mercado. Si no le da la tentación
de comprar, deléitese con las frutas frescas, o las comidas que venden
o preparan allí para vender. Camarones de muy buena calidad
y langostas de Maine le esperan, embutidos italianos y pan fresco,
mercancías de remates, plantas, flores, o artículos de la temporada.

Si es época de Navidad, encontrará de todo para esa ocasión. Si es
época de Halloween, habrá de todo lo relacionado con esta fecha.
Si no lo encuentran piensen que he pasado un año haciendo este
recuento y que cada sábado he agregado un pedacito a esta historia.
No piensen que todo lo expresado aquí lo verán en un día.
Este relato, precisamente, es mi mejor satisfacción.


..............................................
Este relato lo hice para complacer a mi mama.

=

Román Camara Repair

El autor de este Blogg

El Edificio Chrysler

Hace 45 años, en un remoto pueblo de la provincia de Oriente en Bayamo Cuba, un muchacho de 14 años leía un artículo sobre el edificio Chrysler, que se publicaba en la revista selecciones en español, en el artículo se describía, como se había construido el edificio, en la avenida Lexington, entre las calles 42 y 43, era el más alto de los rascacielos construidos hasta el momento, 1928, una mole de granito, concreto, mármol, acero, y maderas preciosas, 78 pisos dedicados a oficinas de lo que entonces era la corporación Chrysler, su dueño llevo a su hijo hasta el último piso, y le dijo, contémplalo, este edificio será tuyo cuando lo conozcas bien, para conocerlo, tienes que barrerlo desde el último piso hasta el último subsuelo, entonces el edificio será tuyo, el leer aquel artículo, me fascino sobremanera, y aunque entonces no tenia los medios para viajar, me propuse que si algún día visitaba la ciudad de New York, visitaría también el edificio Chrysler, ese muchacho, era yo.

Con el correr del tiempo y los problemas políticos que se produjeron en mi país, solicite permiso para abandonar la isla, luego de 19 años de espera, pude salir de mi patria y emprender una nueva vida en Costa Rica, país maravilloso, donde estuvimos viviendo 3 años, el 18 de mayo de 1983, llegamos a los Estados Unidos el 23 de mayo por fin llegamos a la ciudad de New York, esta era nuestra meta, a los dos días ya yo estaba buscando trabajo como técnico de equipos fotográficos, campo en el cual me consideraba un profesional, comenzando a trabajar en el taller de reparaciones de cámaras llamado Japan Camera Repair donde laboramos por espacio de un mes, por problemas de comunicación y del idioma que se hablaba en este lugar que era predominantemente coreano, busque otro trabajo en la guía de teléfono, contestándome un señor en idioma español el cual me dijo que fuera de inmediato a su taller para hacerme una prueba, me dio la dirección de como llegar, y entre por un túnel directo a la estación de Grand Central, encontré el lugar sin problemas y comenzamos a trabajar de inmediato, a la una de la tarde me dijo que fuera a comer el lunch y que caminara por los alrededores para que conociera el lugar, al salir del edificio cual no sería mi sorpresa al ver que estaba en las mismas puertas del edificio que una vez me hizo soñar con esta ciudad, el edificio Chrysler, el CHRYSLER BUILDING.

Chrysler Camera para mi, fue como empezar de nuevo, aprendí a manejar maquinas de ajustar cámaras que nunca había visto, aprendí a reparar una cámara y dejarla como salida de la fábrica, ya que aplicando mis conocimientos a la nueva técnica mejoraba la calidad de mi trabajo, había comenzado una nueva etapa en la forma de trabajar que no se detendría en los próximos años pues nos habíamos propuestos avanzar junto a la nueva tecnología.

Cámaras como la Canon AE-1, Minolta X-700, Nikon F-2, Fuji 701, Ricoh XR, Yashicas FR, Olympus OM, Kodak, Pentax y muchas más, pasaron por nuestro puesto de trabajo, y dieron paso a otras de nueva tecnología, vimos como pasaba de una forma rápida la serie de cámaras de disco, también fuimos participes de su desaparición.


Entramos en la era de las cámaras de autofocus compactas, y vimos llenos de regocijo como aparecía la primera cámara SLR autofocus, la MAXXUN 7000, en lo adelante nuevas versiones llegarían al Mercado como la cámara APS, en peligro de extensión, y las nuevas cámaras digitales que prometen revolucionar la fotografía junto a las computadoras, lo que si no hemos visto desaparecer todavía, es la frase que dijera el creador de las cámaras Leicas hace mas de 85 años cuando produjo la primera cámara de 35 milímetros, HEMOS HECHO UNA CAMARA QUE PERDURARA POR LOS PROXIMOS 100 AÑOS, sus palabras, parece que se han cumplido, porque todavía queda película de 35 mm para 30 años mas.

Mi paso por Chrysler Camera dejo una huella muy bonita, todavía 18 años después encontramos vestigios de ese paso por aquel taller, el comienzo no fue fácil pues la tarea me la proponía yo mismo, yo era el que pintaba las paredes, el que limpiaba el compresor, el que barría el piso y botaba las basuras, el que hacia los deliberes a New Jersey, Long Island, Brooklyn, a todas las compañías de cámaras, era el que llevaba el carro a reparar, pues aparte del dueño Salomón Bissau, yo era el único que sabía manejar un carro de cambios mecánicos, convirtiéndome en un diestro chofer, en las calles de New York, después de cumplir con todas estas tareas, también tenía tiempo de reparar cámaras y asistir a los training correspondientes donde la relación con los ejecutivos de las compañías, fueron la base para ocupar el lugar que hoy ostentamos.

No solamente fui yo quien paso por Chrysler Camera, también mi hijo William, laboró a la par mía en aquel taller, también él empezó por abajo, limpiando y pintando los gabinetes que todavía hoy perduran en el taller de Chrysler Camera, fue allí donde el reparó sus primeras cámaras sin la supervisión mía, fue allí donde él se gano sus primeros dólares, con los que compró el primer televisor de la familia que todavía hoy perdura en su casa, para el también, mi reconocimiento en estas líneas.

Pasaron días, semanas, meses, y años, y mi presencia en el taller de Chrysler Camera, era notoria, nuevos técnicos llegaban, otros se marchaban para mejorar su futuro, también a mi me llego la hora de partir en busca de nuevos horizontes, una nueva oferta de salario, superior al que ganaría en el nuevo lugar no fue suficiente para que desistirá de mis propósitos, quería algo nuevo, con mayores posibilidades, de superación dentro del campo de la nueva tecnología, el edificio Chrysler y Chrysler Camera habían sido mi meta y mi nuevo punto de partida, había llegado el 2 de febrero de 1985, amigablemente me despedía de Salomón y de su esposa Chris, en mis futuras visitas mi presencia siempre era de júbilo y alegría.

Photo Tech (capítulo aparte) a grandes rasgos

Entramos a trabajar en Photo Tech el día 4 de febrero de 1985, mis conocimientos y mi experiencia eran de todos conocidos, nuevos training, mas trabajo y mayor perfeccionamiento de lo aprendido, Isaac Haaddic, (medio hermano de Salomón Bissau) quien unos días antes había renunciado en Chrysler Camera para ocupar el puesto de manager en Photo Tech y con el que trabaje en Chrysler por espacio de 2 años, sabía de mis condiciones de técnico y trabajador, me nombra su mano derecha y a la par laboramos durante los próximos 13 años, también William, mi hijo, labora en sus veranos escolares, adquiriendo nuevos conocimientos dentro del campo de las cámaras, paralelamente hace sus estudios de arquitectura en el Pratt Institute de Brooklyn donde se gradúa de arquitecto, puesto que desempeña actualmente.

Photo Tech sufre una serie de modificaciones dentro de su estructura interna y luego de de negociaciones es comprado por Frank Noraine quien lo administra hasta la fecha manteniendo por mi parte las asignaciones a subcontratos de Ricoh, Fuji y Nikon, adquiridas cuando Harry Frey era el dueño del negocio, estas asignaciones fueron mermando con el tiempo al desaparecer los modelos que se reparaban, en mi mente se empezaba a dibujar una nueva meta y un nuevo punto de partida, el día 15 de Julio de 1998, presento mi carta de renuncia la cual sería efectiva a partir del día 31 de Julio, el día 31 de Julio nos es ofrecida una calurosa despedida por parte de todos los que laboraban en Photo Tech, esta vez no tenía trabajo fijo que me esperara, esta vez tenía pensado emprender un nuevo negocio.

Roman Camera Repair (capítulo aparte) a grandes rasgos

El 2 de agosto de 1998, abre sus puertas, ROMAN CAMERA REPAIR, en un nuevo local en el 1021 de Paterson Plank Road en la ciudad de North Bergen, diseñado en una nueva forma arquitectónica, por mi hijo que ya era arquitecto, comenzamos a trabajar, o mejor dicho, continuamos con nuestro trabajo, pues Roman Camera Repair, fue fundada desde el día 27 de diciembre de 1987, y paralelamente trabajábamos en Photo Tech, los primeros 20 dólares ganados en aquel local están en un cuadro con una pequeña leyenda, en ese momento debíamos más de 20 mil dólares y entendimos que esos 20 dólares no se debían de gastar pues debíamos mas de mil veces esa cantidad, el negocio mejora y los primeros contratos de trabajo nos llegan de la compañía Fuji, donde necesitaban un nuevo contratista para un nuevo modelos de cámaras, en pocos días nos ofrecen también un nuevo contrato de cámaras profesionales, la seriedad, la rapidez, y la calidad de nuestro trabajo era de sobra conocida en esa compañía y poco a poco vamos adquiriendo nuevas obligaciones que cumplimos a cabalidad, nuestro taller se engrandece y nuestros negocios se complementan con el servicio de atención a técnicos en el extranjero, ya somos un taller reconocido en el ámbito internacional, clientes en toda sur América, Canadá, España, India, y Kenya en el continente africano además de el servicio de distribución de piezas de repuestos a nivel nacional en los Estados Unidos de la marca Ricoh nos hacen merecedores de muchos reconocimientos, Roman Camera Repair sale adelante.

Chrysler Camera, segunda parte

A principios del mes de mayo del año 2001, Frank Noraine, dueño de Photo Tech, donde yo labore por 14 años, me cita para que almorcemos juntos ese día, y me expone la idea de que juntos compremos el negocio de Chrysler Camera, le expongo que con mi negocio a mi me va bien, y que sería comenzar de nuevo otra vez pero que lo pensaría y le daría una respuesta en el curso de la semana, cuando llego a mi casa lo expongo a mi familia y a mi empleado de confianza Rodrigo Tobón, un silencio total parecía reinar en aquel momento, mi esposa no estaba de acuerdo, mi hijo no podía ayudarme, tenía su carrera y su empleo a media milla de distancia, sin embargo de quien menos lo esperaba surge la idea de hacerse cargo del negocio, Kenya, que contaba con un buen empleo, estaba decidida a trabajar de Nuevo conmigo, el sueño de un muchacho de 14 años volvía a renacer en mi y comenzaron los trámites para la compra del negocio, el cierre del negocio estaba programado para el día 13 de septiembre de 2001, a media cuadra de las torres gemelas, la explosión que conmovió al mundo, también toco nuestros corazones y nuestros negocios, la ciudad de New York se encontraba en un caos económico y por razones de seguridad el edificio Chrysler fue cerrado, afectando sobremanera el negocio de cámaras, no obstante la palabra de la compra estaba dada y el 7 de diciembre, al lado de las ruinas de lo que un día fue el centro de comercio mundial, se firmaron los documentos de compra del nuevo negocio Chrysler Cameras Repair Corporation.

El día 10 de diciembre nos presentamos en el Nuevo local, y nos familiarizamos con la forma de trabajar allí, nuestra primera tarea seria limpiar como lo hicimos 20 años atrás
nuevos sistemas de computadoras fueron instalados, y un registro completo de las cámaras y equipos fue puesto en funcionamiento, partes obsoletas que hacia 20 años no tenían movimiento fueron descartadas y dimos paso a nuevas formas de trabajar, poco a poco el espacio se fue ampliando a medida que pasaban los días, y una nueva imagen surgía en el local que 20 años atrás conocimos, habíamos cumplido nuestra meta, es posible que un nuevo punto de partida este por comenzar, SOLO MEDIANTE ESFUERZOS PERSEVERANTES, GUIADOS POR UNA ILUSION CLARA Y UNA AMBISION NOBLE, PUEDEN ALCANZARCE LAS CUMBRES O GRANDES REALIZACIONES DE LA VIDA.


Pastor Hipólito Román Borges
romanpastor@hotmail.com
hipolito-2002-05-19-01-25-00
=



El Ford Mustang de mi sobrino


EL MUSTANG DE MI SOBRINO


Desde muy pequeño, mi sobrino es aficionado a los carros, tan es así, que se ha convertido en un diestro mecánico, pero su pasión por los carros se concentra en el MUSTANG 98, según el, es un carro solido, seguro, estable, cuando este carro se vendió, su precio era de entre $18.000.00 a $32,000.00, era de diversos colores pero los que más llamaban la atención eran los rojos, blancos y amarillos, y fueron fabricados en 6 y 8 cilindros, con una base en su motor de 3.8 litros el V6 con 190 caballos de fuerza, 4.5 el V8 GT de una sola cabeza y opción SOC con 268 caballos de fuerza y el opcional cobra V8 de 4.6 litros de 4 cabezales y 300 caballos de fuerza, es un carro potente, no hay duda.

Este carro tiene una arrancada de 15.5 segundos en un cuarto de milla el de V6 , de 14.3 segundos el V8 GT y de 13.9 segundos el Cobra V8 en sus medidas estándar. Por más de 25 años, este carro se ha fabricado sobre su mismo chasis, proporcionado por la compañía Chassis/body-Unitized Constrution-Fox sin sufrir modificaciones de envergadura, lo que ha hecho del mismo, un carro sumamente seguro, se fabrica con transmisión manual de 5 velocidades, lo que permite al conductor una maniobrabilidad superior en calles y carreteras de mucho tráfico, o en 4 velocidades en su versión automática para un tráfico más lento, su aceleración se siente cuando desplaza sus 3400 libras de acero, plástico y otros metales cromados, y su conductor se cree estar manejando el carro de sus sueños en una versión cinematográfica de las mil y una noches moderna.


En las versiones estándar sus accesorios incluyen ventanillas automáticas, cerradura automática, control automático de velocidad programada y radio AM/FM con Casete, distancia entre ejes de 108 pulgadas, tiene frenos de discos en sus 4 ruedas, suspensión independiente en las ruedas delanteras y neumáticos de 16 x 7 como tipo base o 17 x 8 en su tipo opcional, 5 anos después, este carro, mantiene su precio en el mercado de 10 a 12 mil dólares dependiendo su estado físico y la cantidad de millas/kilómetros recorridos


Pero que hace que este carro hoy nos llame la atención, de entre todos los carros en el mercado, este es el modelo de carro que mas modificaciones puedes sufrir, para ser adaptado a una carrera o como equipo de exhibición, como carro clásico, o como un carro de recuerdos, desde que este carro se comenzara a fabricar, miles de ellos inundan las calles, avenidas y carreteras de nuestros países, cientos de ellos sufren la modificación de un corredor aficionado que lo lleva arrastrando a la carrera de English Town en la semana siguiente al día 21 de marzo, día oficial en que comienza la primavera en nuestro estado, y donde se gastan miles de dólares en modificaciones, otros más conservadores lo llevan a la escuela secundaria donde ya casi terminan sus estudios o comienzan su Universidad, donde invitan a la chica o al chico preferido a dar una vuelta en él y donde surgen los primeros romances, hoy día este es el carro de nuestros recuerdos


Este es el carro que nos transporta a nuestros días de estudiantes, y hace que la mente divague en lo infinito y nos haga soñar, como cuando éramos unos niños y podíamos decir “SOME DAY, SOME DAY”, algún día lo tendremos, algún día, así se siente la mente humana, cuando miramos algo inalcanzable pero mantenemos la esperanza de poderlo tener algún día, con esfuerzo, con trabajo, con dedicación, ponemos todo el empeño en lograr nuestras metas y un día nos vemos de pronto con este carro entre las manos y nos damos cuenta que hemos logrado alcanzar uno de nuestros objetivos, que hemos cambiado el velocípedo, la carriola, los patines, la patineta y la bicicleta, por un MUSTANG.


A este carro, nadie le llama coche, nadie le llama auto, no le dicen el carro, tampoco le dicen el chunche, ni el automóvil, a este carro le llaman “EL MUSTANG” así de simple lo identifican por su modelo, es el carro que mas admiradores y admiradoras ha tenido, una chica que maneje este auto, es de inmediato el centro de admiración de todos los chicos y se siente contenta y satisfecha de que así sea, y qué decir de un chico que ufanamente se estira en el asiento con una mano en el timón y con la otra escoge a la chica que le acompañara en el asiento de al lado para darle un ride a su casa, llevarla a una soda tapia, tener el encanto de la vista en un auto-cine, o simplemente contemplar la luna y las estrellas en un mirador del camino, es así como me lo describe mi sobrino, a él le dedico este trabajo, mas personas habrán de leerlo y en ellas también habrá un sentimiento de recuerdo por lo que fue el sueño de un niño.


Hipólito Román
New Jersey
Febrero del año 2002
Original por corregir
Pastor Hipólito Román Borges
romanpastor@hotmail.com
hipolito-2002-02-02-12-20-00
=

Volcán Irazú



País, Costa Rica

Objetivo, Volcán Irazú

Fecha, Diciembre 12 de 1980

Su nombre, Fernando Chavarría, era una persona muy alegre, y ocupaba un buen puesto en la compañía Toshiba donde se fabricaban para Centroamérica muchos productos electrónicos, tenía un carro Mazda que estaba a mi disposición cuando lo quisiera, también tenía una moto Honda de paseo muy elegante y una moto Kawasaki, un poco abandonada a la merced de las condiciones climatológicas, le hice ver que esa moto era buena y que la podía poner en funcionamiento pues se veía en magnificas condiciones, su respuesta fue, llévatela y ponla a funcionar acá tienes un casco y es tuya, para mi criterio hacer esto era un gesto de desprendimiento de su parte, me di cuenta que había llegado a un país en que las cosas cuando no tienen uso son desechadas o abandonadas, inmediatamente y con mis conocimientos de mecánica la moto arrancaba a la primera patada, me parecía maravilloso que un motor funcionara de esa forma luego de estar abandonado por meses, como era diestro en el manejo de motores me fue fácil recorrer las calles de Guadalupe y San José en aquel motor, respondía muy bien a la aceleración, y me maravillaba pasar entre los carros a buena velocidad, la moto era del tipo de moto-cross, de un color amarillo inconfundible pero se portaba maravillosamente bien.

Nuestra amistad fue creciendo, y a él le gustaba tomar fotos, y esa era precisamente mi profesión, el vio como reparaba equipos fotográficos que me traían los clientes que ya había conseguido, y se asombraba de ver nuestra hospitalidad con los paisanos cubanos que llegaban a Costa Rica, en la cochera (garage) de mi casa había una moto, que ya me serbia para desplazarme por las calles de aquel país centroamericano.

El día 31 de diciembre no pasaría desapercibido para nosotros, fuimos invitados a pasar el fin de año en su casa, con su familia, y celebrarlo al estilo tico, (expresión de costarricense), la fiesta se extendió hasta las 2 de la madrugada, a esa hora se empaqueto todo en los carros de la familia y también fuimos invitados a recibir el día en la cima del Volcán Irazú, mi esposa no quiso acompañarnos y por ende mis hijos tampoco fueron.

No podía despreciar aquella invitación, cuando sabía que saldría por Costa Rica lo primero que hice fue sacar un viejo mapa de la compañía Esso, (así su nombre en los años 50) y ver que el punto de interés de Costa Rica era el Volcán Irazú, y me propuse visitarlo algún día, mi oportunidad estaba a solo minutos de cumplirse, cámaras en mano, y ansioso por ver lo desconocido salimos hacia la autopista de Cartago, luego la carretera al Volcán Irazú, todo estaba obscuro, serian como las 3.30 de la mañana cuando llegamos a la cima del volcán, yo no veía nada por ningún lugar y solo escuchaba voces lejanas que se repetían, con ayuda de unas linternas caminamos un poco y tomamos posesión de unos bancos de campismo, el desayuno se estaba calentando en un fogón de piedra que ya ardía, pues todos los miembros de la familia sabían lo que tenían que hacer, yo solo observaba y tomaba fotos, sabía que algo iba a ocurrir en cualquier momento pero la obscuridad era total, un frio intenso nos envolvía, la temperatura estaba por debajo de los 5 grados centígrados y las gotas de rocío sobre el carro ya se habían congelado, pensé que estaba en un lugar equivocado, yo podía estar durmiendo cómodamente en el calor de mi hogar cuando de pronto todos empezaron a gritar y a mirar hacia el Este, allá, en el horizonte, la silueta de nuestro Astro Rey comenzaba a brillar, al principio muy despacio y tenue, la salida del sol más hermosa de mi vida la estaba contemplando a 4,850 metros de altura, la curvatura de la tierra era visible en el horizonte y nuestra sombra se empezaba a proyectar a 1,600 metros de distancia, en la otra pared de la caldera del volcán, ya no miraban la salida del sol, ahora mirábamos la entrada de la luz solar dentro del cráter de 1,600 metros de ancho y 3000 metros de profundidad, para mí era algo asombroso, nunca imaginado, nunca visto, las nubes que cubrían el volcán cuando llegamos, comenzaban a desaparecer, para dar paso a la luz solar, la niebla se disipaba, y entonces contemplábamos la obra de la naturaleza ya en estado de tranquilidad, vimos como una olla o caldera gigante, algo inmenso, algo indescriptible, el volcán estaba apagado y no tenia actividad volcánica, las paredes bajaban casi perpendicularmente y por primera vez me sentí trasplantado a un paisaje lunar..

Ya era de día en la cima del volcán, sin embargo cuando mirábamos hacia abajo podíamos contemplar las sombras de la noche en el valle de San José, también me di cuenta que no estábamos solos, cientos de otras familias se habían reunido para celebrar el inicio del año en la cima del volcán, después de contemplar las maravillas de la naturaleza, nos deleitamos con un típico desayuno costarricense compuesto de arroz con frijoles, huevos duros, carne ripiada, plátanos verdes hervidos, y muchas cosas de la cocina tica, luego de un suculento desayuno comenzamos la bajada a las profundidades del volcán, allí en el centro de la caldera, tome las fotos dentro de un volcán, desde el fondo podíamos contemplar algunas estrellas que brillaban en el firmamento aun con la luz del día.

Serian ya aproximadamente las 11 de la mañana cuando llegamos a la cima de nuevo y volvimos a contemplar la inmensidad del horizonte, recogimos nuestras pertenencias, y regresamos de nuevo a la ciudad de San José por una carretera que a la luz del día nos parecía extremadamente peligrosa, se había cumplido otro sueño en mi vida, habíamos llegado a una meta, comenzaba un nuevo punto de partida.

romanpastor@hotmail.com
Pastor Hipólito Román Borges
hipolito-2004-03-17-02-20-00
Volcán Irazú
=

Salida de Cuba




















En la foto un DC-8... 1958 -1972


Un avión Súper DC-8 de la compañía aérea de aviación IBERIA corretea por la pista de taxi way buscando la cabeza de la pista principal en el aeropuerto José Martí en Rancho Boyeros, La Habana en Cuba, son la 05:06 horas del día 31 de Agosto de 1980, entramos en la pista y se sitúa al centro, sus cuatro potentes motores le dan el empuje necesario para el despegue, la obscuridad de la noche lo envuelve todo, de pronto las luces de la pista comienzan a pasar, luego pasan con más velocidad y en 20 segundos el avión ya está en el aire, veo como todo va quedando abajo y el avión se eleva casi verticalmente, abajo solo se ve la obscuridad, y de momento, puedo ver como un nuevo día va renaciendo, como el sol se eleva en el horizonte y una claridad nunca vista se presenta ante mis ojos, el cielo se ve limpio, azul, azul intenso, volamos a 36 mil pies de altura y nuestro destino es el aeropuerto Juan Santa María en Alajuela en la ciudad de San José, en Costa Rica, tiempo de vuelo 1hora 25 minutos, el avión va relativamente vacio, apenas iremos 50 personas en el, entre ellas 16 monjas que venían en el vuelo desde España y como 30 emigrantes cubanos, 4 de esos emigrantes son mi familia, mi esposa y mis 2 hijos pequeños, la tripulación es de 12 personas que con increíble ligereza ya están sirviendo el desayuno traído desde España, carnes, pescados, pollos, refrescos, café, vinos, jugos, cervezas, servidos en una elegante bandeja con servilletas cubiertos de metal y una agradable sonrisa en la cara de cada tripulante.

El nombre del avión es el Alfonso Cano, avión insignia de la compañía IBERIA y que el día de hoy está haciendo su último vuelo en esta ruta pues la próxima semana será sustituido por el nuevo modelo DC-10, el avión vuela regularmente los domingos desde Madrid en España hasta La Habana en Cuba y de allí a San José en Costa Rica regresando en la forma inversa, San José, La Habana, Madrid, ya en pleno vuelo camino por todo el avión, entro a uno de los baños y cuando me dispongo a lavarme las manos un dispenser automático me ofrece un jabón Heno de Pravia envuelto en su papel original, lo tomo y decido guardarlo como recuerdo en uno de los bolsillos de mi traje pues hacia como 20 años no veía un jabón envuelto, SORPRESA, del dispenser sale otro jabón que también saco de allí y luego otro y otro, y otro más, ya en mis bolsillos no cabían los jabones yo pensaba que se acabarían como en Cuba pero no sucedió así, fui al asiento de mi esposa y se lo comente, ella tomo uno de los jabones y lo olio, pues aquel perfume nos traía gratos recuerdos de la infancia, fue entonces que comencé a darme cuenta del gran paso que estábamos dando, estábamos saliendo de una país de opresión y miserias y nos estábamos acercando a la libertad y a la sociedad de la abundancia.

Según he leído a partir de esa fecha agosto 31 de 1980, todos los aviones DC-8 y Súper DC-8 fueron retirados paulatinamente de las líneas de pasajeros para dedicarlos a transportes de carga, de un total de 556 aviones DC-8 fabricados 270 de ellos se mantienen en servicios de cargas 49 de ellos son usados por la UPS para su transportación y no piensan retirar ninguno por el momento, el ultimo avión DC-8 se fabricó el día 13 de mayo de 1972 terminando así con una producción de más de 15 años.

El DC-8 fue de los primeros aviones de 4 motores a propulsión que volaron los cielos del mundo luego de las fatídicos Boeing 707 que por fatiga del metal explotaban en el aire. los DC-8 fueron los pioneros en establecer records en la aviación comercial de velocidad, altitud y distancia a recorrer, este avión podía llevar hasta 259 pasajeros, a una distancia de 4,500 millas y llevar una carga de 52 toneladas y media, las regulaciones de ruido en los aeropuertos fueron la causa de que estos aviones se relegaran al servicio de carga, donde sus horarios de operación son más flexibles.

No hay dudas de que el DC-8 fue el precursor de la evolución de la aviación comercial de hoy día.

Datos técnicos tomados de Informaciones de los aviones DC-8 en la web.


Pastor Hipólito Román Borges
romanpastor@hotmail.com
hipolito-2001-01-16-11-45-00
=